El 22 de octubre de 2017, alrededor de las 11:30 pm, llego de Canadá al Aeropuerto Internacional José Martí, en La Habana, donde me está esperando René González Barrientos, presidente del Instituto de Historia de Cuba. Ha venido a recogerme a pesar de haberle pedido que no lo hiciera, dadas sus importantes responsabilidades en la organización del II Simposio Internacional La Revolución Cubana: génesis y desarrollo histórico. René insiste en que, en mi calidad de invitado, es su responsabilidad hacerlo. Solos, en un coche y sin conductor, halamos mi pesado equipaje cargado con libros para hacer una presentación en la capital cubana. Nos dirigimos hacia el modesto pero muy acogedor Hotelito del Partido Comunista de Cuba.
Es mi primera visita a Cuba después del devastador huracán Irma. Después de indagar acerca de su salud y la de su esposa y familia, le pregunto acerca de la situación en Cuba después de Irma. Lo que sigue es el equivalente a un discurso magistral adaptado a las circunstancias, mientras conduce un coche en La Habana a altas horas de la noche.
René señala de forma entusiasta y descriptiva cómo Cuba se recupera del huracán, cual consecuencia de la acción y pensamiento de Fidel para enfrentarlos, como si uno hubiese estado presente en cada uno de los enormes esfuerzos de recuperación durante los numerosos huracanes que se han abalanzado sobre el archipiélago desde 1959. Varios son los aspectos acerca de cómo Fidel confrontaba los “golpes de los fenómenos naturales” (haciendo quizás referencia al golpe de Estado de Batista, derrocado durante la Revolución Cubana).
Una de esas características es la estrategia, inspirada por Fidel, de mantener reservas para enfrentar las incursiones militares o naturales en Cuba, sin dejar ningún cabo suelto. El destacado historiador y anfitrión lleva como audiencia tan sólo a una persona ávida de esta experiencia en el tiempo y el espacio, confiando en la política de su país, como bien lo hace él mientras conduce, con frecuencia, en condiciones difíciles.
Desde los primeros huracanes que sacudieron violentamente las palmas −y mucho más después del Triunfo de la Revolución− Fidel elaboró su pensamiento con un doble enfoque: salvar vidas y mantener informada a la gente. Así, hablando metafóricamente, la Palma Real, árbol nacional de Cuba, se mantiene fuerte a pesar de las repetidas agresiones.
Llegamos al Hotelito. René insiste en tomar el tiempo necesario para asegurarse que el huésped sea bien recibido y acomodado, sin dejar pasar ningún detalle.
Es conveniente añadir que, debido a las inspecciones de Fidel en el terreno y al ánimo de su gente durante todos los huracanes, él sigue siendo una leyenda que cobra vida una vez más a través de las fotografías publicadas por Cubadebate, luego de los estragos de Irma. ¿Siguen siendo las acciones del Comandante, así como sus ideas, aún válidas como ejemplo actualmente?
Sí, su ejemplo de sacrificio en la lucha contra estos “golpes de Estado” continúa vigente y floreciendo. Durante Irma, por ejemplo, desde mi casa en Montreal, vi en la televisión cubana una excelente entrevista a un trabajador en una de las zonas más devastadas en la costa norte central de Cuba. Mientras terminaba lo peor de las operaciones de recuperación en su región, declaró naturalmente que él y su brigada de trabajadores se dirigían a La Habana ¡para apoyar los esfuerzos allí desplegados!
Aun cuando, dada su modestia, es posible que a René puedan no gustarle las siguientes palabras, hoy, al conmemorarse el primer aniversario del fallecimiento de Fidel, es oportuno afirmar que la pasión y la profundidad con la que el historiador expuso sus opiniones acerca de la tradición de lucha de Fidel contra los desastres naturales, recuerdan al mismo Fidel. La obra de René, así como muchos otros ejemplos similares en Cuba, constituye otra prueba de que el trabajo y la acción de Fidel siguen siendo válidos actualmente.
Supongo que esa es la razón por la cual los enemigos de la Revolución Cubana intentan, como lo hicieron hace un año, desacreditar −directa o indirectamente y de manera cobarde− la vigencia actual de Fidel. Sin embargo, las palmeras cubanas continúan estoicas, enfrentando la tormenta de la continua agresión dirigida por Occidente contra la cultura socialista cubana.
Fuente La Jiribilla