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Hay que tratar que los medios de comunicación despierten el amor ciudadano por el entorno

María Victoria Pardo Miranda

-Cuando el Doctor Eusebio Leal Spengler te llama a fundar Habana Radio, el 28 de enero de 1999, tuviste una idea que hoy todavía es aplaudible, que consistió en convocar a especialistas de la Oficina del Historiador y de otras instituciones culturales y artísticas para que condujeran y dirigieran los programas de la emisora. ¿Cómo se ha mantenido esto en el tiempo?

-Eso fue una filosofía de vida y de trabajo, porque comunicador por excelencia fue Emilio Roig de Leuchsenring y es Eusebio Leal, que es otro comunicador por excelencia. ¿Y por qué no colocar tras el micrófono a las personas que poseen esa sabiduría, ese cúmulo de conocimientos, esas personas que son los expertos patrimonialistas? ¿Por qué no convocar a los intelectuales, a los artistas, a los avezados en los temas, a los historiadores, a los sociólogos? Todos los que trabajan en función de la restauración pueden hablar, porque cuando hablan tras un micrófono lo hacen con conocimiento de causa.

“Y lo otro es que están trasmitiendo una sabiduría una sustancia que nos hace falta que le llegue a la gente. Y cuando la gente pregunta a esos expertos, encuentran siempre una respuesta satisfactoria. Alguna vez, mientras estaba haciendo mi tesis doctoral, entrevisté a Nilson Acosta, el Vicepresidente del Consejo Nacional del Patrimonio, y él me aportó una idea esencial: de nada vale que investiguemos, que un arqueólogo se desgaste buscando información a través de los hallazgos arqueológicos de otras épocas históricas de La Habana, si no ponemos eso en conocimiento de la gente. Las investigaciones en el terreno de lo patrimonial no pueden estar engavetadas, archivadas; el patrimonialista tiene que sentir esa vocación comunicadora también, porque su trabajo no concluye en el hallazgo arqueológico y científico sobre ese hallazgo; su responsabilidad concluye cuando lo comunica y cuando lo pone al servicio público. Y esa es una conciencia que hemos tratado de desarrollar en todos los que contribuyen con su labor a la rehabilitación de nuestros centros históricos”.

-Las investigaciones que realizan los expertos del Plan Maestro hoy son llevadas a libros, a publicaciones. ¿Qué lugar le confieres a esto en todo el sistema de comunicación de la Oficina?

-Creo que el sistema de comunicación tiene también elementos muy fuertes heredados de Roig, como, por ejemplo, que el sistema de bibliotecas públicas con el que contamos, forma parte de nuestro sistema de comunicación. Y eso lo debemos decir sin temor, porque todo ese acervo que poseemos en nuestras fototecas, en nuestros archivos, en nuestras bibliotecas, forma parte de esa enjundia, de esa sustancia que queremos trasmitir.

“Esos son instrumentos importantes para la comunicación del patrimonio. Hay que pensar en aquellos Cuadernos de Historia Habanera, en aquellas publicaciones que, tras los congresos nacionales de Historia, Roig instituyó, porque la letra impresa es importante y porque hay que dar a conocer todo ese profundo camino que ha tenido la historia, el trabajo de la sociología, de los estudios etnográficos y antropológicos en Cuba. Ediciones Boloña hoy cumple también ese rol comunicativo, porque las publicaciones de esta editorial son parte de ese sistema que permite darle a la gente, desde el punto de vista de la comunicación, instrumentos para conocerse mucho más profundamente. Cuando una novela es presentada por Ediciones Boloña, aporta información y conocimientos sobre La Habana, sobre el país; la ficción que ahí se publica tiene que ver mucho y tiende muchos puentes con la realidad histórica”.

-El departamento de periodistas de la emisora se nutre de jóvenes egresados de la academia, que inmediatamente se imbrican en todo el quehacer patrimonial para complacer, para dar información correcta a los oyentes. ¿Esto continuará haciéndose?

-Sí, es una práctica que ya hemos hecho durante veinte años. Nosotros tratamos de integrar a los jóvenes a la realización de Habana Radio y del sistema de comunicación de la Oficina. Existe un equilibrio, no diríamos perfecto, pero sí muy sano, entre el volumen de personas que tienen una experiencia acumulada y los jóvenes que llegan con esa frescura y esa impronta que nos hace renovarnos constantemente. Entre esos experimentados comunicadores y esos jóvenes que ingresan se produce un diálogo muy armonioso y muy creativo, que permite trasmitir una tradición; porque ya el sistema de comunicación de la Oficina tiene sus tradiciones, y esas tradiciones hay que sabérselas trasmitir a estas generaciones que llegan.

“Ellos comienzan a integrarse en la emisora a veces desde el segundo año de su carrera, porque las prácticas las realizan aquí. Escriben una nota de prensa, se colocan tras un micrófono en una trasmisión en vivo, producen un programa. Todo esto les permite, desde muy temprano en su profesión, incluso en el proceso formativo, ir entendiendo los conceptos del patrimonio, la práctica de la comunicación patrimonial, e ir acumulando conocimientos sobre esa materia tan difícil, tan compleja, para entenderla mucho mejor después en su vida profesional. Los mejores siempre se quedan con nosotros, y con ellos hemos dado continuidad a ese proceso de comunicación”.

