El diario The New York Times sorprende con otra teoría loca sobre los supuestos incidentes a la salud que habrían afectado a diplomáticos de EEUU en La Habana, y que ningún científico serio ha podido confirmar. El abogado José Pertierra ha escrito esta carta al diario estadounidense, que compartimos con los nuestros lectores:
Este artículo es una muestra de pobre periodismo de The New York Times. No hay hallazgos científicos en esta investigación. Todo es pura especulación, expresada en adverbios como “tal vez” o “posiblemente”. Nadie expone cuál es la causa de las llamadas enfermedades. Eso es lo único que sabemos con seguridad.
El autor del NYTimes cita un informe de Propublica, de febrero, que cita a la esposa sin nombre de un diplomático estadounidense que afirma haber visto una furgoneta que corría en los alrededores de su casa después de “perturbadores” sonidos. (Hay un montón de “sonidos perturbadores” en Cuba: por ejemplo, reguetón, gente gritando, perros ladrando, camiones corriendo por la calle sin silenciadores, bocinazos y televisores y radios a todo tren).
Los periodistas del NYTimes concluyen que hubo un testigo sin nombre que vio una pequeña furgoneta luego de escuchar “perturbadores sonidos ” y que ” una antena parabólica podría caber fácilmente en una pequeña furgoneta”. Bueno, también podrían caber ahí 100 cerdos y mil huevos, y varios cartones de leche, o ladrillos, o toneladas de picadillo de soya. Ningún cubano fue entrevistado o citado para escribir esta nota.
Además, citan a un científico de 83 años que no investigó el enigma de las supuestas enfermedades que padecieron miembros de la comunidad de inteligencia de Estados Unidos en Cuba, y afirma que las microondas “posiblemente” podrían haber causado las enfermedades. ¿Cómo lo sabe? The New York Times no pregunta. El Times le pide al científico de 83 años que salga de su ámbito de conocimiento y especule sobre quién podría haberlo hecho. El tipo entonces especula que podría haber sido Rusia con la ayuda de funcionarios cubanos aliados de los rusos.
Cada vez que un testigo hace afirmaciones sin fundamento en los tribunales, se exige a los abogados que presenten la “evidencia“ y hagan una pregunta elemental: “¿Cómo lo sabes?” Por desgracia, el NYTimes no hace esa pregunta elemental…