La única opción que le quedaba a Clarín era buscar cambiar al gobierno para después intentar cambiar la ley de medios, desmonopolizadora y que promueve la multiplicidad de voces
Durante el año 2015 la disputa de poder entre Clarín y el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se hizo más intensa y explícita; la guerra del monopolio mediático Clarín contra la líder política con más apoyo popular en los últimos 40 años de la Argentina, no registra antecedentes en la historia del país austral.
Durante la dictadura cívico-militar que gobernó Argentina, entre 1976 y 1983, asesinando a miles de compatriotas con la impunidad que otorgan el control del Estado y de los medios de comunicación; se dictó un decreto-ley que reguló la radiodifusión en el país. Este decreto-ley de radiodifusión de la dictadura continuó vigente durante los gobiernos democráticos que le sucedieron, hasta octubre de 2009, cuando promovido por el gobierno de Fernández de Kirchner, el congreso logró sancionar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales de Argentina número 26.522. Dicha ley tiene dos ejes señala el periodista argentino Néstor Piccone, “la desmonopolización y promoción de la multiplicidad de voces”.
Los debates previos a la sanción de la “ley de medios”, como se la conoce popularmente en Argentina, contaron con la participación de diferentes organizaciones e instituciones de la sociedad (entre las que se destaca la Coalición por una Radiodifusión Democrática) y que culminaron con el debate parlamentario y la sanción de la ley. Este mecanismo participativo hizo de esta norma la más democrática de todas las elaboradas por el Poder Legislativo argentino. En esas instancias y las posteriores a la promulgación de la ley de medios, siempre se encontró con la resistencia del grupo Clarín, que puso todo tipo de trabas, donde no pocos diputados y senadores defendían los intereses del monopolio. Luego de sancionada la ley de medios, esta establecía un año de plazo para que los grupos empresarios se adaptaran a la nueva legislación, pero Clarín, continuó su resistencia protegido por una red de jueces que a través de medidas cautelares congelaban la aplicación de la ley al grupo, que logró evitar así desprenderse de sus múltiples medios de comunicación. Seis años después de sancionada la ley de medios, Clarín consiguió su objetivo de preservar su poderío mediático intacto, y aportar al cambio de signo político del gobierno nacional operado en diciembre de 2015, lo que le permite aspirar a consolidarse como el grupo económico y mediático más poderoso que se haya visto antes cualquier país de la región.
A la sombra de la última dictadura argentina fue cuando el grupo Clarín comenzó a expandirse, tomó control de la única empresa que produce papel para diarios, Papel Prensa, de una manera espuria, aprovechando las fuerzas de represión de la dictadura para forzar a los dueños de la empresa a vendérsela. La famosa falta de escrúpulos de uno de sus principales dueños, Héctor Magnetto, quedó evidenciada en un juicio contra los represores de la dictadura, por el testimonio de Lidia Papaleo, expropietaria de Papel Prensa. Magnetto amenazó a la mujer que en caso de no venderle la empresa, la vida suya y la de su hija de 2 años estaban en peligro. Papaleo obligada a vender su empresa, fue posteriormente secuestrada y torturada durante 6 años en las mazmorras de la dictadura, que contaba con la complicidad de Clarín para censurar e ignorar en su agenda informativa los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares argentinos.
EL VERDUGO
La cuestión que plantea el caso argentino, que también incluye a otros gobiernos de tiente progresista en la región, es ¿cómo puede ser que ciudadanos que han sido mayoritariamente beneficiados por políticas de inclusión social, de soberanía política y respeto por los derechos humanos, elijan a un candidato a presidente que va contra sus propios intereses y el de las mayorías?
¿Por qué un ciudadano que gracias a las políticas de Crisitina Fernández de Kirchner, consiguió trabajo, su casa, su auto, viajar de vacaciones al extranjero o al interior del país, al momento de votar elija a alguien que siempre estuvo en contra de esos derechos y beneficios por él adquiridos?
