Colonialismo 2.0 en América Latina y el Caribe: ¿Qué hacer?, la conferencia pronunciada en la mañana de este lunes 16 de julio por la Doctora Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta primera de la Upec, en el taller Comunicación, política y medios, del XXIV Foro de Sao Paulo, ahondó en el análisis de tres tópicos fundamentales: la planetización del poder estadounidense mediante la ubicuidad de internet, la operación conectividad efectiva, sus propósitos colonizadores y el impacto en los procesos sociales latinoamericanos y caribeños de la tecnopolítica.
El texto, que sintetiza en apenas seis páginas dichos asuntos, apunta que: “En el mundo de hoy solo Estados Unidos y sus empresas son soberanos. Desde que Internet se convirtió en el sistema nervioso central de la economía, la investigación, la información y la política, las fronteras estadounidenses extendieron sus límites a toda la geografía planetaria, aunque los viejos mapas digan otra cosa”. Y fundamenta, además:
“Nunca fue más imperial ese país que cuando se convirtió en zar del ciberespacio y nos impuso un modelo de conectividad dependiente de las lógicas del mercado y la depredación ecológica, que codifica las relaciones humanas, las transforma en datos y, por tanto, en mercancías que producen valor. Los datos aislados no dicen nada, pero la enorme masa de datos agregados en una plataforma adquieren un valor inusitado y controversial, en una sociedad que transita aceleradamente de la producción y comercio de bienes y servicios físicos hacia los servicios digitales”.
En su discurso argumentativo, la ponente también ofreció datos como, “una sola empresa privada de Estados Unidos, por ejemplo, decide cómo gasta un cuarto de la población mundial cerca de 50 millones de horas diarias” y “en el primer trimestre de 2018 Facebook facturó 11 790 millones de dólares, casi cuatro mil millones más (un 49 por ciento) que hace un año. De ese total, cerca del 98,5 por ciento proviene de la publicidad”, ilustran la intensidad de una “concentración comunicativa y cultural”.
Y, en este sentido, añadió que Google realiza cerca del 92 por ciento de las búsquedas en Internet, un mercado valorado en más de 92.000 millones de dólares. “Las 10 empresas más poderosas y ricas del mundo -cinco de ellas en el negocio de las telecomunicaciones- tienen unos ingresos conjuntos que suman 3,3 billones de dólares, lo que equivale al 4,5 % del PIB mundial. Apple solamente equivale al PIB de 43 países africanos (900 000 millones de dólares)”.
Al expresar que las nuevas plataformas tecnológicas han alterado dramáticamente la naturaleza de la comunicación pública, la Dra. Elizalde afirmó: “No existe Estado-nación que pueda remodelar la red por sí solo ni frenar el colonialismo 2.0, aun cuando ejecute normativas locales de protección antimonopólicas e impecables políticas de sostenibilidad en el orden social, ecológico, económico y tecnológico. Todavía menos puede construir una alternativa viable desconectado de la llamada ‘sociedad informacional’, cuya sombra –intangible, pero por eso no menos real-, alcanza incluso a quienes están fuera de la Internet”.
Además, “según datos de la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), nuestra región es la más dependiente de los EEUU en término del tráfico de Internet. Cerca del 90 por ciento de la información electrónica de la región pasa por algún nodo administrado directa o indirectamente por Estados Unidos, fundamentalmente por el llamado “NAP de las Américas”, en Miami, y se calcula que entre un 80 y un 70 por ciento de los datos que intercambian internamente los países latinoamericanos y caribeños, también van a ciudades estadounidenses, donde se ubican 10 de los 13 servidores raíces que conforman el código maestro de la Internet.
Por otra parte, señaló que “América Latina es la más atrasada en la producción de contenidos locales”, aunque “líder en presencia de internautas en las redes sociales. Pero, “acceso a Internet no es lo es lo mismo que capacidad para poner las llamadas Nuevas Tecnologías en función del desarrollo de un continente en el que puede apreciarse claramente una tendencia al aumento de la desigualdad”. Y cita a al antropólogo brasileño Darcy Ribeiro cuando “alertaba que, de la mano de una tecnología revolucionaria, “hay una verdadera colonización en curso. Norteamérica está cumpliendo su papel con enorme eficacia en el sentido de buscar complementaridades que nos harán dependientes permanentemente de ellos…”
Acerca de la llamada operación Conectividad efectiva, “aprobada en el 2011 por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos”, conforma “un escenario que está encadenado con un programa más amplio para América Latina y el Caribe de control de los contenidos y de los entornos de participación de la ciudadanía y que se ha ejecutado con total impunidad, sin que la izquierda le haya prestado la más mínima atención”, subrayó la conferencista.
Se trata de un plan —añadió—, declarado en un documento público del Congreso estadounidense, para “expandir” los Nuevos Medios Sociales en el continente, enfocados en la promoción de los intereses norteamericanos en la región”. Un fragmento del referido texto, lo deja claro:
“Con más del 50% de la población del mundo menor de 30 años de edad, los nuevos medios sociales y las tecnologías asociadas, que son tan populares dentro de este grupo demográfico, seguirán revolucionando las comunicaciones en el futuro. Estas tecnologías pueden favorecer el cambio político, mejorar la eficiencia del gobierno, y contribuir al crecimiento económico… Los medios sociales y los incentivos tecnológicos en América Latina sobre la base de las realidades políticas, económicas y sociales serán cruciales para el éxito de los esfuerzos gubernamentales de EE.UU. en la región.”
