COVID-19

Es arriesgado dejar que los jóvenes se expongan al virus

“Creo que debemos aprender, de una vez por todas, que un virus se expande por sus propias rutas de transmisión y no por las demarcaciones geográficas y burocráticas de los humanos. Hay que desarrollar nuevos métodos globales de vigilancia y actualizar los existentes. Estas políticas no deberían ceñirse al ámbito nacional, sino tener un carácter (…) probablemente global”, alertó el virólogo español Ramón Lorenzo, en una entrevista publicada hoy por elmundo.es.

“Dejar salir a gente joven para que se inmunice puede ser peligroso”, título del reporte, encierra parte de los resultados del trabajo del científico: el análisis de datos de secuenciación y de las rutas de transmisión del SARS-Cov-2 —en la división de enfermedades infecciosas de la Universidad Northwestern—, donde se ha consolidado como una de las referencias en Estados Unidos contra el VIH y los virus de la gripe, revela la fuente.

Al referirse a las rutas de trasmisión del SARS-CoV-2 el experto reconoce que se ha conseguido, bastante rápido, generar varios grupos de secuencias de transmisión, que generan “lo que llamamos ‘variantes’, para seguir el rastro del virus a lo largo del planeta”.

—Una, de China a Estados Unidos, a través del Pacífico. Otra, a través de Asia. Y la tercera, desde China a Europa y Estados Unidos y de regreso a Europa.

Ramón Lorenzo explica cómo mediante estos datos podemos anticiparnos para prevenir otros desastres, “con pruebas de temperatura corporal en los vuelos directos hacia esas zonas; también con test serológicos a los inmigrantes que viajan de ida y vuelta.

“Hay que ser cautos”, señala cuando se refiere a la distensión de las medidas de confinamiento. Y dice: “Por ejemplo, aquí en EEUU existe un riesgo indudable si se abre la mano demasiado pronto o si cada estado apuesta por su propia estrategia, sin tener en cuenta el análisis específico de sus datos”.

Piensa que, en la lucha contra el virus, la descentralización es muy mala, que las medidas han de tomarse a nivel local, pero los protocolos han de ser centrales. “Incluso para desarrollar los denominados ‘protocolos adaptativos’, porque no se puede actuar igual en un pueblo de Iowa que en Manhattan”.

En relación a otro tópico muy discutido en el ámbito científico, la capacidad de mutación del SARS-CoV-2, el científico asegura que lo hace con frecuencia, “pero mucho menos que el virus de la gripe o el del VIH, que muta entre 100 y 1.000 veces más”.

Y como un dato interesante añade que también es posible que surjan cepas menos virulentas, entre otras razones porque a los virus no les interesa una alta mortalidad. Más bien al contrario, necesitan un organismo que no muera para así poder diseminarse mejor.

Si conseguimos empujarle hacia zonas de peor eficacia, cuando llegue otra vez, nuestro sistema podrá enfrentarse mejor a él”.

Ante la pregunta del periodista: ¿Cuál es su postura acerca de la idea de abrir la mano con la población joven para que ejerza de vanguardia y logre la inmunidad? Ramón Lorenzo responde que es una decisión arriesgada y “aún no disponemos de datos suficientes para saber si puede funcionar”.

No podemos olvidar —subraya— que existen casos de jóvenes con síntomas muy graves, quizá por motivos genéticos. “Aún no sabemos qué sucede con pacientes asintomáticos que no generan inmunidad. Tampoco tenemos ninguna certeza de una vacuna. Especular con todas estas cosas puede ser muy peligroso y podríamos desencadenar millones de infecciones. Debemos aferrarnos a las evidencias y medir bien la ratio riesgo-beneficio.

A pesar de estas zonas de desconocimiento frente al SARS-CoV-2, el experto hace énfasis en una idea recurrente en estos días, ante cambios evidentes en la práctica de la ciencia: “nunca habíamos asistido a un esfuerzo tan grande de la comunidad científica para resolver un problema. El único precedente similar fue con el VIH, sin tantos medios como ahora.

“En un mes hemos logrado describir el receptor del virus, extraer la estructura de las proteínas y avanzamos en ensayos clínicos y de vacunas”. Y asimismo reconoce que, en otros muchos aspectos, “hay que ser más humildes y admitir que no sabemos nada”.

Por el momento —insiste—, debemos mantener las medidas de aislamiento porque funcionan y nos permitirán acabar con esta primera oleada. Luego reuniremos la información, aprenderemos de los errores y obtendremos nuevos protocolos. (Tomado de Cuba en Resumen).

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Flor de Paz
Periodista y Editora.

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