Narradora y periodista de amplia cultura, a esta argentina –cubanizada desde hace décadas en Cuba–, la caracteriza no sólo su mirada inquisitiva e inteligente conversación, sino también el ser dueña de una pluma conmovedora contenida en infinidad de experiencias (muy humanas), surgidas de gentes y comunidades diversas de nuestra América, a la vez de saber realizar una crítica certera ante lo mal hecho. Acerca de esta destacada profesional y colaboradora, siempre con adarga bajo el brazo, a Ana María Radaelli nuestro agradecimiento por haber hecho de esta Isla, destino en su vida y obra personal.
–La narrativa para usted… ¿Una ventana abierta a la nostalgia, a la insatisfacción, al recuerdo perenne de hechos acontecidos? ¿Un camino hacia el disfrute de lo creativo, de la cotidianeidad, de lo sentimental, de lo íntimo?.
”Sí… Todo eso que tú apuntas y mucho más. Un querer hurgar en el Baúl de los recuerdos, siempre manoseados, zurcidos, entonces tramposos, pero, sobre todo, abismarse en el Baúl de los olvidos, ese que se ha querido cerrar con rejas y candados con tal de tapiar la memoria que lastima y quema hasta el tormento. Y luego está el Tiempo,
protagonista supremo, el que lo rige todo, por más empeño que pongamos en catalogarlo, fragmentarlo, ¡administrarlo!, como si fuera posible hacerle mella…
”En fin, que no hay conflictos, pasiones, desgarros y júbilos –“las furias y las penas”–que no hayan sido llevados a la literatura, lo que hace a Sartre afirmar: que no se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan. También Borges el Excelso puntualizaba algo similar: Todo está escrito ya, y a la
vez, por escribirse, por entonarse de otro modo”.
-De su obra narrativa, ¿cuál le satisface más? ¿Por qué?
”Una pregunta difícil de contestar. Desde aquel primer cuaderno de cuentos “Temblando de olvido andan los muertos”, dedicado a las Abuelas de Plaza de Mayo, desde aquella primera novela, “A cielo abierto”, escrita en la más terrible orfandad –acababa de perder a mi compañero–, y sumida en la noche negra del Período Especial, hasta la última, publicada hace menos de un año, “Mañana hablamos de ayer”, a todos mis libros los quiero por igual, porque en cada uno de ellos, con sus diferentes tonos y técnicas narrativas, a través de disímiles
personajes, he querido adentrarme, sin melindres ni retaceos, en los meandros oscuros, también luminosos, de la condición humana, ¡vaya pretensión la mía!, poner el dedo en la llaga, aunque este tipo de escritura, dejando de lado por un instante la felicidad que supone la creación, entrañe mucha angustia y desasosiegos varios”.
-Como periodista/escritora, ¿ha explorado en otros géneros?
”Si estás de acuerdo, vamos a decir periodista/narradora, pues convencida estoy de que el periodista, por definición y derecho propio, es un escritor. ¿No es acaso la palabra nuestro instrumento de trabajo?.
”En periodismo, me ha gustado y me gusta mucho la crónica, un género literario ampliamente frecuentado por ilustres periodistas-narradores y narradores-periodistas de sobra conocidos. También la entrevista y
el reportaje me han dado grandes satisfacciones. En literatura, solo me he movido entre el cuento y la novela”.
-A la crítica periodística actual, ¿qué observaciones hacerle?
”¡Qué es prácticamente inexistente! Mirá, no lo digo yo. En una entrevista reciente, Margarita Mateo, Premio nacional de Literatura 2016, señalaba que «a pesar de todos los esfuerzos que se han hecho para la promoción de la literatura cubana, no ha habido una estrategia realmente eficaz para difundir lo más valioso de la producción
actual”, subrayando que en muchas ocasiones, obras que han alcanzado una gran demanda del público y se han agotado con rapidez en las librerías no son reeditadas, mientras que, a veces, de manera inexplicable, se han reeditado obras cuyas primeras ediciones aún están a la venta, muy lejos de agotarse. Y alertaba: “Si a esto se
suma la escasa presencia de una crítica orientadora, capaz de evaluar la producción literaria en su inmediatez, el panorama se torna algo sombrío”.
”Asimismo, deploro esa falta de visibilidad que prima a la hora de conocer qué se escribe, quiénes escriben…! ¿Cuántas veces no he planteado que, en general, nuestras editoriales se comportan con mentalidad de bodeguero!? Recibo los ejemplares impresos, los despacho a las librerías y bibliotecas de la ciudad, los mando a las provincia y se acabó. A partir de ahí, ese libro ya no tiene nada que ver con la editorial.