Para tener un punto de referencia más claro es necesario mencionar que desde que se diera el golpe de Estado que abrió paso a la última dictadura en Argentina, el 24 de marzo de 1976, comenzó la demolición del Estado de Bienestar pieza por pieza, y la construcción de un nuevo capitalismo, mucho más agresivo, más voraz, que operó un traspaso de riquezas desde el sector asalariado a las élites comercial y financiera. Así comenzó el neoliberalismo su paso por Argentina, de la única manera que lo podía hacer por entonces, con una dictadura. Para abreviar, la marcha del neoliberalismo en Argentina trajo consecuencias muy perjudiciales para las clases populares: desnutrición, hambre, desempleo y exclusión. El punto de ebullición se alcanza en diciembre de 2001, cuando los bancos privados estafan masivamente a sus clientes, robándoles los dólares depositados. Fue entonces cuando se unieron los reclamos de los excluidos del sistema con los de la clase media. El malestar no podía ser mayor, y el gobierno neoliberal de Fernando de la Rúa se vio obligado a renunciar. Después de esta experiencia de empobrecimiento masivo, de emigración y desesperanza, llega en 2003 a la presidencia Néstor Kirchner, y con él la construcción de un modelo que fomentó la industria nacional y la distribución de la riqueza a través de nuevas políticas sociales. Se reconstruyó un Estado de bienestar y la economía generó millones de puestos de trabajo, aumentaron los salarios y el poder adquisitivo.
Finalmente luego de 12 años de garantizar el acceso a bienes de consumos y culturales a los que antes no se accedía, los ciudadanos dieron mayoritariamente su voto a Mauricio Macri, el candidato neoliberal para la presidencia argentina. El mejoramiento de las condiciones sociales, económicas y políticas no consiguió un aumento de conciencia política. Los valores heredados del estilo de vida americano, el consumismo y el individualismo no cambian, sino más bien se potencian al aumentar el poder adquisitivo de los asalariados. Opera así una suerte de profundización de valores capitalistas, que pareciera ser ingratitud para el kirchnerismo o masoquismo político, ya que se apoya a alguien que viene a restringir los derechos adquiridos por los ciudadanos durante los 12 años de kirchnerismo. Se ha votado por el verdugo y ahora toca padecerlo.
DISPUTA EN PLENO DESARROLLO
Como lo decíamos más arriba la Ley de Medios que busca demonopolizar y promover la multiplicidad de voces, se encontró con una gran resistencia del principal afectado, el más poderoso conglomerado mediático del país, el grupo Clarín. La reacción corporativa no se hizo esperar, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) salió a defender al grupo Clarín y a criticar al gobierno de Cristina de Kirchner, acusándolo de intentar controlar a la prensa y limitar la libertad de expresión, cuando el objetivo de la ley es el contrario. La ley de servicios de comunicación audiovisual ha sido sancionada hace seis años, en octubre de 2009, pero no ha podido hacerse efectiva por la negativa de Clarín a adaptarse a la misma, quien ha contado con múltiples aliados (políticos, empresariales, mediáticos y judiciales) para resistir el embate democratizador del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. El esfuerzo del gobierno de Cristina Fernández para aplicar la ley de medios a Clarín, lo enfrentó con el fenomenal poder de manipulación del monopolio. Fue la primera vez que un gobierno democrático desde la última dictadura sanciona una ley de medios audiovisuales, a pesar de la resistencia del “hombre más poderoso de la Argentina”, como calificara el periodista Víctor Hugo Morales al gerente del grupo Clarín, Héctor Magnetto. La Corte Suprema de Justicia de la Nación estableció frente a una apelación del grupo, que la ley es constitucional, con lo cual la única opción que le quedaba a Clarín era buscar cambiar al gobierno para después cambiar la ley.
En una sociedad como la Argentina, con una importante franja de la población que integra la clase media, que luego del trabajo llega a sus casa prende la TV, navega por internet, revisa la prensa o escucha la radio, con el inconveniente que la mayoría de esos medios pertenece a un mismo dueño, Clarín. Así los medios de comunicación son realmente el factor decisivo cuando existe un monopolio que logran implantar sentimientos e ideas en las personas, a través de la manipulación, la calumnia y la censura. Esto es lo que sintéticamente ha ocurrido en Argentina, consolidando así una “democracia de espectador”.
