Las medidas de confinamiento tomadas por la mayoría de los países del mundo para contrarrestar la propagación de la Covid-19 han afectado las dinámicas diarias y los flujos productivos de los medios de prensa. El nuevo coronavirus es una realidad presente en el campo de acción de los periodistas, cuando al acecho de cada reporte, de cada historia de vida, puede estar el virus.
Las organizaciones mediáticas no solo toman prevenciones para proteger a sus periodistas, especialmente a los que informan desde los escenarios con mayor riesgo, sino que también han reorganizado a sus colectivos. Siendo consecuentes con el aislamiento social, y las regulaciones internas asumidas por cada gobierno, una parte mayoritaria de los trabajadores de la prensa trabajan desde sus casas.
Como una alternativa aliada a esta realidad informativa se ha destacado el periodismo móvil (MoJo, por sus siglas en inglés), debido a las posibilidades que brindan los teléfonos inteligentes y otros dispositivos inalámbricos para realizar productos comunicativos destinados a las redes sociales y plataformas digitales, con equipos muy básicos.
En este contexto, reportar con transparencia y ponerle voz a fuentes especializadas son también formas de luchar contra el nuevo coronavirus., favoreciendo así que las personas tomen conciencia de cuánto pueden hacer desde sus responsabilidades individuales; igualmente, que tengan datos confiables y contrastables, y no sucumbir a la incertidumbre que generan los cientos y cientos de noticias falsas difundidas por todos los canales comunicacionales posibles en torno al tema.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que junto a la pandemia, el mundo igualmente se enfrenta a una “infodemia”: o sea, a una cantidad excesiva de información sobre un problema.
La OMS resalta que durante una emergencia de salud, las infodemias pueden difundir errores, desinformación y rumores; que obstaculizan una respuesta efectiva y generan confusión y desconfianza en las personas, con respecto a las soluciones o los consejos que se plantean para prevenir la enfermedad.
En su guía para periodistas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo internacional de la región americana, apunta que con la introducción de la enfermedad en la mayoría de los países del mundo y, ante la falta de una cura o vacuna, la información es una herramienta vital para que las personas adopten las medidas de prevención existentes para protegerse y salvar vidas.
“Los medios de comunicación pueden contribuir a un cambio de comportamientos que ayuden a disminuir la propagación de la enfermedad y a no sobrecargar los servicios de salud, cuya capacidad de atención de urgencias y de cuidados intensivos puede resultar limitada. Los periodistas tienen el poder de contar historias e inspirar a las personas a actuar de manera colectiva. La solidaridad de todas las personas, comunidades y organizaciones es necesaria para superar esta pandemia”, refleja el documento.
Y, entre sus recomendaciones, llama a los periodistas a buscar formas innovadoras de cubrir las noticias y hacer entrevistas, para evitar el contacto directo con pacientes, personas con síntomas o en cuarentena, y familiares de esas personas; a no usar recursos informativos que contribuyan a generar estigmas o provocar miedo; a aportar sugerencias de actividades a realizar durante el aislamiento; y a eludir el sensacionalismo y ayudar a derrumbar los mitos sobre la enfermedad.
Comunicar en tiempos de COVID-19 es comunicar en tiempos de crisis. Todas las organizaciones mediáticas, desde los grandes emporios informativos hasta los pequeños medios locales, están desafiadas. Comunicar en estos tiempos entraña riesgos y supone, también, desatar toda la capacidad creativa de los periodistas, en aras de poner en práctica nuevas y necesarias ideologías profesionales.
La COVID-19 en el escenario informativo cubano
La revista Juventud Técnica (JT), publicación de la Casa Editora Abril especializada en ciencia y tecnología, es uno de los medios de prensa nacionales que en el universo digital se ha mantenido informando respecto al desarrollo del nuevo coronavirus en el país.
JT, explica su directora, Iramis Alonso Porro, ha reorganizado el flujo productivo de su redacción en dependencia de las posibilidades de conectividad de su equipo. Quienes realizan las coberturas “en caliente” son aquellos que poseen mejores condiciones tecnológicas y una mayor velocidad de conexión mientras, los menos favorecidos, tienen a su cargo la realización de trabajos de mayor profundidad.
