Hay distinciones honoríficas que implican más al futuro que al pasado; que atraviesan fronteras disciplinarias del conocimiento y no reposan en una especialidad predeterminada; que se convierten en tecnología para seguir construyendo lo nuevo y necesario y no se regodean en los frutos alcanzados. Así interpreto y siento la distinción Félix Elmuza que me otorgó la Unión de Periodistas de Cuba (Upec).
Evidentemente no puedo ni debo escribir por los 12 restantes cubanos; ya de manera oficial lo hizo el egregio Torres Cueva. En estas palabras se mezclan emoción y razón; encuentros prístinos y reencuentros mágicos
Muchos en Cubadebate me llaman periodista; yo siempre explico que no lo soy, que no tengo tan honrosa profesión; creo que ahora tendré que pensar en la alternativa de matricular la carrera, o inscribirme en algún curso de postgrado, pues serán muchos más los que asegurarán que soy periodista, a pesar de que se especifica que también la distinción se entrega a quienes no lo son, por divulgar ideas y sembrarlas por el mundo
La otra alternativa es explicar que las actuales tecnologías de la información y la comunicación han provocado y lo harán cada vez más transformaciones esenciales en el periodismo.
Así se reconoce el periodismo ciudadano gracias a que en un bolsillo pequeño se puede tener un artefacto capaz de captar con irrefutable veracidad un suceso que se sube a una nube computacional y se convierte en noticia- si bien en ocasiones trucada-, con repercusión y expansión exponencial.
También podemos citar lo que llamaré comunicación tipo 2, para hacer un símil con el modo de generación de conocimiento tipo 2, es decir el que no se genera entre pares científicos. Entonces la comunicación tipo 2 la interpreto como la que enriquece el modelo tradicional de emisor-canal-receptor; al modelo actual en que el receptor puede ser a la vez emisor, ya que modifica leve o sustancialmente el mensaje original. Lo multidisciplinario se troca en transdisciplinario.
Bien sabe la entrañable Aixa Hevia que desde el principio me sentí extrañado del merecimiento; y cuando me citó algunos nombres para darme sosiego ocurrió lo contrario.
Al fin llegó la hora de la verdad y a partir de las 2 de la tarde comencé a compartir con la mayoría de los otros 12 colegas cubanos y con otros compatriotas que me dieron la tranquilidad necesaria.
Permítanme compartir lo que experimenté en aquella memorable tarde, en apenas un par de horas, no necesariamente en el orden en que sucedieron. No solo fueron recuerdos también fue una jornada de identificación de colaboraciones futuras como van a comprobar.
De siete de los 12 compatriotas, tengo algo que decir sobre lo allí ocurrido. Sus nombres: Raúl Capote; Elier Ramírez; Omar Pérez; Ernesto Limia; Lidia Novo; Humberto Arencibia; y Mercy Ruiz.
Espero que el significado de formar parte de estos trece; me permita intercambiar próximamente con Eduardo Torres-Cuevas; Abel González; Rodolfo Romero; Manuel Pérez y Manuel Henríquez.
Los otros que formaron parte de los sucesos y que muy probablemente ya hayan recibido la alta distinción son: Ivon Deulofeo; Esther Pozo; Talía González; Pedro Martínez Pires, Enrique Ubieta; Víctor Pérez-Galdós y Ariel Terrero
Los primeros en llegar fuimos el Dr. Arencibia (Director del Centro de Investigaciones de la Tercera Edad) y yo; no nos reconocimos a pesar de que ya nos conocíamos. Al conversar nos percatamos que tenemos un proyecto pendiente: la realización de una obra multimedia que sirva para el cuidado de los ancianos y del importante rol de los familiares y cuidadores. Quedamos en retomar la partida. No tengo dudas que será una valiosa obra.
