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El aparente adiós de Isabelita

Como en el caso de otros colegas —excelentes colegas— que han fallecido con anterioridad, el aparente adiós de Isabelita https://www.cubaperiodistas.cu/index.php/2018/03/hasta-siempre-isabelita-colega-y-mujer-toda-coraje/  (Moya Richard) sobrecoge y angustia mucho más allá del pecho.

Y sucede así no porque cuando pareció cerrar definitivamente los ojos encabezaba la Editorial de la Mujer o dirigía, ejemplo personal por delante, la revista Mujeres…

Tampoco sobreviene ese sentimiento de dolor tan cierto por el formal hecho de que integraba, desde hace no sé cuántos años, creo que desde siempre, el Comité Nacional de la Unión de Periodistas de Cuba, en cuyos plenos habitualmente su voz dictaba sabias lecciones, en medio del más atento silencio por parte de quienes nunca perdimos la oportunidad de escucharla.

Doctora en Ciencias de la Comunicación, pero sobre todo Doctora en las también imprescindibles Ciencias de la modestia, de la perseverancia y del optimismo, nuestra Isa mereció, entre muchísimos reconocimientos el Premio a la Dignidad, en 2016 y el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida, en 2017.

Tenaz, acuciosa, tierna. Así la vi desde que, siendo una muchachita (año 1979) decidió respirar por los pulmones del periodismo, allá en la entonces Facultad de Filología —después Artes y Letras— de la Universidad de la Habana.

Mentiría si no dijera que siempre fue una mujer con un bello espacio interior, cuyos valores le saltaban continuamente por la aguda mirada, por esa sonrisa inextinguible y, sobre todo, por ese modo de ser, de hacer y de alentar, hasta el último aliento.

Tal vez la primera imagen de ella, en la memoria de quienes la hemos acompañado (o de quienes hemos sentido su compañía) sea sentada sobre una silla de ruedas, mimada como una verdadera niña por ese hombre, también inmenso, que le dio y le arrancó quién sabe cuánto amor… solo ellos lo saben.

A mí, que la vi retoñar sobre el pupitre universitario, cuando ya la naturaleza le ponía escollos para andar, se me antoja remolcarla en recuerdo hacia el futuro con ese caminar seguro que desearían tener y mantener muchos de los que, por correr, han dado los traspiés que jamás conoció Isabelita en sus limpios pasos por la cresta de 56 envidiables calendarios.

 

 

Entrevista, en Historias de vida (Mesa Redonda).

Mientras que haya vida hay lucha

Doctora Isabel Catalina Moya Richard (La Habana, 1961). Doctora en Ciencias de la Comunicación. Licenciada en Periodismo. Profesora Titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Directora de la Editorial de la Mujer y de la Revista Mujeres de la Federación de Mujeres Cubanas. Presidenta de la Cátedra de Género y Comunicación del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Miembro del Comité Académico de la Maestría en Género de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana. Premio a la Dignidad otorgado por la Unión de Periodista de Cuba en 2016. Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida en 2017.

Con un currículum inmenso entre publicaciones, libros y títulos, de Isabel Moya se ha dicho que se llevó todos los premios de la popularidad en el sector femenino por su defensa de la cuestión de género.

– P: Empecemos con Isabelita antes de ser la doctora Isabel Moya. Cuéntanos un poco…

– Isabel Moya: Mi madre tenía solo 18 años cuando nací en medio de una familia maravillosa. Una niña con problemas físicos, pero no me educaron con lástima. Todo lo contrario. Use aparatos de hierro para caminar y para dormir. Nací con una enfermedad muy rara. Mi organismo no asume el calcio.

Me criaron con mucho amor y sin saber nada de inclusión, ni de nada de lo que hablamos hoy. Participé en todo. Cuando la guerra de Vietnam, me ponían aquel sombrero vietnamita, me llenaban el uniforme de hojitas de árboles y allá yo iba con mis aparatos. Nunca falté a nada, ni hubo justificación. Ese amor fue muy importante. La autoestima es vital para todo. Hay gente que tiene mucha fuerza y sin embargo no se quiere.

– P: ¿Nunca buscaste Certificado Médico?

– Isabel Moya: Nunca busqué Certificado Médico y además no me gustaba quedarme limpiando en el albergue. Iba al campo. No era buena cociendo hojas de tabaco. ¡Qué va! No tuve esa habilidad.

– P: Dime el secreto de esa foto en que estás en una silla en escenario de un teatro.