”En la prensa, escrita o no, apenas si se anuncia una presentación, tal vez se publique una entrevista… Felizmente, existen poquísimas y muy honrosas excepciones, las de periodistas culturales que cumplen de manera intachable con su trabajo de divulgación”.
-¿Qué mensaje enviarle a los jóvenes periodistas/escritores?.
”A los periodistas-narradores les diría de estudiar, cuidar el idioma, descubrir su extraordinaria riqueza para que las palabras resplandezcan en todo su esplendor, y simultáneamente, los conminaría a leer, leer y seguir leyendo, nutrirse de los mejores valores universales de las letras, con pasión, sin descanso… Sobre todo en Cuba, donde el precio de los libros es mínimo, aunque a veces lo encontremos “caro”, y donde una red de bibliotecas públicas nos ponen en la mano esos clásicos indispensables para una formación sólida, con raíces. Por desgracia, esa ausencia de “fondos literarios” es a veces cruelmente visible en una escritura que yo llamaría huérfana”.
-Su mayor aspiración profesional… ¿se ha cumplido?.
”Por supuesto que no, y lejos de mí ser injusta, pues he podido desarrollarme en el periodismo a mis anchas, con sacrificio, pero a mis anchas. La literatura, mi amor primero y de siempre, también me ha dado muchos momentos de felicidad, pero de ahí a pensar que he alcanzado lo que pretendía hay un abismo, porque nunca, nunca jamás se alcanza. Muchas veces una cree que casi, casi, ha logrado lo que se proponía…, pero no, no es tarea de simples mortales. Creo, además, que la insatisfacción perenne es capaz de mover montañas”.
-Cuba en su vida y en su obra…
”Mi Destino Cuba, ahí está en mi libro. Hace ya más de cincuenta años que uní mi vida a la Revolución Cubana, pues te imaginarás que, sin Revolución, a quién, en su sano juicio, se le ocurriría recalar en una isla del Caribe, con un cielo siempre blanco y restallante de sol tan implacable como desalmado, todos los años sometida a huracanes brutales que arrasan con lo que a su paso encuentran… A Cuba y a su Revolución les debo todo lo que soy, aquí encontré mi Puerto Esperanza donde anclar mis anhelos, crecer y hacerme mejor persona. Cómo entonces no sentirme privilegiada de haber compartido, 48 años ya, la suerte de este pueblo increíble que me hizo su hija, de haber vivido mi tiempo en el Tiempo de Fidel, que es todo decir”.
-Ana María escritora, ¿De aquí o de allá?
”Si temáticamente me muevo entre aquí y allá, allá buscando obstinadamente el mar en la Costanera del Río de la Plata, aquí la Cruz del Sur en un cielo avaro de estrellas, como escritora te lo digo con desazón: ni de aquí ni de allá. En Argentina, no se me conoce, dos o tres presentaciones en una Feria del Libro o en un Centro
Cultural no tienen ningún peso. Y acá, sí se me publica, es cierto, pero, a diferencia de lo que ha ocurrido en el periodismo, como escritora sigo siendo argentina, lo que también es cierto, pero me veta espacios…”
-¿Otra obra por concluir o en camino de ser publicada?
”Tengo en proceso de edición una antología de cuentos, con la inclusión de varios inéditos, que se titula “Con tu nombre, otros nombres”, tomado del poema que escribe Pablo Neruda a la muerte de Tina Modotti: Con tu nombre otros nombres callamos y decimos. Un libro que nace a raíz de una entrevista que se le hizo Julio Cortázar y en la que, muy orondo, el Cronopio mayor afirma que publicar un libro de mil ejemplares es como no publicar nada. Imagínate mi pesadumbre, es la tirada de nuestros libros… Entonces me dije que todas esas
criaturas que con tanto desvelo y amor y también encono había ido yo pariendo a través de los años, merecían un segundo aliento, también de mil ejemplares, pero un segundo aliento… Y acabo de comenzar una novela cuyo título te parecerá, quizá, siniestro: “En el umbral de mi silencio”, pero es así. Volviendo a Neruda, mi “Residencia en la Tierra” se va acabando, ¿no?, aunque para mí, la muerte, será siempre Bajo Protesta”.
Por Astrid Barnet
He recibido hoy una noticia mas que triste y la siento tanto como si hubiese perdido un familiar, la muerte de mi querida amiga Ana Maria Radelli. Que decir de ella si las palabras se quedan cortas para describirl,a no era perfecta, ninguno lo es, pero esos pequeños defectos los ocultaban sus miles de virtudes. Hoy le rindo tributo en estas cortas letras a aquella que supo ser la mas cubanisima, revolucionaria y amiga. En tu obra quedará por siempre reflejado tu ser. Descansa en paz querida amiga, los que te conocimos bien nunca te olvidaremos.