La Vocacional Lenin fue motivo de intercambio con valiosos colegas; la noticia publicada en las Redes Sociales de que desaparecería y el ulterior reportaje de Talía González fue el detonante. Ellos son: Esther Pozo, directora de la Editorial de la UPEC, egresada de la Vocacional Lenin en los tiempos en que yo fui profesor y dirigente de la UJC; Enrique Ubieta que también es egresado en aquellos tiempos; e Ivon Deulofeo que es egresada de generaciones posteriores. Hubo una total coincidencia de que ni La Lenin ni los restantes Institutos Pre Universitarios de Ciencias deben desaparecer, por el contrario deben ser reanimados.
Para honor mío, la foto que seleccionaron los colegas de la UPEC fue en la que aparezco respondiéndole a Fidel una pregunta en ocasión del Acto en el 2002, por el décimo aniversario del Palacio Central de la Computación. En primer Plano estaba Talía, ella no se acordaba y sin haber visto la foto dudaba que fuera ella. Yo que estaba seguro de eso, le pedí que lo corroborara durante el acto. Así lo hizo y quedó convencida y sorprendida. Ya nos conectamos gracias a las TIC y recibió una copia de esta foto.
Un nuevo recuerdo asociado con dicha foto.
Al saludar al maestro del periodismo cubano Pedro Martínez, le dije que esa foto la había obtenido gracias a su hijo Pedrito Martínez, en aquel momento Director Nacional del Joven Club de Computación y Electrónica. El maestro propició la oportunidad de comunicarnos vía teléfono celular, hablamos y experimentamos la felicidad de sabernos activos en esa maravillosa siembra hecha por Fidel en 1987.
Con Elier el encuentro evidenció una honrosa responsabilidad compartida en etapas distantes pero con esencias invariables; la presidencia de la FEU en la Universidad de La Habana (él en el 2005 y yo en 1971). Un hecho histórico nos había juntado: el discurso de Fidel el 17 de noviembre de 2005 en el Aula Magna. Yo como expresidente invitado, él como presidente en ejercicio. Precisamente hace pocos días se publicó en el periódico Granma una entrevista a Elier sobre aquella jornada ya referida. Intercambiamos vivencias, precisiones históricas, significados de entonces de ahora y del futuro de las palabras de Fidel. Hablamos del próximo 95 cumpleaños de nuestra querida FEU.
Con Limia el intercambio derivó en una deuda contraída conmigo: me obsequiaría su libro recién publicado. Nos conocimos en la inauguración de la Feria Internacional del Libro de este año. Medio en broma le dije que se había olvidado por la popularidad adquirida en el significativo recorrido nacional con el cantautor Raúl Paz. Él me dio una explicación que entendí y que además sentí, y que no viene al caso explicitar. Ambos nos propusimos intensificar las relaciones profesionales.
Con Omar y con Capote sucedió algo especial. Omar y yo nos conocemos hace muchos años en una trinchera chica de la gran trinchera que es la Revolución; pero con Capote no había conversado antes, aunque sí conocía su proeza y su obra intelectual por conferencias y libros. Entonces en una breve pero sustanciosa conversación quedamos en hacer cosas de conjunto en un tema de tanta importancia y trascendencia como la utilización y el impacto de las TIC en las actuales generaciones de jóvenes y estudiantes cubanos. Sabemos que Omar tiene varios libros escritos sobre el tema. Supe que Capote tiene una importante responsabilidad en el Ministerio de Comunicaciones, eso me causó mucha alegría.
Con Lidia Novo que tuve el privilegio de escoltarla en la fila, hablamos sobre vivencias históricas que tienen como protagonistas a cubanos y panameños. Quedamos en conectarnos para posibles trabajos de periodismo histórico.
Con Víctor Pérez-Galdós, rememoramos aquellos años en las tareas de dirección de la FEU, y ahora decidimos encontramos para nuevos emprendimientos.
