La Plaza de la Revolución no es un azar para las cubanas y cubanos. Varias generaciones crecieron en la mística de la cita a la Plaza: desde las grandes concentraciones con Fidel hasta los encuentros de fiesta de los Primeros de mayo.
En la Plaza se tomaron trascendentales decisiones del pueblo, en la plaza se lloraron los dolores de las pérdidas humanas por las agresiones de Estados Unidos a Cuba y se respondió con dignidad, en la Plaza se declaró la derrota del analfabetismo en la isla, en la Plaza se despidió la vida física del Che Guevara, en la Plaza está José Martí, símbolo de la inteligencia y la lealtad y; en la Plaza está Fidel, como siempre entre la gente… En la Plaza retumban todavía sus palabras del estallido al susurro de la poesía.
El primero de mayo de 2020 la Plaza estuvo vacía en apariencia pero nació de la creatividad la iniciativa Mi casa es mi Plaza. A las ocho de la mañana de los balcones salieron las voces para cantar el Himno Nacional de Cuba, guerrero como la isla y rendir homenaje a los médicos cubanos, el Ejército de batas blancas como lo llamó Fidel… Los jóvenes universitarios hicieron su Plaza, la de siempre… Estudiantes del 1er año de Periodismo, que no pudieron estrenar la Plaza de la Revolución este año, como es tradición en el estudiantado universitario cubano, se juntaron para devolvernos su Plaza, la de las memorias colectivas, la de la esperanza porque la Plaza tiene esa fuerza extraña que cuando estás ahí nunca estás solo.
Un saludo y abrazo fuerte a todos los colegas de Unión de Periodistas de Cuba, quienes tienen la gran responsabilidad del ejercicio periodístico en ese gran país, así como alas nuevas generaciones de comunicadores.
Les platico algo de mi historia profesional: Enviado por el periódico EXCELSIOR de la ciudad de México, tuve la oportunidad de cubrir desde La Habana, durante un mes, la migración de los “marielitos” a Estados Unidos.
Mi admiración, respeto y solidaridad con la Revolución y sus ideales, para que se sigan alcanzando y fortaleciendo en beneficio del respetado y querido pueblo cubano.
Fui corresponsal de guerra de 1977 a 1979, en Nicaragua. Presente en la Ratificación de los Tratados Torrijos-Carter, en Panamá. Cobertura de los funerales de Juan Pablo I y ascenso de Juan Pablo II, en El Vaticano. Atentado a Reagan, en Washington. Ex director del diario El Sol de México, de Organización Editorial Mexicana, en la capital nacional, donde viví 30 años, y también catedrático de la licenciatura y Maestría en Ciencias de la Comunicación, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la cual soy egresado. Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República. Actualmente radico en Tapachula, la ciudad más importante de la Frontera Sur de México con Centroamérica, desde donde publico la columna “En Redondo”, en el periódico Cuarto Poder”, de Tuxtla Gutiérrez.
Les envío mi afectuoso saludo.
MARIO RUIZ REDONDO.