Los locutores le imprimen un sello a los programas que conducen, tanto que a veces hay espacios que pierden su nombre y entonces se les empieza a llamar como: “el programa de…”
Ellos tienen una influencia muy grande en los públicos, una influencia que a veces no se valora en toda su magnitud.
Eso lo sabe bien Oliverio Aballí, locutor del popular espacio El Familión, de Radio 26, a quien a veces le cuesta lidiar con la popularidad que el programa de participación le ha dado. Y aunque no es el locutor fundador, sustituyó tan bien a su antecesor que ya muchos hablan del “programa de Oliverio”.
Pero en estos días no hay nada de eso. No hay programas con locutores titulares, sino que los que pueden seguir aportando tienen que hacer de todo en la nueva programación, diseñada para responder a las necesidades informativas de la población.
A pesar de tener a su papá encamado, Oliverio se sumó desde el inicio a equipos de trabajo compuestos por un director, un realizador de sonido y un locutor que asumen largas tiras de revistas variadas informativas para garantizar la vitalidad de la planta radial sin que exista aglomeración de personal dentro de la emisora.
Como trabajan en una cabina con muchos objetos metálicos a su alrededor los locutores deben ser muy cuidadosos, se deben limpiar muy bien las superficies, los micrófonos y audífonos y ellos deben desinfectarse las manos a cada rato. Cuando están solos dentro de la cabina, algunos se retiran el nasobuco para que la voz salga mejor.
A Oliverio lo encontré hace días a punto de comenzar una de esas tiras de programación y aproveché para provocarlo. Al comentarle que yo creía que los locutores también merecían el aplauso del público, sonrió como si agradeciera mi deferencia, pero no lo considera así.
“La iniciativa surgió a partir de la Medicina, del esfuerzo que están haciendo los médicos en la primera trinchera, incluso arriesgando la vida muchos de ellos. Pero yo creo que el aplauso debe ser para todo el que esté haciendo desde su puesto de trabajo para combatir la pandemia y eso lo he dicho aquí cuando me ha tocado l turno de la noche”.
Y entonces me confesó para quien el creía que deberían ser sobre todo esos aplausos. “Si a alguien hay que aplaudir cada noche es a Fidel. Fidel fue el que creó el sistema de Salud, gratuito. Fidel fue el que impulsó la biotecnología, fue el que comandó la Revolución y nos preparó para enfrentar lo que estamos haciendo ahora”.
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La voz fuerte se le quiebra cuando habla de Fidel. Yo insisto. ¿Y lo que ustedes hacen no es importante? Pero él también persiste. Para Oliverio Aballí los locutores solo están cumpliendo con su deber.
“La emisora Radio 26, que cumplió hace poco 60 años, tiene una programación para todos nuestros seguidores en todo el mundo, y es la intención nuestra, de todos estos equipos que estamos haciendo un esfuerzo tremendo, de llevarles un mensaje de aliento, de esperanza, de positividad a los que están en aislamiento o trabajando.
“La emisora se amplifica en los parques, en las Casas de Cultura, en algunas cafeterías, eso es lo que hemos comprobado. Estamos haciendo lo que nos corresponde hacer en momentos como este, transmitir una programación variada con cosas de actualidad”.
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Insisto sobre la misión de los locutores en momentos como estos.
“Nuestra misión, es independientemente de que tengas un problema, de que tengas que atravesar la ciudad como es el caso mío, dar un mensaje de alegría, de que vamos a salir de esto, no derrotista, un mensaje de optimismo, de esperanza; de hacer todo lo que ha indicado el gobierno y multiplicarnos en ese sentido”.
A punto de encender el cartel que anuncia “en vivo” lo dejo con el mensaje de que “nos vemos pronto en El Familión, y en El Sauto y en todos esos lugares que ahora mismo están cerrados”.
Hoy los locutores cumplen una función esencial en la Radio y la Televisión, llevando el mensaje oportuno y resaltando la labor de otros. ¿Pero, quién habla de ellos? ¿Cómo a tantos otros trabajadores, no será justo reconocerlos también?
Hoy Oliverio se encuentra trabajando en la elaboración de propaganda, otra de sus ocupaciones dentro de Radio 26. Viene un día a la semana a la emisora y actualiza los mensajes que se reproducen constantemente para alertar a la población. Por lo lejos que vive y la dificultad que ha tenido la dirección de Transporte para ubicar un transporte que se adecue a los horarios irregulares de la radio, se ha visto imposibilitado de cubrir como locutor.
No obstante, mi aplauso, aunque a Oliverio no le guste, va para ellos también, para él y todos los que nos informan y tranquilizan detrás de cualquier micrófono en una emisora cubana. Y para Fidel, claro, porque ahí sí tiene toda la razón del mundo. Cada noche al primero que deberíamos aplaudir es a Fidel.