Con Ariel Terrero, recordamos los tiempos en que yo era vicepresidente del Organismo Central del Estado encargado de la computación y él periodista de Bohemia, si mal no recuerdo. Y aprovecho para comentar esto de los falsos recuerdos que no es lo mismo que los recuerdos falsos. Los primeros se refieren a lo que uno considera que es verdadero y que vivió, y sin embargo nunca ocurrió, es algo honesto y multicausal. Los segundos se refieren a la acción deliberada-también multifactorial–, de falsear la verdad. He elaborado una sencilla herramienta informática para ayudar a discernir sobre el tipo de recuerdo que se pone de manifiesto. Ariel fue un periodista que iba a las esencias de la información, a lo crucial para las personas naturales y las jurídicas. Lamentablemente no he podido intercambiar con él, en estos tiempos en que ocupa una importante responsabilidad, aunque sigo siempre lo que escribe en las Redes Sociales en la WEB.
Cierro con una persona que merece en grado sumo tan alta distinción: Mercy Ruiz. No se trata solo del importante cargo como editora de la Revista Cine Cubano; es imposible hacer la historia del libro en Cuba después del triunfo de la Revolución sin hablar de Mercy Ruiz. Siempre emprendedora, siempre analítica, siempre entusiasta, siempre motivadora; siempre optimista. Tengo la dicha de haber compartido con ellas importantes tareas en favor del libro y la lectura.
Finalmente resaltaré un último acontecimiento, recibí la distinción de manos de Tubal Páez, presidente de honor de la UPEC; en palabras humildes que lo engrandecen me dijo en voz baja que era un honor para él haberle tocado prender la medalla en la chaqueta que guardaba mi pecho. Jamás olvidaré ese generoso mensaje de alguien al que tanto admiro y respeto. Mayor fue mi emoción cuando después me dijo que me seguía en Cubadebate.
Gracias a la Unión de Periodista de Cuba, por haber propiciado esa memorable tarde, en que comprobamos la vocación internacionalista de nuestra Revolución; en que fuimos testigos de una oratoria profunda y encantadora de Víctor Hugo Morales, revolucionario periodista y periodista revolucionario querido por todos los cubanos. Nuestra solidaridad sin límites para él, en momentos difíciles de su vida profesional.
Gracias a la UPEC, por haber juntado a trece cubanos en que se aprecia una interesante mezcla de oficios y saberes, todos marcados por la pasión racional de compartir conocimientos, dudas, convicciones, certezas, peligros y realizaciones.
No estamos hablando de una mezcla homogénea que sabemos puede separarse por métodos físicos, sino de una combinación de resultados irreversibles por la naturaleza ideológica que sustentamos y nos sustenta.
En el certificado que recibimos para acreditar la legitimidad del destino de la distinción se dice: “La unión de Periodistas de Cuba cerifica que le fue entregada la Distinción Félix Elmuza a fulano de tal; como reconocimiento a sus aportes y destacada trayectoria en el periodismo revolucionario cubano. En mi caso ocupo el ordinal 3164, por tanto hay miles de periodistas en intelectuales destacados que ya la recibieron y que vivos o ya fallecidos siguen haciendo historia y sembrando ideas.
Ojalá que la UPEC propicie un encuentro de los trece de hoy, con una agenda abierta para conocernos mejor e inspirarnos en Félix Elmusa y en Fidel; de manera que la conjugación generacional contribuya a la generación de nuevos conocimientos y nuevos proyectos.
Listado de los merecedores de la Distinción Félix Elmusa
Eduardo Torres Cuevas
Raúl Capote Fernández
Elier Ramírez Cañedo
Omar Pérez Salomón
Ernesto Limia Díaz
Abel Enrique González Santamaría
Rodolfo Romero Reyes
Néstor del Prado Arza
Lidia Novo Pérez
Humberto Arencibia Pérez
Manuel Enrique Lagarde
Manuel Pérez Paredes
Mercedes Ruiz Saab
Ignacio Ramonet
Gianni Miná
Víctor Hugo Morales
Mateo Grille
Por Nestor del Prado/Tomado de Cubadebate