-En esto se incluye el diplomado Medios para Comunicar el Patrimonio.

-El diplomado Medios para Comunicar el Patrimonio es un diplomado a nivel internacional que ya llega a su novena edición. Lo realizamos todos los veranos, y tratamos de que estudiantes provenientes de toda Latinoamérica, de todo el país y del sistema de red de Oficinas del Historiador y del Conservador, de los medios nacionales, se encuentren durante esos días – son tres semanas de trabajo, cuarenta estudiantes – con un grupo de profesores de alta calificación, que ayudan a la reflexión sobre la naturaleza de la comunicación patrimonial.

“Es un diplomado avalado por la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la UNESCO, y que está avalado también, en su programa académico, por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y la Oficina del Historiador, su Dirección de Comunicación. Ya hemos formado a muy diversos colegas, que son profesionales de los medios, que han mostrado una aptitud y que tienen ya importantes resultados de trabajo relacionados con la comunicación del patrimonio, y les hemos ofrecido herramientas de conocimientos, posibilidades de intercambiar con colegas sus experiencias, de tomar de referencia el sistema de comunicación de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, como un punto de partida o como un punto de referencia de análisis. No tratamos de imponer un sistema que ya nosotros poseemos dada nuestra práctica y nuestra tradición; lo que tratamos es que el sistema de comunicación de la Oficina sirva como experiencia referente, y que les permita a ellos también reflexionar sobre sus propias dinámicas.

“En ese sentido, también hemos trabajado mucho con la Red de Oficinas en apoyar todos los esquemas de comunicación que tienen esas Oficinas del Historiador y del Conservador en Cuba”.

-Es una especie de recomendación para que ellos difundan su patrimonio como lo estamos haciendo desde aquí.

-Así es, así es.

-En una reciente entrevista que diste al sitio web CUBADEBATE, expresaste: “El papel de Habana Radio, modestamente, tiene que ser cada vez más despertar la avidez de conocimiento por La Habana, su historia, sus tradiciones, sus costumbres, por los episodios increíbles que hemos vivido en esta capital de los cubanos, y a partir de ahí, entonces, esperar de la ciudadanía lo mejor, porque lo mejor no se logra en la vaciedad, se logra en un sentido de pertenencia que nace del hondo compromiso con algo que se conoce y se quiere y se defiende”. ¿Continuará Habana Radio profundizando en el conocimiento de la ciudadanía para el bien de Cuba?

-Pienso que a Cuba le hace falta hoy esa lucha denodada contra la banalidad, contra la vaciedad de pensamiento que se nos trata de imponer, contra el desdibujo de nuestras tradiciones, de nuestras costumbres. Hay que lograr que las personas refuercen su identidad, porque todo el tiempo se nos trata de robarla, de ningunearla, de hacernos sentir insatisfechos con lo que somos. Y creo que uno de los valores que puede aportar la comunicación a esta batalla inmensa, que en un momento determinado Fidel definió como Batalla de Ideas, porque tiene que ver mucho con la subjetividad y el nivel de conocimientos del ser humano, si algo podemos aportar desde la comunicación, es colocarle, a todo eso que produzcamos, contenido, que nos sobra; profundidad, valores culturales.

“No se puede desarrollar ni siquiera un ejercicio de la política si la cultura no es la esencia de ese ejercicio. Tenemos que formar cada vez más una ciudadanía culta, una ciudadanía conocedora de los temas que tienen que ver con la identidad cubana, porque, cuando nos despojen de esa identidad, cuando nos despojen de la memoria, nos van a dominar totalmente, y nos van a convertir en lo que no somos. Entonces de ahí que la radio, la televisión, los medios con los que contamos en la Oficina, tienen que convertirse en asidero y en espacios donde la ciudadanía se identifique con los mejores valores de la nación cubana. Esa es una aspiración, no siempre se logra. Pero el camino nos lo han marcado el Historiador Roig y ahora el Historiador Eusebio Leal.

“Hay que llegar a la ciudadanía con propuestas que no demeriten su propio valor, sino que los ennoblezcan, que los exalten, que hablen de las virtudes de los cubanos, que muchas tenemos, y que traten de opacar, de amainar, de eliminar esos defectos que a veces nos hacen sentir tan tristes por el futuro de nuestra ciudad, por ejemplo.

“Hay que tratar de que sean medios que despierten el amor ciudadano por todo el entorno que nos rodea, que aviven la buena convivencia ciudadana, que permitan que el ser humano se exprese de la mejor manera; que el hombre bueno, que el hombre noble, que el hombre inteligente, que el hombre culto, tenga espacio en nuestros medios”.

(Tomado de Habana Radio)

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Redacción Cubaperiodistas
Sitio de la Unión de Periodistas de Cuba

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