¿Qué son ochenta años, Nereyda, Nereyda Barceló Fundora, mi colega con nombre de ninfa? Qué palabras estreno para decirte gracias, una y mil veces gracias, cuando pasaste el cetro del periodismo cultural en el Sierra Maestra y apretaste mi mano, despojada de toda fatuidad; cuando entré a tu reino, cuando toqué el teclado que antes fue tuyo, que siempre será tuyo.
¿Qué son Nereyda, ochenta años? Tanto tiempo de alzar la gloria breve, la gloria de los tuyos; tanto de estar detrás, siempre detrás, de orfebre; con ojos de descubridora, con tu sonrisa formidable para espantar el tiempo, como un pórtico, como un pasaporte hacia la humanidad.
Te he visto desplegar los viejos papeles, enseñar las viejas fotos, pedazos de tu vida en cada letra, en cada artículo. Y he visto como vuelve a tus manos la lozanía perpetua de la gente noble.
Tal vez no imaginas que también fue mío tu Premio Mariano Corona. Que ese nombre sagrado te honra y se honra. Santiago de Cuba agasaja tu estirpe.
¿Qué son ochenta años, Nereyda? Ochenta para cobijar a tu ciudad, a tu familia, a tu país. Con los ojos desvelados, con tu palabra sanadora en los labios, como un espejo que jamás se empaña, corriendo el horizonte con los ojos.
Nereydas no sólo son las ninfas, no solo nacen en las aguas; también pueden nacer en Chaparra, renacer en Santiago. También pueden esconder medicinas y bonos en sus faldas, sin que importe el peligro…
También pueden aquilatar el heroísmo cotidiano, también pueden ser como tú, periodista del alba, guerrillera de la ternura, veladora de la grandeza. También pueden ser como tú, amiga, compañera infatigable, como tú, Nereyda. Como tú.
Como siempre, Reinaldo Cedeño sabe encontrar las palabras justas para describir a las personas que quiere. Desarrolla su sentimiento más poético y profundo con frases inesperadas, como “gerrillera de la ternura”. Nereyda bien merece este homenaje.