Mientras espero por la nota que anunció el Noticiero con los detalles de la lamentable noticia de nuevos casos de coronavirus, veo lo generado en las redes por lo que algunos han calificado, tal vez exageradamente, como el asunto más controversial en medio de lo que nos ha tocado hasta ahora de la pandemia: la evacuación del crucero británico MS Braemar.
La decisión del gobierno cubano de organizar un corredor de evacuación aeroportuaria segura entre los muelles del puerto del Mariel y la pista de la terminal internacional “José Martí”, dónde varios aviones enviados desde el Reino Unidos esperarían a los evacuados, generó un cúmulo de publicaciones solidarias de cubanos en la red.
Para otros la reacción fue cuestionar por qué Cuba no limitaba su solidaridad a permitir que el barco flotara en aguas territoriales y llevarles comida durante un mes, o por qué no los evacuaban puñado a puñado en helicópteros -la influencia de Hollywood en el imaginario es sorprendente-, hacia sabrá Dios dónde. Algunos hicieron circular un mapa del Caribe lleno de puntos rojos de supuestos territorios británicos, asumiéndolo como actual, cuando en realidad se trata de países independientes desde los años 60 y 70. Alguien con un sentido quizá más abarcador, publicó un mapa mundi, donde lo mismo aparece la Isla Ascensión, que las Islas Malvinas, que las Sándwich y las Georgias, que un pedazo de la Antártida. Demuestra que en Facebook no solo hay gente con un gran conocimiento de la geografía y la navegación marítima, sino de la historia del Imperio Británico. Lo demás son detalles sin importancia.
Un post en la red social recordando la historia del MS St. Louis es compartido una y otra vez, intentando aportar un poco de lucidez al debate. El St. Louis, un barco que en 1939 navegó con más de 900 refugiados judíos, huía del nazismo en Alemania y otros países. El barco intentó llegar a Estados Unidos y Canadá, que les negaron la entrada. Estuvo varios días fondeado en el puerto de La Habana, pero el gobierno cubano de entonces, también les negó desembarcar. El barco tuvo que regresar a Europa donde la mayoría de sus pasajeros terminaron en campos de concentración. Pensé que el St. Louis fue el único, pero en una crónica magistralmente contada por Ciro Bianchi conocí que otro barco tuvo la misma suerte por esos días en Cuba, mientras uno que se encontraba en camino en medio del Atlántico, al conocer la respuesta a la petición del St. Louis decidió que era en vano rogar y regresó a su destino fatal.
Después de todo, hay que reconocer que la idea de las autoridades cubanas de usar el Mariel y el aeropuerto José Martí, es solo la segunda mejor opción para eso en Cuba. En el territorio cubano realmente hay un puerto casi mandado a hacer para una evacuación de ese tipo, de gran calado y con una pista muy cercana para aeronaves de gran porte, que recibe con frecuencia los aviones y barcos de sus inquilinos…la Base Naval de Guantánamo.
El NTV del Mediodía emitió el video de agradecimiento de una turista del crucero. Desde su muro de Facebook, Anthea Guthrie se ha dedicado a trasmitir a sus amistades que la mayoría de los pasajeros y ella misma, están bien en el barco, y que intentan mantener la calma, pero las noticias que leen no los ayudan. Solo la decisión de Cuba le ha traído un alivio a su incertidumbre. Los medios internacionales han hecho de las historias de cruceros con casos de coronavirus un producto mediático para fanáticos del catastrofismo, en los que morbosamente venden la historia de barcos errantes con artículos o reportajes en los que lo de menos es cuestionar a los países que se niegan ayudarlos, o comunicarse con alguien en el barco para saber lo que realmente ocurre, sino seguir sacándole a la historia.
La sobriedad con que los medios cubanos han reflejado la situación en el barco, contrasta con el alarmismo que hace sinergia con lo propagado en las redes para hacer creer que una vez en el puerto, un montón de pasajeros infectados de dispersarán por la isla. Crear la idea de un estado de locura en el barco, refuerza la matriz de que se trata de un acto demencial la decisión cubana de brindarles ayuda.
