Ya la prensa reaccionaria del mundo goza con la noticia de la resolución aprobada en la OEA cuyo texto refleja la intención aviesa del imperio contra Venezuela, que fuera anunciada y lanzada en declaraciones por el Vicepresidente y el Secretario de Estado de EE.UU., aunque no lograron el número de votos (24) necesarios para separarla de la Organización. En ese texto aparecen reflejados todos los despropósitos injerencistas de un amasijo de gobernantes que han actuado, por voluntad propia o forzada, a convertirse en besalospiés y genuflexos del vecino del Norte.
Estos son los países cuyos gobernantes han actuado como Caínes ante la el ademán imperativo del gobierno estadounidense durante la 48ª Asamblea de la OEA: República Dominicana, EE.UU., Santa Lucía, Chile, Brasil, Argentina, Bahamas, Barbados, Canadá, Colombia, Guyana, México, Panamá, Paraguay, Perú, Jamaica, Costa Rica, Guatemala, Honduras.
Ante esta indecorosa actitud servil, uno no puede menos que preguntarse y pensar como Martí en su época del siglo XIX ante similar situación, ¿a qué ir de aliados, en lo mejor de la juventud ( y de la madurez, añadiríamos ahora), en la batalla que los Estados Unidos se preparan a librar con el resto del mundo (hoy añadiríamos, para continuar librando sus arremetidas contra los pueblos de nuestra América).
Y es que se ha cumplido una vez más en la OEA aquel espectáculo que denunciara José Martí en 1884. “Dicen que han solido venir ciertas gentes de nuestras tierras a ofrecer a los Estados Unidos, en cambio de este o aquel apoyo, pedazos de nuestro territorio, y saber sería bueno quiénes fueron, para hacer una picota que llegase a las nubes, y poner en ella su nombre en letras bien negras.”
Los gobernantes de estos países latinoamericanos y caribeños han demostrado su sumisión aborrecible y nada los justifica, pues han abandonado y han dejado de ser solidarios con una república de su misma familia, y propiciar cualquier trapisonda, INCLUYENDO LA INVASIÓN, del adversario común, que no es otro que EE.UU.
Es suficiente el argumento esgrimido por Martí: “WalKer fue a Nicaragua por los Estados Unidos; por los Estados Unidos, fue López a Cuba. ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo en que el águila de Monterrey y Chapultepec, el águila de López y de Walter, apretaba en sus garras los pabellones todos de la América?”
A la vez que señalaba: “¿Y han de poner sus negocios los pueblos de América en manos de su único enemigo, o de ganarle tiempo, y poblarse, y unirse, y merecer definitivamente el crédito y respeto de naciones, antes de que ose demandarles la sumisión el vecino a quien, por las lecciones de adentro y las de fueras, se le puede moderar la voluntad y educar la moral política, antes que se determine a incurrir en el riesgo y oprobio de echarse, por la razón de estar en un mismo continente, sobre pueblos decorosos, capaces, justos…”
Es que después de haber vivido las experiencias horrendas de las intromisiones y agresiones de los Estados Unidos contra nuestros pueblos en los siglos XIX, XX, XXI, va a continuar imperando la visión servil, cegata y dañina, que denunciara Martí, “de presentar como la casa de las maravillas y la flor del mundo a los Estados Unidos, que no lo son para quien sabe ver.” Y en vez de actuar como pueblos libres, lo harán “como coro sujeto a un pueblo de intereses distintos, composición híbrida y problemas pavorosos, antes de tener arreglada su casa, en desafío arrogante, y acaso pueril, con el mundo.”
¿Quién a la luz del pasado y del presente, puede explicar las posiciones de estos gobernantes de los 18 gobernantes coligados con EE.UU., contra Venezuela? Es que el de México, tan agredido y tan vilipendiado, en el pasado y el presente, no se avergüenza de haber abandonado su tradicional posición independiente en política exterior de su país?
¿Es que el gobierno de República Dominicana, no recuerda con indignación las muertes ocasionadas por la invasión de su territorio basada en una resolución de la OEA en abril de 1965?
¿Es que los gobiernos de Panamá y de Guatemala han borrado de sus mentes el número de ciudadanos muertos de sus países a consecuencia de las invasiones estadounidenses?
¿Es que el resto de los gobernantes que apoyaron la resolución de la OEA son tan desmemoriados y tan serviles que pretenden desconocer todas las tropelías de gobiernos estadounidenses contra sus pueblos en sus distintas formas de injerencias y actos lesivos a sus soberanías y autodeterminación?
¿Es acaso moralmente aceptable que gobernantes, sin importar sus matices ni razones, ya que no son ingenuos sobre el alcance posible del acto de apoyar tal resolución contra Venezuela? Son tan traidores que pretenden desconocer el significado de Venezuela en la historia de la independencia americana, el papel de Bolívar, y especialmente en nuestros días la política bolivariana de los presidentes Chávez y Maduro, tan consecuentemente unitaria, magnánima y solidaria con nuestros países, sin condicionamientos por el signo ideológico de sus respectivos gobiernos?
Estados Unidos está interesado por revivir la muerta Doctrina Monroe, recuperar su hegemonía y abortar todo proceso popular y progresista que traiga para los pueblos la fraternidad, la justicia y la libertad, para que el águila imperial vuelva a mostrar sus garras con el mismo disfraz de siempre o modelando un nuevo ropaje que solo pueden deslumbrar a sus cómplices y a los papanatas de nuestras tierras.
Pero Estados Unidos, en relación con Venezuela, está interesado fundamentalmente en apoderarse de sus recursos, y que hoy todo el mundo conoce. Y es que como señalara José Martí, Venezuela representa esto:
“Venezuela es un país rico más allá de los límites naturales. Las montañas tienen vetas de oro, y de plata, y de hierro. La tierra cual si fuera una doncella, despierta a la menor mirada de amor. La Sociedad Agrícola de Francia acaba de publicar un libro en el que se demuestra que no hay en la tierra un país tan bien dotado para establecer en él toda clase de cultivos. Se pueden allí sembrar patatas y tabaco: -té, cacao, y café, la encina crece junto a la palmera (…) Hay todos los climas, todas las alturas, todas las especies de agua; orillas de la mar, orillas de río, llanuras, montañas, la zona fría, la zona templada, la zona tórrida, Los ríos son tan grandes como el Mississipi, el suelo fértil como las laderas de un volcán”.
A ello habría que enfatizar las inmensas reservas de petróleo y gas, de las mayores del mundo, y los inmensos yacimientos de otros metales estratégicos.
Pero hoy además, EE.UU., pretende desterrar de Venezuela el ejemplo que significa la Revolución Bolivariana, y los enormes recursos sociales, políticos, ideológicos, morales y culturales que crecen en la tierra fértil de corazones y mentes de los hombres y las mujeres que integran al pueblo hermano de Venezuela.