“Hemos desarrollado una rutina informativa diaria para la web y las redes sociales, manteniendo nuestras secciones fijas como Lunes de app, Mirar las estrellas y Electrónica con Pascual. Lo más difícil son las historias de vida, pero otros lo están haciendo…
“Intentamos pensar el periodismo como un sistema para no repetir lo que hacen otros medios, sin dejar de atender a quien se ha fidelizado y se informa por ti. Trabajamos con colaboradores y con los lectores para identificar vacíos informativos. Buscamos fuentes científicas y chequeamos los datos mínimo tres veces, por tres personas distintas.
COVID19CubaData fue el fruto de las alianzas entre la publicación, el proyecto Posdata.club y la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana: un tablero de informaciones en tiempo real sobre la evolución del virus en la Isla, al que se le suma una aplicación móvil para Android.
El equipo de Alma Mater (AM), otra de las revistas de la Abril dirigida al público joven, ha intentado medir la agenda pública de su comunidad a partir de estados en redes sociales y del contacto offline, explica Armando Franco Senén, su director.
“AM es un medio pequeño: sin condiciones materiales ni recursos humanos para funcionar de la misma forma que un diario o la televisión. Estamos todos conectados desde la casa con nuestros recursos personales. Hemos intentado establecer rutinas de trabajo a través de WhatsApp y del correo electrónico. Producir, sobre todo, para las redes aunque hemos mantenido nuestro perfil en Medium, pero es tiempo de información fugaz.
“Nos hemos enfocado en la producción multimedia: texto, video, fotos y audios; y en explotar al máximo las potencialidades de las redes sociales para hacer periodismo de investigación”.
Secciones como Échate esto, en el que cada día de la semana mediante Telegram, Facebook, Instagram y WhatsApp se recomiendan de manera indistinta series y películas, discos musicales, documentales, libros, videojuegos y manualidades, se suman a los trabajos periodísticos y a los mensajes audiovisuales de jóvenes músicos, actores y artistas que llaman al cumplimiento de las medidas sanitarias.
Por su parte, Tele Pinar, dice Roxana Llamazares González, jefa de información de la televisora local, ante esta situación excepcional ha readecuado sus rutinas productivas: “Hemos incorporado herramientas para crear infografías o sistematizarnos con las que trabajamos habitualmente. Tratamos de realizar más transmisiones de Facebook Live. Mantenemos actualizadas nuestras cuentas en Instagram, Facebook, Youtube, Twitter y Google+, con prioridad para los contenidos audiovisuales”.
“A medida que el país fue orientando medidas nosotros hemos tratado de ver la repercusión en la esfera social pinareña. En ese caso, ya los periodistas no cuentan con sectores específicos, sino que tratamos de ser polivalentes. Buscamos la historia en cada uno de nuestros trabajos, para así humanizarlas. Hacemos un monitoreo para ver qué es lo más leído por el público y también evidenciamos las iniciativas locales, mostrando no solo nuestro lado sino, igualmente, el de las audiencias.
“Sin dudas, en este contexto las redes sociales se han convertido en una de nuestras herramientas indispensables. Desde los distintos municipios del territorio pinareño los reporteros informan lo que está pasando; y realizan coberturas online con las cuales redactamos noticias en ese mismo instante, tanto para la web como para la plataforma televisiva”.
En el caso de la comunicación con la comunidad Camilo Cienfuegos, en Consolación del Sur, que se encuentra en aislamiento debido a un evento de transmisión local de la enfermedad, Llamazares González explica que además de tener un periodista en el lugar, cuentan con una especie de reporteros emergentes dentro de la población, quienes le hacen llegar imágenes, vídeos e incluso entrevistas.
“En el caso de esta comunidad se extreman todas las precauciones y, en las demás coberturas, al terminar se desinfectan los equipos con cloro y alcohol. Siempre velamos porque lo primordial sea la preservación de la vida humana, por ello exigimos que en cada cobertura que implique riesgo se tomen todas las medidas de seguridad pertinentes.”