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Con el vicepresidente en la redacción de Escambray

diaz-canel-en-escambray01Solo cuando vieron a Miguel Díaz-Canel bajar de la guagua en la mismísima puerta del periódico, saludar a los reporteros que lo esperaban como si los conociera de toda la vida y entrar sin demasiado protocolo a la redacción; solo el miércoles 6 de enero los vecinos de Escambray comprendieron el entusiasmo —más bien la euforia— que rondó al órgano de prensa en los últimos días.

“Ya sabía yo que ese ajetreo y ese brillo en los ojos de todo el mundo no era por el fin de año ni por el aniversario del periódico”, me comenta un espirituano que comparte cuadra con Escambray, uno de los que ayuda a pintar cuando hace falta y se alegra de nuestros logros como uno más de la familia.

Y la visita de Miguel Díaz-Canel Bermúdez es, sin dudas, uno de esos hitos que signan la historia del medio de prensa en sus 37 años recién cumplidos, no solo por tratarse del miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros —razón que sería de por sí más que suficiente—; sino, sobre todo, porque lo que se anunciaba como una reunión de trabajo devino espacio para el entendimiento, la retroalimentación, las confesiones mutuas.

diaz-canel-en-escambray02Lo más importante: devino espacio para el diálogo, un término que en ocasiones se esgrime apenas nominalmente y que el propio Díaz-Canel calificó como imprescindible para la articulación colectiva de una sociedad como la nuestra.

“Cuando haya algo que discutir lo discutimos, porque si siempre hablamos de diálogo, el diálogo debe estar en todas partes”, dijo, y a seguidas subrayó el rol que en ese sentido corresponde a la prensa: el de reflejar la pluralidad de opiniones que coexisten actualmente en Cuba y propiciar un clima de consenso.

Para ello, según trascendió en el encuentro, urge continuar acortando las brechas que separan las agendas políticas, públicas y mediáticas, un concepto que los profesionales del sector reconocen como uno de sus mayores retos y que pudiera resumirse con una frase menos académica: que los medios de comunicación en Cuba hablen de lo que, en las calles de todo el país, está hablando la gente.

“Ningún medio debe estar esperando por orientaciones desde arriba para abordar un tema —acotó en clara referencia a los vacíos informativos que aún lastiman la credibilidad de nuestros órganos de prensa—. Hay que crear una dinámica de generación de contenidos más fuerte que la que tenemos y diseñar mejor nuestras estrategias”.

Sobre los procesos de gestión editorial al uso hoy en Escambray y cómo estos se ajustan a las muy particulares circunstancias que imponen los tiempos; sobre el protagonismo de los periodistas en la toma decisiones puertas adentro del medio, las peripecias de un colectivo en el que se amalgaman jóvenes y experimentados reporteros y sobre los estrechos márgenes del presupuesto se conversó de tú a tú con el primer vicepresidente cubano durante más de una hora.

Díaz-Canel anotó inquietudes, puntualizó ideas cardinales, alabó las buenas prácticas y hasta lanzó un piropo a nuestro órgano de prensa: “Se respeta mucho a nivel nacional la manera en que trabaja Escambray y lo que aquí se logra. Yo recibo semanalmente el periódico y a cada rato leo la versión digital”. De más está decir cuánto nos reconforta y compromete un elogio como ese.

En 2014 el primer vicepresidente había enviado al colectivo un reconocimiento “por su ejercitación periodística e influencia en el desarrollo económico y social del territorio espirituano a lo largo de tres décadas y media, que lo convierten en un referente de nuestra prensa”.

Su visita del pasado miércoles a la redacción central del órgano —con el subsiguiente testimonio gráfico— y la exhortación en su propia voz a continuar buscando historias de vida y contando la realidad que vive la gente vienen a completar la jornada de celebración del periódico por los 37 años que cumplió el 4 de enero; una edad en la que, tal y como pudo constatar Díaz-Canel, la madurez de Escambray no está reñida con su irreverencia.

Fuente: Gisselle Morales – Escambray

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Redacción Cubaperiodistas
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