El prestigioso colega Luis Hernández Serrano es el autor de El quinto Expedicionario, libro editado por la Editorial Pablo de la Torriente, donde narra la trayectoria revolucionaria y periodística de Félix Elmusa Agaísse. De ahí, la versión de la segunda parte de esta obra que tengo el placer de ofrecerles.
En el barrio de Marianao donde creció Félix Elmusa, de origen humilde y buscavidas junto al padre palestino, tuvo de vecino y amigo entrañable a Juan Manuel Márquez, con quien compartiría ideas y acciones revolucionarias, mientras ejercían el periodismo en las páginas del periódico El sol.
En 1931 Márquez fue arrestado por participar en manifestaciones contra la dictadura de Machado y se convierte, 1932, en el preso más joven del Presidio Modelo. Derrotado Machado, es liberado y al igual que Elmusa continuaría sus comentarios e informaciones en el mencionado diario marianense.
Los dos jóvenes se enfrentaron al régimen de Fulgencio Batista desde el comienzo del golpe militar, 1952, y años después serían expedicionarios del yate Granma y combatientes en el monte guerrillero de la Sierra Maestra, como se narra en el libro El quinto expedicionario, por Luis Hernández Serrano.
Felito, El Moro o Morito Elmusa, como le decían los colegas, además del diario El son, publicaba en La Mañana y La Discusión, este último hubo sentenciado: “La Discusión no es comunista, pero aquí no hay zánganos, ni explotadores ni explotados”.
Es curioso encontrar que en la primera noticia publicada por Félix en La Discusión firmó su apellido con z y no con s, lo cual supone que trató de llamar la atención sobre el error en el crédito. En lo adelante siempre firmó Elmusa.
Ya en 1936, publica notas en una sección fija, Últimas Cuartillas, para tratar temas de Marianao vinculados con el delito, los juicios, reclamaciones, robos y diferentes asuntos relacionados con la política. Al año siguiente, su firma aparece en otra sección fija, Tribunales de Justicia.
Elmusa no era ajeno a la crítica sobre lo mal hecho, la falta de justicia y censura imperante en la sociedad de su tiempo. En ocasiones deslizaba humor e ironía en el ejercicio de su profesión. Por entonces, también publicaba en el periódico La Prensa. En 1938 desempeña la plaza de Jefe de Información del noticiero El Progreso Cubano, trasmitido por las emisoras CMBC y COBC, las que originaron la popular y nacional Radio Progreso.
De aquella etapa, sus colegas lo recodaron así: un hombre trigueño, grueso, fumador de tabaco, enérgico, elocuente, risueño, dado al humor y a la conversación sobre disímiles temas. Era un cubano de pura cepa.
De su primer matrimonio, 1939, con Hortensia Fernández, nacieron los dos primeros hijos, Félix y Roberto. Se divorcia y en1948 se casa con Esther Iglesias, y de esta unión son los hijos: Mercedes y Edilberto.
No se conformó con recibir el Certificado de Aptitud Periodística Profesional, otorgado por la Escuela de Periodismo Juan Manuel Márquez Sterling, por lo cual continuó estudios en los colegios de periodismo de La Habana, primero en la provincial y después en la nacional..
Entre 1941 y 1953, Elmusa escribió crónicas policiacas y críticas a la política del municipio de Marianao y realizó un viaje a Santo Domingo para visitar los sitios que conoció José Martí. Perseguido por la actividad conspirativa antibatistiana, se asiló en 1954 en Miami. Y, en carta a la familia, declara: “Sicarios de Batista me acechan en el exilio.”
En una servilleta del hotel donde trabaja, escribe a la única hermana, Cira: “Estoy ahora en Miami, próximamente estaré en México y pronto en Cuba, en pos de la libertad de nuestra patria”: Aprovecha la estancia en la Florida para viajar a Tampa y Cayo Hueso, lugares visitados por Martí cuando preparaba la Guerra Necesaria.
El Morito es enterado de las torturas sufridas por su querido amigo y colega, militante del Partido Ortodoxo, Juan Manuel Márquez, en la 17 Estación de Policía, hecho por el cual lo ingresaron en la clínica Santa Emilia de Marianao. Allí lo visitó Fidel, recién liberado, 1955, tras 22 meses encarcelado en el Presidio Modelo.