El ataque de Clarín contra la gestión Kirchner recrudeció durante el año electoral de 2015; citaremos un par de ejemplos que no dejan lugar a dudas. El 30 de marzo de 2015 el periódico Clarín que marca la agenda noticiosa en Argentina, titulaba en portada “Máximo (Kirchner, hijo de la presidenta) sería cotitular de dos cuentas secretas” y agregaba que ellas estarían en Estados Unidos y en las Islas Caimán. La falsa noticia fue reproducida por la revista Veja en Brasil, a pesar e que Clarín siempre utilizó los verbos en tiempo condicional. El propio banco estadounidense donde supuestamente Máximo tenía depositado millones de dólares desmintió al medio argentino, y la empresa fantasma que tendrían Máximo Kirchner registrada en Bélice, nunca existió. No obstante haberse demostrado la falsedad de la acusación de Clarín, el daño ya estaba hecho, porque todas estas calumnias quedaron descubiertas un mes después de la denuncia, que Clarín replicó en todos sus medios luego de sacarlo en portada de su periódico insignia.
Otro caso paradigmático del ataque lanzado por Clarín contra el gobierno de Cristina Fernández es el del 14 de mayo (apenas dos semanas después de la calumnia de las cuentas secretas de Máximo Kirchner), Clarín titulaba que el ministro economía, Axel Kicillof, cobraba sueldo no sólo como ministro sino también como director de la petrolera estatal YPF, algo que fue inmediatamente desmentido por Kicillof, quien se quejaba de que Clarín tenía 300 medios para repetir una mentira. Según consta en las actas de YPF, el desempeño como director de Kicillof era ad honorem, el ministro había renunciado a los honorarios por el desempeño de ese cargo desde el momento mismo de su nombramiento.
Sobre la censura de Clarín también abundan los ejemplos; el silencio que guardó el monopolio sobre la información filtrada por el portal Wikileaks, que reveló que Mauricio Macri había reclamado en varias oportunidades a funcionarios de la embajada de EE.UU. en Buenos Aires que el gobierno del norte fuera más duro con los Kirchner, que debía reprocharles públicamente sus políticas, en síntesis le pedía que asuma un papel de imperio más activo en sus injerencias sobre Argentina. En otra información filtrada por Wikileaks se revela que Macri había dicho al embajador de EE.UU. en Argentina, que su partido político era el primero en 80 años de historia nacional, pro mercado y pro negocios. Estas informaciones fueron cuidadosamente dejadas de lado de la agenda informativa del grupo Clarín, que siempre brindó protección mediática a la figura política de Macri durante años.
El triunfo ajustado de Mauricio Macri en las elecciones presidenciales del 22 de noviembre de 2015, debe mucho al grupo Clarín, que ha sido el ariete que llevó a Macri a derribar las puertas de la Casa Rosada. Los favores políticos siempre se pagan, y Macri dio muestras acabadas de cumplir con esta norma tácita, al día siguiente de asumir dictó un decreto-ley que modifica la ley de medios buscando desplazar o acotar al director de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación, Martín Sabatella. Inmediatamente se convocó por parte el kirchnerismo una manifestación de repudio al decretazo y defensa de la ley de medios10, y advirtieron que si el macrismo intenta aniquilar la AFSCA, creada por la ley, recurrirán a las instancias judiciales locales e internacionales11. Esta batalla lejos de haberla ganado Clarín a pesar de haber colocado a su candidato en la presidencia, está en pleno desarrollo. Como dicen las madres de plaza de mayo, « la única batalla que se pierde es la que se abandona ».
A MODO DE SUPLEMENTO. CLARÍN, EL GRAN MONOPOLIO ARGENTINO :
Clarín tiene más de 240 empresas de cable repartidas por Argentina, más de 10 veces de lo que permite la ley de medios12. Según estimaciones del AFSCA, Clarín presta servicios de radio a 42 % de la población, de televisión abierta a un 39 % y de televisión por suscripción a un 59 %13. La ley e medios establece que en ningún caso una sola empresa puede superar la cobertura de 35 % de la pobalción, por lo que Clarín está ampliamente excedido y debe adecuarse a la ley desprendiéndose de medios. Por último Clarín en su expansión, quiere extender sus negocios a áreas no permitidas por la ley de medios, como es el de servicios de telefonía(14).
Bibliografía
Piccone, Néstor. 2015. La inconclusa ley de medios. La historia menos contada. Peña Lillo. Ediciones Continente. Buenos Aires. Argentina.
Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, 26,522. 2014. Edición Defensoría del Público y Universidad Nacional de Quilmes. Buenos Aires Argentina.
“La cocina de la ley”, documental de David “Coco” Blaustein. Serrano Mancilla, Alfredo. 2015. América Latina en Disputa. El perro y la rana. Bandes. Caracas. Venezuela.
(Juan Luis Francia – Tomado de Investig’Action)