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El invierno cálido y las noches breves de Cuba en Moscú

MOSCÚ.- Si se mide la temperatura de esta ciudad por el modo en que le ha dado la bienvenida a Miguel Díaz Canel Bermúdez en su primera visita oficial a Rusia como Presidente de Cuba, los termómetros no sirven. El frío no existe aunque todos lleven abrigo.

La temperatura emocional comenzó a subir a la llegada misma al aeropuerto internacional Vnukovo 2, en las afueras de la capital rusa. A las 6 y 30 de la noche había frío de 4 grados y lloviznaba casi imperceptiblemente, pero todos elegimos quedar cerca de la pista, impresionados por la belleza y marcialidad de los batallones de ceremonia y la cálida bienvenida del viceministro de Exteriores de la Federación Rusa, Serguei Riabkov, uno de los más reconocidos funcionarios de la ya legendaria cancillería rusa de estos tiempos.
Moscú parecía una ciudad detenida a la espera del visitante y su comitiva. Sin sirenas, avanzábamos por una senda abierta a contramano, mientras decenas de vehículos esperaban en los accesos laterales el paso de la caravana.
El destino, el hotel Marco Polo, muy próximo a la residencia del embajador cubano en Moscú, nos acogía con guirnaldas en la entrada, sonrisas y una eficaz entrega del alojamiento, sin que mediaran traductores.
Después fue el antes. Dejamos todo en las confortables habitaciones y nos fuimos a la residencia, convocados por el Presidente para celebrar el triunfo en la ONU.
Quisieron la casualidad y la causalidad que al mismo tiempo que aterrizábamos en Moscú, ganábamos en Nueva York la histórica votación 189 a 2 que, en palabras de Díaz Canel, fueron 10 victorias en una, porque al imponer los adversarios absurdas enmiendas que el mundo rechazó de manera categórica, hubo que votar más veces y fueron más notable su fracaso y nuestro triunfo.
Díaz Canel, junto a su esposa, el Vicepresidente del Consejo de Ministros Ricardo Cabrisas y otros titulares que le acompañan, llegó eufórico al encuentro y sus primeras palabras fueron para enaltecer a la Isla pequeña que este jueves fue “del tamaño del mundo, porque el mundo estuvo a nuestro lado”.
Recordó el Presidente lo que solía decir el escritor villaclareño Enrique Núñez Rodríguez en estos casos: “Tanta buena gente no puede estar equivocada”.
Estar en Moscú, capital de la primera nación que ayudó a Cuba a resistir el bloqueo,  fue otro detalle resaltado por Díaz Canel en un twitter y en las declaraciones a la prensa cubana sobre la victoria en la ONU.
Pero la temperatura emocional alcanzó sus mayores grados cuando dedicó el triunfo a quienes nos enseñaron a pelearlo: a Fidel, a Raúl, al heroico pueblo que ha resistido el cerco por tantos años y a los jóvenes diplomáticos que se batieron contra la mentira y las presiones norteamericanas con profesionalidad, valor, pasión y dignidad.
MIENTRAS LA HABANA DESCANSA…
…Moscú amanece con cinco grados, que suben en la prisa de seguir el programa presidencial. A las 9:00 am, Díaz Canel se reúne con Viacheslav Volodin, Presidente de la Duma Estatal, Cámara baja del parlamento, a la que Cuba debe varias resoluciones de apoyo contra el bloqueo, la libertad de los Cinco y otras causas nuestras. Volodin es también el líder de la delegación del país que nos acompañó en el dolor durante los funerales de Fidel.
Una hora más tarde, la cita es con Guennadi Ziuganov, presidente del Partido Comunista de la Federación Rusa, que ha mantenido la mayor representación de la izquierda histórica en la vida política nacional y es la segunda fuerza política, detrás de Rusia Unida.
Valentina Matvienko, presidenta del Consejo de la Federación -Cámara alta-, lo recibe a las 11 y al mediodía el mandatario cubano colocará una ofrenda floral en la Tumba del soldado desconocido, junto a las murallas del Kremlin.
EL ENCUENTRO CON PUTIN
El Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, recibe a su homólogo cubano a la una de la tarde para dar inicio a las conversaciones oficiales entre ambas delegaciones.
El encuentro, que podría extenderse por cuatro horas, tiene un primer momento privado, un almuerzo con la participación de los acompañantes de ambos estadistas y posibles acuerdos sobre temas de interés estratégico para nuestra castigada economía.
Ya será noche cerrada cuando a las 6 pm, la delegación de la Isla se reúna, en el propio hotel Marco Polo, con directivos de empresas y bancos rusos con importantes proyectos en Cuba.
Para cuando termine la jornada de intercambios, quizás los más resistentes se animen a un paseo por Moscú y los periodistas volveremos a la máquina y a los teléfonos para la nota del gran día.
Dormir será más difícil. Al calor de una visita que anima esperanzas en la Isla, todos quieren saber lo que se publica y lo que no. Las redes sociales no creen en diferencia de horarios y los amigos olvidan que cuando ellos dormían empezaba nuestra labor, con jetlag y otras deudas de sueño que acumula el oficio más lindo y más exigente del mundo.
Todo es muy relativo cuando se dan acontecimientos de esta envergadura. El invierno moscovita puede tener noches muy breves aunque dure más horas y sensaciones cálidas al borde de una nevada. Nada es igual al abrigo de esta especial acogida.
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Arleen Rodríguez Derivet
Periodista, editora y conductora cubana. Graduada en 1982 en la Universidad de Oriente, comenzó su carrera como corresponsal de Juventud Rebelde, donde ocupó luego diversos cargos, incluyendo la subdirección y la dirección de 1989 a 1997. (Guantánamo, 1959)

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