Para responder a esto, Anthea subió algunas fotos y videos de los pasajeros intentado mantener la calma de la mejor manera que uno puede hacer en un crucero. Tal vez algunos en Cuba se sorprendieron de verlos en la piscina, intentando mitigar el calor con algún trago que aún quede en el bar, cuando no están encerrados en sus camarotes leyendo noticias alarmantes de sus países o sobre ellos mismos. Además de mostrar un video nocturno de una patana solitaria con sacos de arroz y racimos de plátano que las autoridades de Bahamas empujaron literalmente con una embarcación hacia el casco del crucero, para que la tripulación de este la subiera con sogas, en el que la agradecida pasajera elogiaba el esfuerzo extraordinario del staff de la nave. Anthea publicó estas fotos de los pasajeros en la cubierta de sol, manteniendo la calma bajo la simbólica la etiqueta de “Dunkirk Spirit”.
En el imaginario de pueblo británico, la expresión “Con el espíritu de Dunkerque” remite a mantener en alto la moral, no entrar en pánico, y lograr la organización necesaria para sacar fuerzas con las cuales enfrentar una situación adversa. No amilanarse ni caer en pánico. Habla del episodio histórico de la Segunda Guerra Mundial en el que más de 300 mil soldados ingleses, quedaron rodeados por el ejército alemán en la costa francesa de Dunkerque. Winston Churchill hizo un llamado al espíritu de lucha y convirtió lo que parecía ya algo perdido, en una gigantesca movilización popular de rescate con todo tipo de embarcaciones. El “Espíritu de Dunkerque” ayudó psicológicamente al pueblo inglés a resistir los bombardeos durante los años posteriores.
La situación de un barco en medio del mar, reflejada por los medios de una manera apocalíptica y desesperada, cuyos pasajeros intentan romper esa imagen usando internet para reflejar su realidad, al mismo tiempo que mantienen la serenidad ante el asedio mediático, pareciera una metáfora de Cuba y la forma en que los medios globales de comunicación pretenden reflejar la vida en la isla, mientras un grupo de medios digitales y actores en las redes sociales intentan generar el pánico, extender las fake news, y hacer caer por todas las artimañas posibles, con una tras otra, la autoestima de su población y la confianza en su gobierno.
Durante los bombardeos alemanes sobre Londres, los ingleses idearon un cartel que, aunque no fue usado masivamente, se convirtió luego en un ícono. En la era de Internet ha sido multiplicado en cientos, tal vez miles de variantes. Sobre un fondo rojo, bajo la corona real, una inscripción nos dice: “Keep calm and carry on” (“Mantenga la calma y siga adelante”). En un país sometido a un bombardeo mediático como Cuba, donde cada día nos cae una fake news nueva, o una nueva campaña de manipulación que nos invita a dejar a un lado todo pensamiento racional, creo que pudiéramos hacer una versión cubana y enviarla a los pasajeros que serán evacuados y que, por un corto lapso de tiempo y bajo todas las medidas de seguridad posibles, pisarán la tierra cubana: “Keep calm. You go to Cuba”.
javiergosanchez09@gmail.com
(Tomado de Dominio Cuba)
Admiro ese gesto, algo conmovedor en el mundo de hoy donde lamentablemente una parte de los llamados seres humanos no se cansan de hablar mierda y solo resaltan las cosas malas, al ver y leer lo que estaba sucediendo no pude contener alguna lágrima, así debería de ser toda la humanidad
Cuando lees artículos balanceados, sin ira ni berrinches como este, derepente te quedas unos minutos sin tener que escribir ni decir, como si tú no tuvieras tus propios argumentos y solo te viene una expresión a la mente . «Tremendo artículo», cuando en realidad quieres hacer el tuyo con varias cuartillas pero te das cuenta q tu diccionario individual de adjetivos y sinónimos no es suficiente para tal propósito, entonces viene una respuesta muy de hoy mucho más fácil y abarcadora »Like« o «Me gusta» a partir de hoy perseguiré sus artículos como hago con otros colegas suyos. Gracias