– Isabel Moya: Esa foto me la hizo Mercedes Ramírez en el teatro Sauto de Matanzas. Ya yo era periodista. Fuimos a hacer un fotoreportaje allí. Me senté en aquel escenario y viví todas las vidas que habían pasado por allí. Después hice un artículo que fue premiado y por eso siempre pongo a esa foto como uno de mis grandes recuerdos.

– P: A José Luis Estrada Betancourt le decías en Juventud Rebelde que te gustaba mucho el periodismo de investigación a lo Bogart en El halcón maltés. Recién graduada soñando con ser la Bogart femenina, investigadora de crímenes y de repente la ubican en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

– Isabel Moya: Eso para mí fue un jarro de agua fría. Yo veía mi ubicación en una revista de mujeres como algo tan inferior. Pensaba cumplir mi servicio social e irme. Y mira, 30 años después sigo ahí.

La revista me permitió conocer a mi país, a mi pueblo y a las mujeres de mi pueblo que son las grandes heroínas de la nación, desde antes de las guerras de independencia. Ellas han ido aportando no solo saber, valentía y fuerza, sino algo que es muy importante, la identidad. Han ido siendo indispensable en la identidad de la nación. Aunque a veces, todavía esas historias no están recogidas. Muchas veces son historias anónimas.

Durante el periodo especial hubo mujeres que cocían las libretas viejas. ¿Cómo sobrevivimos aquel momento duro si no fuera por las mujeres y ese deseo de defender la Revolución?

– P: ¿Cómo llegó Isabelita al Pico Turquino que siempre tuvo dificultades para caminar?

– Isabel Moya: Subí por Bayamo, que es más difícil, gracias a un grupo de compañeros y compañeras periodistas de Juventud Rebelde. Subí porque se iba a dar la orden No. 1 del Movimiento de Pioneros Exploradores.

– P: En ese periodo conociste a Juan Carlos que era el diseñador de la revista. Llegas en 1984 a la revista. Dicen que el primer encuentro entre ustedes no fue precisamente bueno, ¿qué pasó?

– Isabel Moya: Llegué y le dije que yo venía de militante y él con arrogancia me dijo que no quería insertados en el núcleo. Pensé que era un pesado. Sin embargo, al mes presenté mi primer trabajo y él vino y me entró por el ego. Me dijo que era un bello trabajo, y así empezó todo. Aquel primer trabajo se llamaba Pequeños palacios verdes sobre las campiñas pioneriles.

– P: De ahí pasaron rápidamente al amor y te embarazaste que era algo que no tenías posibilidades de hacer por la enfermedad y te arriesgaste. ¿Qué pasó contigo después? ¿Qué pasó con Vilma Espín?

– Isabel Moya: El embarazo fue una osadía. Gracias a la medicina cubana que me ayudó y al grupo de médicos que me acompañaron. Tuve la niña y ya entonces caminaba con dificultad. Pensé quedarme en la casa, escribir por correo. Pero Vilma vino a la casa. Me hace poner la niña en el piso para verla gatear. Le comentó que yo creía que no iba a poder volver a trabajar como reportera. Ella me dijo: “chica tú no has visto que en las oficinas hay rueditas en las sillas, ¿por qué no puedes trabajar en una silla de ruedas?”

No solo empecé en la revista nuevamente, me mandó a un evento en México con otra compañera, pero yo estaba en el hotel sola para que ganara confianza en mí. Vilma era una persona fuera de serie, llena de humanismo y sensibilidad.

– P: Isabel siempre dice que lo que ella se vista y se maquilla es producto de Gabriela, su hija que ahora tiene 20 años, ¿qué estudia Gabriela?

– Isabel Moya: Le encanta la química y estudia farmacia. Estábamos asustados porque no la podíamos ayudar en nada, pero estamos en la generación del Siglo XXI.

– P: La doctora Miriam Rodríguez ha escrito: “Tiene Isabelita una vocación muy grande por enfrentar retos. Y cuando nadie se lo exigía, ni nadie creía realmente que lo necesitaba, pues su nombre era ya muy conocido y sus obras objeto de estudio en muchos lugares, ella se propuso obtener el doctorado en Ciencias de la Comunicación. Y lo obtuvo, por supuesto con la máxima calificación.

Nadie sabe a ciencia cierta de dónde saca el tiempo, la voluntad y la paciencia para dirigir una revista y una editorial, escribir artículos y libros, atender diplomantes, proyectar eventos, dar conferencias, y rara vez decir que no a muy diversas peticiones, y nunca si se trata de una solicitud de ayuda, porque nuestra experta en género lo es también en solidaridad humana.

