La Embajada de los Estados Unidos en Cuba no cesa en la violación de las normas internacionales, y organiza operaciones de hostilidad contra este país. Ahora refuerza las calumnias contra él y sus servicios médicos, con el fin de denigrarlos ante la colaboración prestada a Italia, por solicitud de esta, especialmente de Lombardía, para hacer frente a la epidemia del coronavirus.
Además de tener el valor humano intrínseco que tiene, esa colaboración representa un nuevo fracaso del imperio en sus planes contra Cuba y su marcha revolucionaria. Y no es una derrota cualquiera, sino una que propicia especialmente juzgar las deficiencias del sistema médico de la gran potencia, visto en sí mismo y, sobre todo, en comparación con el que Cuba ha creado y mantiene, con reconocimiento internacional, a pesar del bloqueo que la poderosa nación le ha impuesto durante seis décadas.
Para restar valor a lo que Cuba hace, lo que falta es que la potencia agresora, y quienes le sirven, nieguen la existencia del bloqueo, reforzado con maniobras aún más ostensiblemente criminales por el actual césar, tan capaz de auspiciar horrores en el mundo, como incapaz de buscar el bien de su propio pueblo ante la pandemia que amenaza con tener allí su epicentro .
No sería la primera vez que se negara aviesamente la palmaria existencia del genocida bloqueo con que el imperio sigue intentando asfixiar a Cuba por hambre, penurias y enfermedades. Pero Cuba continúa su marcha, y lo ratifica —tampoco es la primera vez que lo hace, ni será la última— defendiendo a su pueblo, y a otros, en la lucha contra una plaga que asola al planeta.
La Habana, 24 de marzo de 2020.
(Tomado del Facebook del autor)