Wilmer Rodríguez Fernández es uno de los jóvenes reporteros del Sistema Informativo de la Televisión Cubana más conocidos por el público, debido a la novedad de sus propuestas y el dominio del lenguaje audiovisual que le permiten identificar a las personas con las historias que presenta en la pequeña pantalla.
Graduado como periodista en la Universidad de La Habana en 2009, fue ubicado en la televisión como reportero en la Revista Buenos Días. Ahí, nos dice sonriente, que aprendió a escuchar y “que no se puede separar la imagen de la palabra”. Estuvo nueve meses haciendo ese programa.
Le agradece mucho a la periodista Gladys Rubio, que lo preparó como reportero para el Sistema Informativo de la Televisión, lo cual es una especialidad dentro del periodismo. Ella le enseñó la visualidad de la televisión y que “a la noticia hay que ponerle corazón”.
Sus deseos de incursionar en el género reportaje y la investigación histórica lo llevaron desde la Ciénega de Zapata hasta la Comandancia de la Plata. Sostiene Wilmer que quien “está en la capital tiene que recorrer Cuba, donde uno se encuentra historias maravillosas”.
En la Ciénaga de Zapata conoció la historia de Nemesia, que inspiró al Indio Naborí en su hermoso poema “Elegía de los zapaticos blancos”. Dice el joven periodista: “hay que caminar a Cuba por dentro”. Después fue a la Sierra Maestra, allí estuvo casi un año preparando los reportajes que mostraron la preparación de los futuros combatientes rebeldes desde antes del asalto al Moncada. Así pudo recorrer toda la Sierra hasta la Comandancia de La Plata.
En 2014 lo enviaron a Venezuela por dos años como corresponsal de campaña de la televisión cubana. Cuando ocurre el terremoto en Ecuador enfrenta por primera vez este tipo de desastre, conoció el miedo de esa población, “pero el reportero no puede acomodarse, tiene que salir en cualquier circunstancia a buscar la noticia y vivir bajo las amenazas”, explica aludiendo a que en ese momento sufrían las réplicas de temblores.
Estuvo en Ecuador tres meses, viviendo en condiciones muy difíciles por las afectaciones que provocó el terremoto. Vivía, junto a otros compañeros, en casas de campaña y a cada momento se sentían las réplicas.
Cuando llegó a Cuba, nos azotaba el ciclón Mathew, hecho que documentó en gran reportaje titulado “Mientras estemos vivos”.
Como momento muy significativo dentro de su quehacer resalta la cobertura al recorrido del cortejo fúnebre que trasladó las cenizas de Fidel desde La Habana hasta Santiago de Cuba.
Recuerda que lo llamaron para decirle que era el escogido para esa cobertura especial del Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Desde antes él se había mantenido en la Plaza de la Revolución reportando las incidencias del homenaje póstumo al líder.
Todavía con la tristeza asomada a sus ojos, asegura que esto para él ha sido un inmenso honor, lo más grande que le ha sucedido. En la caravana nada fue planificado, fueron más de 1000 kilómetros, en algunos tramos se pudo escuchar su voz narrando en directo cómo los cubanos a lo largo del país se despedían de su histórico líder.
De esa vivencia ha surgido un libro con el título Ahí viene Fidel, que Wilmer comenzó a escribir el 5 de diciembre pasado. La edición está a cargo de la Editorial Verde Olivo.
Además, el joven periodista tiene un volumen dedicado a la fundación de la Federación Estudiantil Universitaria y también investiga sobre los primeros días del triunfo de la Revolución.
Está convencido de que “el periodista de televisión debe tener una obra escrita”. Dicho esto se despidió con premura, pues lo esperaban en uno de los cubículos de edición del Sistema Informativo para seguir contando historias con gran sensibilidad y compromiso.
Tomado del Portal de la Televisión Cubana