COLUMNISTAS

Una autopesquisa necesaria

La palabra no era tan usada antes del comienzo del coronavirus.  Pesquisar, en el vocabulario, siempre fue menos popular que sus sinónimos investigar, indagar, inquirir…

Pero un buen día llegaron a nuestras casas, jóvenes con batas blancas y ojos perdidos en medio de un nasobuco que tapa una buena parte de su rostro, y se identificaron como «los pesquisadores».

Desde ese día, para comunicarnos con esos casi niños, que muchas veces ni sus nombres conocemos,  cuando  le queremos advertir de algo que se nos olvidó o preguntar por su familia o por los demás vecinos que ellos atienden, los llamamos desde el balcón, «oigan, los de las pesquisas» y ellos, sintiéndose «dueños» del apelativo, responden con una alegre sonrisa, salida de la frescura de su juventud, imposible de ocultar por una tela usada como mascarilla.

Pero quiero referirme en este pequeño comentario a una «autopesquisa», que en realidad debíamos practicar a diario: la de mirarnos por dentro, de preguntarnos, de evaluarnos cada día.

Aunque no tenga que ver directamente con la COVID-19, si están saliendo a la luz pública males que una parte de la población no ha podido eliminar.

Se trata de actuaciones negativas, ahora denunciadas públicamente —como debía ser siempre—, como la de desviar recursos, alterar precios, vivir en la ilegalidad, en fin, irrespetar las leyes y a los encargados de aplicarlas, como si su «yo» estuviese por encima del «nosotros», del «todos».

Por eso vale tanto la aplicación de la justicia y que el pueblo la conozca.

Pero, de manera muy especial, importan los muchos ejemplos de quienes cuando se autopesquisan, saben que sus actuaciones son nobles, solidarias, desinteresadas.

Son los que comparten lo que tienen, brindan los productos sacados de la tierra a centros de aislamiento, hospitales, hogares de ancianos y otros, o simplemente cumplen con venderlos a los precios establecidos. Son actores de una realidad, por suerte mayoritaria, que identifica a nuestro pueblo: la solidaridad.

Por eso los atrincherados en la desidia, la burocracia, y la falta de comunicación con el pueblo, deben practicar la autopesquisa cada día, y proponerse eliminar tan perjudicial virus, no menos temido que el SARS-CoV-2.

Solo así «seremos Cuba» y solo así tendremos más armas para combatir y vencer la pandemia, la desidia y la arrogancia imperial con sus sanciones y sus amenazas.

Foto del avatar
Elson Concepción Pérez
Periodista cubano y analista de temas internacionales. Forma parte de la redacción del diario Granma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *