Con muy poco nuevo que decir y con ambiguas y aventureras aseveraciones, incluso contradiciendo a expertos médicos junto a él presentes, el presidente de los Estados Unidos ofreció este miércoles una conferencia de prensa en Washington sobre la epidemia de coronavirus.
Trump dio aproximadamente cero información nueva actual, aparte de anunciar que el vicepresidente Mike Pence asumiría la dirección de la respuesta de Estados Unidos al COVID-19.
El mandatario desinformó a la opinión pública acerca de la diseminación de la enfermedad en sus fronteras, declarando que habrían solo quince pacientes infectados en EE.UU, a pesar de que la cifra conocida al momento de su intervención ante la prensa era al menos de 60. Además rechazó a los críticos y preocupados, y soltó allí dichos que llevaron la contraria a directivos de salud pública de su país.
Al analizar el impacto de esta conferencia de prensa, varios columnistas y analistas políticos coinciden en que incluso en este tema tan importante, que Trump no tenga nada que decir es noticia, pero insisten en que uno de los roles de los reporteros es escarbar información pública vital para sus audiencias, más allá de intereses partidarios o de las características y proyecciones del actual mandatario, que parece incapaz de armar un resumen coherente y ajustado a los hechos de lo que significa el peligro actual y mucho menos una respuesta.
En la sala de prensa de la Casa Blanca, Trump habló por buen rato ante los periodistas y los desinformó al aseverar que una vacuna estaría lista “muy pronto”, declaración que fue contradicha allí mismo por expertos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, quienes apuntaron que no habría tal vacuna disponible cuando menos en 18 meses.
Los últimos momentos de la comparecencia no fueron menos llamativos. Al tiempo que el Presidente se disponía a abandonar la sala, señaló con un dedo a Pence y dijo “deseénle buena suerte”, aludiendo a la nueva tarea encargada a su vice, la respuesta estadounidense a una potencial catástrofe mundial de salud pública. Se dice que tal anuncio tomó por sorpresa y dejó choqueados al hombre que había estado a cargo del asunto, el secretario de Salud de los Estados Unidos, Alex Azar, y a su equipo de trabajo.
Traducido de Dailykos