– Isabel Moya: Así es la doctora Miriam Rodríguez que fue mi profesora desde el pregrado y fue junto a la doctora Norma Vasallo las tutoras de mi tesis de doctorado.

– P: Isabelita es autora de Letra con género, Reinventar el periodismo hacia una contracultura feminista en los medios, Sin contraseñas Género y Transgresión mediática, El sexo de los ángeles, Una mirada de género a los medios de comunicación, De la soga a los espejos Ensayos de Comunicación y género… una lista muy larga de documentos que tienen que ver con el feminismo. ¿Lograste algo, lograron algo las que han defendido el feminismo?

– Isabel Moya: Tenemos que seguir luchando por el sexismo en el lenguaje. La lengua invisibiliza y discrimina en el lenguaje. Para nosotros hay una diferencia cuando se dice bloqueo o embargo, porque es que la lengua tiene ideología. Hemos avanzado mucho por el pensamiento de Fidel, la creatividad de Vilma y por la organización de las mujeres cubanas.

La Federación de Mujeres Cubanas tiene ya más de 4 millones de mujeres. Tenemos que seguir trabajando, perfeccionándonos, porque esa organización es, sin dudas, más necesaria que nunca.

Hay paladares en las que solo hay muchachitas de 20 años, delgadas y con determinado color de la piel. Ahí tenemos que estar también nosotras. Tenemos que estar para que no hayan, ni aparezcan más brechas de desigualdad y para que las que existen sean eliminadas.

– P: Discapacitados, mujeres, y determinado color de la piel suele ser un problema que hasta que uno no lo sufre no lo defiende. ¿Sientes que tu vida cambió a partir de ser también una discapacitada?

– Isabel Moya: No he sido una mujer que me haya sentido discriminada, pero en determinados momentos me ha sucedido que la gente piensa que te va a proteger. Piensan no decirme algo porque no voy a poder ir. Nadie debe tomar decisiones por nadie. Me gusta mucho lo que dice la Convención de la ONU sobre las personas con discapacidad: “sobre nosotros, sin nosotros”. Eso se aplica a todas las personas y edades porque a veces a niñas y niños les escondemos cosas, eso también es discriminatorio.

– P: De los problemas de ustedes, hablan ustedes. Como mujer no solo has enfrentado una enfermedad degenerativa que ya sería motivo para retraerse, para arrinconarse, sino que siempre está riendo, incluso cuando al obtener el Premio Nacional José Martí estabas saliendo de una quimioterapia porque además tuviste cáncer de mamas, me dijiste: “tengo que contar que hubo un error en el tratamiento de la quimio para que otras mujeres no lo tengan”.

– Isabel Moya: Quisiera agradecerle a la doctora Marlén Villanueva, María Caridad Rubio y al doctor Braulio Fernández porque tengo un tipo de cáncer muy raro y en vez que tener que usar los medicamentos que normalmente se utilizan para ello, lo que se utiliza es un medicamento para cáncer de próstata.

– P: ¿Cómo se descubrió eso?

– Isabel Moya: Con el análisis molecular y esos médicos fabulosos que mencioné, el doctor suizo de la Cooperación Medicoba Suiza. Ellos han hecho posible que esté aquí hoy con muchos deseos de vivir.

Lo más importante siempre es que mientras que haya vida hay lucha. Cuando me dieron la noticia me quedé sin aire, pero todas las guerreras en mi interior dijeron ¡A luchar!

– P: Mensaje de Arelis Santana, segunda Secretaria de la FMC: “Queremos decirte que admiramos en ti tu sensibilidad humana, tu sentido de la amistad, tu capacidad cuasi insólita de sintetizar hasta los más complicados conceptos y hacerlos entendibles a todas y todos, desde los más ilustrados intelectuales hasta las más sencillas personas de Cuba y en especial de tu Cayo Hueso.

“Admiramos en ti tu versatilidad, tu siempre sed de conocimientos, tu espíritu de lucha ante las adversidades, que afrontas con valentía y optimismo. Tu siempre dar. Isa, eres una mujer de los medios y a la vez en ti misma eres un fenómeno de popularidad”.

– Isabel Moya: Tú decías que de dónde saco fuerzas. De todas mis amigas y amigos de la FMC, de mis estudiantes, e mi familia, porque no hay nada más importante que los afectos.

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