El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes y un grupo de patriotas reunidos en el ingenio Demajagua proclamaron la Independencia de Cuba y enarbolaron la bandera ideada por Céspedes como símbolo Patrio. Allí se dio la libertad a los esclavos y el primer grito de ¡Viva Cuba Libre! De allí partió la bisoña y combativa tropa a conquistar la independencia y la libertad.
El 12 de octubre de 1962, en la página 40, la revista Bohemia publicó una imagen extraordinaria por su altísimo valor histórico y en cuyo pie de grabado dice: El Padre de la Patria en la única foto existente del hecho histórico trascendental, el 10 de octubre de 1868 en Manzanillo”. Como no había más datos pensé que podía ser la imagen de otro momento. Hace unos días, leyendo la interesante y documentada novela “El Camino de la Desobediencia” de Evelio Traba encontré la historia de la foto narrada por el propio Carlos Manuel de Céspedes. Foto y relato que mostramos a continuación:
Cacaotal, Oriente de Cuba
1º de octubre de 1869
Hace un rato me hallaba yo revisando la correspondencia del extranjero, cuando llegó Maso con sus hombres. Lo primero que hizo fue entregarme una curiosa memoria del día del levantamiento contra España. Con toda franqueza debo admitir que ya no me acordaba de esta reliquia entre los tantos rigores en que ha trascurrido mi vida, la había olvidado por completo, como se olvidan las cosas triviales o pasajeras… Enmascarado en la pasta de un egregio retrato de Isabel II, Francesco Becantini, con toda la ironía que le es natural, me envió desde Manzanillo, aquel hermoso daguerrotipo de grupo que en la gloriosa mañana del 10 de octubre nos hiciera a todos los patriotas reunidos en Demajagua. Al centro aparezco yo, grave y taciturno, entre Maso, mi hermano Francisco Javier y Cambula, luciendo orgullosa la bandera tricolor que sus manos cosieron y enarbolaron. A los lados puedo identificar claramente a Juan Hall, Jaime Santisteban, Ignacio Martinez, Ángel Mestre, Miguel García… En el suelo descamisados y con los torsos lustrosos por el sudor, están mis antiguos esclavos. Recién liberados, empuñando feroces sus machetes y sus picas de yaya.
Todos somos inmortales mientras posamos para el lente del genovés, mientras el azar no ha decidido todavía cobrar sus primeras victimas
En 9 días se cumplirá el primer aniversario de esa exclusiva fotografía. Algunos rostros captados en ese instante son hoy calaveras perdidas en tumbas anónimas, sombras a quienes tal vez les ha sido deparada la incógnita del porvenir. Porque toda fotografía de guerra es un discreto glosario de sobrevivientes y difuntos, un compendio aleatorio de permanencias y desapariciones súbitas- ¿Quién será el último en desvanecerse? Solo Dios tiene la respuesta.
Existen pocas fotografías de La Demajagua y de su entrada en la historia de Cuba porque los procedimientos fotográficos de entonces eran muy lentos y los propios fotógrafos tenían que fabricar, impresionar y procesar las placas momentos antes de captar la foto y revelarla inmediatamente después, todo ello debía hacerse en el corto plazo de 6 a 8 minutos porque de secarse perdía la sensibilidad y no copiaba la imagen. Las fotografías que se hicieron en la guerra de los diez años eran, por lo regular, las ruinas después de las batallas y fotografías posadas de la oficialidad o los soldados en momentos de descanso o simulando algún ataque.
Según los directorios cubanos de 1868 había 27 fotógrafos en toda la Isla. 15 de ellos en La Habana, 2 en Cienfuegos, 4 en Matanzas, y en Oriente: 1 en Gibara: Alfredo Duran; en Santiago de Cuba estaban Ernesto Bavastro y Pedro María Agüero que tenían una galería desde 1859, Severo Gómez Núñez a partir de 1864 y Juan Bautista Valdés desde 1867. En Manzanillo, se anunció en la prensa desde 1864 hasta su muerte ocurrida en 1877 el italiano Francesco Beccantini.
Antes del levantamiento, el santiaguero Ernesto Bavastro, autor del lujoso álbum fotográfico de Santiago de Cuba y sus alrededores titulado El Departamento Oriental de la Isla de Cuba, se dedicó a retratar durante algunas semanas en otros pueblos y ciudades cercanos a Santiago. En enero de 1863 la prensa de Manzanillo informaba que se encontraba retratando en la ciudad. De esa fecha son las fotografías del ingenio Demajagua y la casa de vivienda.
Días después del levantamiento, el 17 de octubre, mientras Céspedes y su tropa atacaban a Bayamo, el buque de guerra Neptuno se acercó a la costa y sus cañones destruyeron el ingenio, la hacienda, los barracones y los alrededores de La Demajagua.
Muebles y maquinarias desaparecieron o cayeron a cientos de metros del lugar en que estaban, sólo quedaron, en lo que fuera la casa de la molienda, dos ruedas que movían el central. Con el tiempo, y por capricho de la Naturaleza, estas ruedas quedaron enlazadas a las raíces de un jagüey nacido allí. Imagen simbólica que los fotógrafos han sabido atrapar.
Junto con la única foto captada durante el alzamiento de La Demajagua presentamos también las más antiguas de ese histórico lugar.
Fuentes:
- Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo: Dos fechas históricas: 10 de Octubre de 1868, 24 de Febrero de 1895, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1989
- Revista Bohemia 12 de octubre de 1962, p.40
- Evelio Traba: “El Camino de la Desobediencia” Editorial Varbum S.L. 2016 p. 485
- Archivo Histórico de Manzanillo
Demajagua: eterno altar de la Patria; orgullo y gloria del épico y legendario Manzanillo