Elmusa también es informado que el 12 de junio de ese año, 1955, se fundó oficialmente el Movimiento 26 de Julio y de cómo 53 días después de su liberación, Fidel partió rumbo a la tierra azteca con visa de turista. En Ciudad México, Fidel se reunió con Raúl que se hallaba en ese país desde el 24 de junio.
Posteriormente, Fidel viajó a los Estados Unidos para en diferentes ciudades fundar los clubs revolucionarios 26 de Julio, como en Nueva York, y prometió: “En 1956 seremos libres o seremos mártires”. Se reunió con más de 800 cubanos, entre ellos Juan Manuel Márquez.
Días después en Miami, es Juan Manuel Márquez quien a Fidel le presenta a Félix Elmusa. Una histórica foto con fecha noviembre de 1955, realizada en la fundación del cuarto club en Miami, muestra las figuras de Fidel, Márquez y Elmusa. Precisamente, en este encuentro Elmusa pide a Fidel que acepte su participación en el proyecto de liberación que organiza.
Ya en México, Elmusa envió a su hermana la dirección de María Antonia González, residente en José Amparán 49, para el intercambio de correspondencia. De esta estancia en México, hay fotos de Elmusa con Almeida, Che, Raúl, además de otras con María Antonia y José Smith Comas, esta última tomada en la calle Insurgente, esquina a Puente Alvarado, donde también se alojó de manera temporal.
En tierra azteca algunos revolucionarios fueron apresados y más tarde liberados, entre ellos Fidel, Che, Ramiro. Por esta razón de persecución los jóvenes, distribuidos en grupos de hasta 10, frecuentemente cambiaban los lugares de residencia.
Para la atención sobre las necesidades de cada grupo, El Morito, como afectuosamente era llamado, fue nombrado responsable de suministro o intendente con un reglamento que debía cumplirse en las casa-campamentos. Esta tarea más tarde la realizó otro compañero.
En viaje a EE.UU, con rápido regreso a México, Elmusa en misiva a su única hermana Cira le pide que compre Bohemia si fueron publicados sus artículos y que le envíe las revistas a México. Vuelve a Miami con el propósito de recaudar fondos y al regreso a México, contrae tifus, por lo que permaneció once días en cama.
Meses antes de la adquisición del yate Granma, Fidel sostiene entrevistas, en diferentes fechas y separadas, con Frank País, jefe del Movimiento en Oriente, y con José Antonio Echeverría, líder del Directorio Revolucionario.
En Tuxpan es comprado el yate Granma al estadounidense Robert B. Erickson. La nave fue sometida a reparaciones y modificaciones para el traslado de los 82 expedicionarios hacia Cuba. Durante ese tiempo, Elmusa adquiere una pistola marca Star, calibre 38 y una subametralladora Thompson que utilizó en las prácticas de tiro y serían sus inseparables “compañeras” hasta su muerte.
También fueron compradas las armas. Algunas adquiridas en la armería del mexicano Antonio del Conde, conocido por el mote El Cuate. Por aquellos días, El Moro se cae y sufre fractura incompleta del brazo izquierdo, dolor que soportará hasta el fin de su vida.
Entre tanto, en Oriente, Frank País encarga a Celia Sánchez la creación de grupos de apoyo al desembarco del Granma en Manzanillo, Campechuela, Media Luna, Niquero y Pilón.
Cuando faltan pocas horas para la salida rumbo a Cuba, Elmusa escribe: “Mi queridísima hermana, viviré en el corazón de ustedes, los hombres mueren, las ideas no. Martha y Felito (los sobrinos) siempre estarán orgullosos de su apellido. Cuida siempre a mis hijos (4), como yo cuidaría a los tuyos. Tu hermano que siempre te quiere, Felito. Nov. 24 de 1956.”
(La versión final del libro El quinto expedicionario continuará con la travesía y desembarco del Granma y asesinato de Félix Elmusa).
Por: Ángela Oramas