En la imagen, Dayamis Sotolongo junto al autor de esta información, Enrique Ojito. Foto: Vicente Brito/ Escambray
“Yo no mandé nada a ese concurso”, aseguró la colega Dayamis Sotolongo Rojas, cuando se descubrió entre los finalistas del premio Cubacron, auspiciado por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS).
Hay quienes venden su alma al diablo; otros, que somos mayoría, no subastamos el decoro, la decencia. Días atrás, en la Redacción de Escambray, a la colega Dayamis Sotolongo Rojas casi se les salen los ojos de sus cuencas al leer en la web del Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS) que su trabajo “Por Dios, ¿cuándo va a entrar el nitrazepán?”, publicado a inicios de julio pasado en nuestro medio, lideraba la relación de los 10 finalistas del premio Cubacron, auspiciado por el IPYS, organización no gubernamental (ONG) con una hoja de ruta tan oscura como boca de lobo.
—Por Dios —aseguró nuevamente Dayamis—. Yo no mandé nada a ese concurso, dijo a voz en cuello.
Hace unas horas, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) emitió una declaración que denuncia cómo el IPYS ha manipulado a colegas nuestros para auspiciar otra campaña contra el sistema de medios públicos cubanos.
De la A a la Z, esta declaración desnuda los verdaderos propósitos de la referida ONG, cuyos banqueros, de “linaje” archiconocido, son la Organización de Estados Americanos (OEA), la National Endowment for Democracy (NED) y la Open Society Foundations (OSF), de George Soros. Estas ponen los billetes —por supuesto, los verdecitos—, organizan los shows como el que intentan montar con el premio Cubacron y arremeten contra todo lo que huela a dignidad: léanse Revolución cubana, bolivariana…
“Nadie piensa por mí”, nos recalcó la joven periodista Sotolongo Rojas, egresada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas en el 2007 y reconocida en otros certámenes como el Concurso 26 de Julio y el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez en la categoría de Prensa escrita, auspiciados por la UPEC y en los cuales ha participado por decisión propia.
Justo el 4 de enero último, cuando este medio de prensa arribaba a sus 40 años de existencia, Dayamis sostenía en su crónica “Escambray, mi otro hogar”, que este había sido para ella forja y desafío y algo más:
“Es un hogar, en el que encuentras el saludo de la llegada, la jarana en el pasillo, la llamada cuando enfermas, la risa para aliviar pesares, el enfado pasajero. Es esa familia imperfecta —como son las verdaderas familias— que te agobia a veces y a la que extrañas nada más con estar de vacaciones (…) A la vuelta de más de una década lo más que agradezco, quizás, es que hasta hoy Escambray, como siempre, me siga abriendo de par en par sus puertas”.
—Por eso, yo no vendo mi alma al diablo; que se vayan para… (la expresión es impublicable), nos confirmó este sábado, vía telefónica desde su casa en Cabaiguán.
Nota de la redacción:
La periodista Haydée León Moya, corresponsal del diario Juventud Rebelde, es también otra de las “finalistas” de Cubacron, quien también fue incluida en el certamen sin haber concursado. Este es su comentario al respecto, que publicó en su muro de Facebook:
Lo dije en la red social Facebook:” Ahí me veo…y me sorprende”. Porque no sabía que estaba envuelta en la competencia por un premio en el concurso de crónicas, del que, por cierto, ni sabía de su existencia.
Y aunque cualquiera pudiera pensarme desagradecida, no me parece serio que alguien actúe por mi. Porque alguien se debe haber tomado la libertad de enviar o proponer para dicho evento Después no le echen la culpa al rio, un trabajo que sí envié, y fue publicado en Juventud Rebelde, el diario donde me desempeño como su corresponsal en Guantánamo), y que fue anunciado entre las 10 crónicas finalista en el mencionado certamen.
No es sensato dar por hecho que se acepta, como si nada, una decisión de esa naturaleza. Porque además, aunque
las bases de dicho evento así lo establezcan, al menos me podían haber consultado.
De todas formas, gracias, pero no necesito muletas ni amigos que no me tengan en cuenta para tomar una determinación que me involucre.
No participé en la edición de 2019 de Cubacron, y menos lo haría ahora que se que el Instituto Prensa y Sociedad, la institución que promueve el premio, tiene para esos fines entre sus patrocinadores a la National Endowment for Democracy (NED) y la Open Society Foundations y la Organización de Estados Americanos (OEA), abiertamente dedicadas a promover la contrarevolución en Cuba.
No soy una profesional ni independiente ni oficialista, sencillamente soy, por voluntad propia, una periodista revolucionaria. Y serlo supone para mi, ante todo, cambiar todo lo que tiene que ser cambiado y es lo que desde hace muchos años intento hacer por Cuba a través de mi ejercicio profesional.
Así las cosas, además de que nadie me hace un favor actuando y pensando por mi, pues no me parece un ejercicio de autonomía, y yo prefiero la libertad de hacer lo que me plazca o me parezca útil y necesario, a mi de donde vienen los fondos y los trasfondos también, si me importa, como me importa, y mucho, la calidad del periodismo en si mismo.
https://www.facebook.com/haydee.leonmoya/posts/3077373482332743
(Publicado originalmente en el diario digital Escambray)
Creo que no se trata tanto de aportar a la opinión pública, como estiman algunos, sino más bien de darle cabida en nuestros medios.
De lo que siente, habla, padece y disfruta la gente, de eso escribimos en Escambray, pensando más en ser reflejo de la época y ayudar a procurar soluciones que en el enemigo oportunista presto a tergiversarnos.
Lo otro sería callar problemas o temas por el qué dirán del lado de allá. Como ha quedado demostrado una vez mas, la mentira tiene patas cortas..