Siempre conviene recordar que el 23 de abril ha sido seleccionado como Día del idioma y del libro en honor a dos insignes figuras de la literatura universal: Miguel de Cervantes y Saavedra (España, 1547-1616) y William Shakespeare (Inglaterra, 1564-1616). También en esta fecha murió el Inca Garcilaso de las Vega (1539-1616), cronista peruano y uno de los mejores prosistas del renacimiento hispánico.
El primero de ellos es el creador, entre muchas otras obras literarias, de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra cumbre de la literatura española, considerada como la primera novela moderna de la literatura universal. Cuando Cervantes creó su personaje, intentaba representar a través de él el amor caballeresco; pero el Quijote se fue por encima de las intenciones de su autor y se ha convertido en un modelo ético de la vida y símbolo del afán justiciero. No en balde Ernesto Che Guevara se autocompara con el Quijote cuando en carta de despedida a sus padres les dice: “[…] salgo al camino con mi adarga al brazo […]”.
Por su parte, William Shakespeare, poeta y dramaturgo, es una figura genial de quien se ha dicho que “no era de una época, sino de todas las épocas”, y no solo porque sus obras continúan representándose o son fuente de inspiración para otros creadores o llevadas a otras manifestaciones artísticas; sino por el profundo conocimiento de la naturaleza humana, evidenciado en la caracterización de sus personajes.
En cuanto al Inca Garcilaso, uno de los llamados cronistas de Indias y considerado entre los mejores prosistas del renacimiento hispánico, ofrece una visión de los incas trascendente para la historiografía colonial. En sus Comentarios reales, trata de la historia, cultura e instituciones sociales de esta civilización.
Año tras año, cuando llega este Día del idioma y del libro, recuerdo las palabras de uno de nuestros más fecundos y ocurrentes creadores: Enrique Núñez Rodríguez: “[…] ¿quién no ha compartido con la almohada la lectura de una novela o sencillamente, la prosa inigualable de José Martí? Francamente, yo he besado las páginas de un libro, conmovido por la lectura del Apóstol o por una de las estampas de Corazón, de Edmundo de Ámicis […] Quizás mi primera contribución al programa de promoción de la lectura sea aconsejar a mis lectores que cuando no logren conciliar el sueño, no se fajen con el desvelo: lean”.
El Día del Libro se celebra desde 1930 y coincide con la entrega del premio “Miguel de Cervantes”. Los cubanos podemos sentirnos muy orgullosos de que dos compatriotas: el relevante novelista Alejo Carpentier y la insigne poetisa Dulce María Loynaz hayan alcanzado tan significativa distinción.
Una vez más celebraremos el Día del Idioma y del Libro; sin embargo, creo que todos los días debían serlo. El libro es ese amigo cercano e irremplazable y el idioma, ese que heredamos del conquistador, pero hemos hecho nuestro, como dice un refrán ruso, “es una bandera”, reflejo de nuestra cultura y de nuestra identidad nacional.