El documento citado por Elizalde, “concluye con recomendaciones específicas para cada uno de nuestros países, que implican: ‘aumentar la conectividad y reducir al mínimo los riesgos críticos para EEUU. Para eso, nuestro gobierno debe ser el líder en la inversión de infraestructura’.
“¿Qué hay detrás de este modelo de ‘conectividad efectiva’ para América Latina?”, reflexiona. “La visión instrumental del ser humano, susceptible a ser dominado por las tecnologías digitales; la certeza de que en ningún caso las llamadas plataformas sociales son un servicio neutral que explotan un servicio genérico (como un electrodoméstico, un idioma, una cuchara…), sino que se fundan en cimientos tecnológicos e ideológicos, y son sistemas institucionalizados y automatizados que inevitablemente diseñan y manipulan las conexiones.
“Lo que calcula el gobierno de Estados Unidos con su ‘operación de conectividad efectiva’ es la posibilidad de que esas herramientas creen una simulación de base y a partir de ahí se derrumben sistemas políticos que no les resulten convenientes”, concluyó la Dra. Elizalde en su análisis sobre la llamada operación Conectividad efectiva.
“Cuantas más conexiones, más capital social”, fue una idea introductoria en su reflexión acerca del tema de la tecnopolítica. “Los intereses fundamentales de la apertura de los datos y de la invitación a ‘compartir’, dar un ‘me gusta’ o ‘no me gusta’, ‘retuiear’, etc., no son los de los usuarios, sino los de las corporaciones, de las grandes empresas que tienen la capacidad de cómputo para procesar las colosales cantidades de datos que dejamos en las redes sociales, un poder que da a los propietarios una enorme ventaja sobre los usuarios en la batalla por el control de la información.
Por ejemplo, “Cambridge Analytica ha reconocido que se involucró en procesos electorales contra los líderes de la izquierda en Argentina, Colombia, Brasil y México. En Argentina, participaron en la campaña Mauricio Macri en el 2015. Se han denunciado los vínculos del Jefe de Gabinete del Presidente y del actual titular de la Agencia Federal de Inteligencia con esta empresa, que creó perfiles psicológicos detallados e identificó a personas permeables a los cambios de opinión para luego influir a través de noticias falsas y selección parcial de la información. Apenas accedió al poder, Macri, entre otros decretos con los que cercenó la base jurídica e institucional de la comunicación forjada en los gobiernos de izquierda en Argentina, aprobó uno que le permitió quedarse con las bases de datos de los organismos oficiales para utilizarlos en campañas a su favor. Lo que demuestra todo esto es que también en América Latina y el Caribe la política se ha convertido en tecnopolítica, en su variante más cínica”, acentuó Elizalde.
Ante la complejidad de este escenario en Latinoamérica y el Caribe, la conferencista propuso acciones a desarrollar; entre ellas, la necesidad de contar en el área geográfica con “redes de observatorios que, además de ofrecer indicadores básicos y alertas sobre la colonización de nuestro espacio digital, permitan recuperar y socializar las buenas prácticas de uso de estas tecnologías y las acciones de resistencia en la región, a partir de la comprensión de que él éxito o el fracaso frente a estas nuevas desigualdades depende de decisiones políticas”.
Y añadió: “Es improbable que un país del Sur por sí solo -y mucho menos una organización aislada pueda encontrar recursos para desafiar el poder de la derecha que se moviliza a la velocidad de un clic; pero un bloque de organizaciones, movimientos y gobiernos de izquierda tendría mayor capacidad de desarrollar niveles de respuesta, por lo menos para afirmar soberanía regional en algunas áreas críticas. Permitiría más poder de negociación frente a las potencias en Inteligencia Artificial y Big Data y sus empresas, además de desafiar las instancias globales donde se definen las políticas de gobernanza”.
También, agregó, “debería ser una cuestión clave en los debates políticos y profesionales sobre comunicación, y particularmente, en aquellos donde se discutan la equidad y el desarrollo, la creación de una escuela de comunicación política de la izquierda latinoamericana y caribeña, que nos permita compartir conocimientos sobre las tramas de poder detrás de los medios, la necesidad de democratizarlos y las oportunidades propiciadas por las nuevas tecnologías de la información”.
Para concluir, la Dra. Elizalde señaló que no se había detenido en hablar sobre experiencias exitosas de la izquierda en la articulación de redes, porque intentó generar percepción de riesgo.
“Aquel debate sobre apocalípticos e integrados a la cultura de masas ha sido trascendido hace rato. Ese mundo estable que describía Umberto Eco ya no existe. Hay varios mundos en el horizonte y uno puede ser aquel en el que lleguemos a crear nuestras propias herramientas liberadoras. Pero la búsqueda y construcción de alternativas no es un problema tecnocientífico nada más. Depende sobre todo del “actuar colectivo” a corto y mediano plazo, con perspectivas tácticas y estratégicas en la comunicación que faciliten el cambio de las relaciones sociales y los entramados técnicos a favor de nuestros pueblos”.