Él tenía la capacidad de encontrarla casi inmediatamente.
Era una de sus mejores cualidades, podía verla desnuda e irreverente,
A gran escala o casi invisible.
Él tenía la capacidad de encontrarla, era su amiga, su amante, su compañera.
Como si tan solo con una mirada ella le gritara “acá estoy”.
Él la amaba, y la fotografiaba desnuda para que el mundo la viera tan pura como lo era ante sus ojos.
La fotografiaba para guardar ese instante para siempre.
Por qué ella es inquieta, y nunca la vas a encontrar en un mismo lugar dos veces.
Él tenía la capacidad de encontrarla en un mundo donde el dolor y la tristeza la matan.
Donde nadie puede ver que ella es hermosa.
¿Cómo no enamorarse de aquel hombre que con tan solo una foto te hacía ver un mundo diferente, que tenía la suerte o la desgracia de haberse enamorado de la belleza?
Hasta el último instante tuvo la capacidad de colocar la cabeza, el ojo y el corazón en el mismo eje y una muestra de ello es su última obra, el libro Fidel, un país, surgido además con la coautoría de su esposa Sahily Tabares, reconocida periodista cultural, como exquisito homenaje al líder histórico de la Revolución cubana.
Aún tengo latente sus palabras en mis oídos, dichas el 25 de noviembre, en su periódico, Granma, cito: “las imágenes no se cuentan, se muestran y que cada una de las incluidas en el libro tienen una anécdota particular del Comandante. Tengo el privilegio de haber sido su contemporáneo y ahora de compartir las fotografías que me permitió captar el ejercicio del Periodismo, esta es una de las mayores satisfacciones personales y profesionales de mi vida”.
Jorge Valiente López, quien se inició en la fotografía desde hace más de 50 años, siempre dijo que el amor por la fotografía le nació en Playa Girón, en 1961, cuando fungía como chofer del periódico Revolución.
El gremio de los periodistas está consternado por la partida del entrañable amigo, colega, quien en 1965 fue fundador del periódico Granma, en cuyo colectivo fotográfico alcanzó gran reconocimiento por la elevada calidad de su obra, porque las fotos de Valiente siempre traían la noticia y una notable expresión de sensibilidad humana, sin dudas, hoy decimos adiós a un preciosista que ha aportado imágenes de trascendencia histórica, política, social, cultural y artística a publicaciones nacionales e internacionales.
La mejor foto que perdurará de nuestro colega Jorge Valiente es su propia vida, su accionar cotidiano, la obra plasmada en las páginas del diario Granma, Bohemia y otras publicaciones, así como las impresas en la veintena de libros, exposiciones personales; su paso por las aulas de la facultad de periodismo o del Instituto Internacional de Periodismo José Martí compartiendo su quehacer o con el pincel en mano creando con su expresión plástica.
Una fotografía,
la vida refleja,
el amor se siente,
el universo nace,
la inmensa naturaleza,
la vida se respira,
sin palabras.
Una fotografía,
y la luz brilla sobre
nuestras almas.
Una fotografía es un
silencio compartido.
Una fotografía…
y amo el infinito.
Gracias Valiente por permitirnos compartir parte de tu existencia.