El doctor en Ciencias Económicas Luis René Fernández Toledo sostuvo en entrevista a Cubaperiodistas que será limitado el alcance real de las restricciones impuestas recientemente desde Miami por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las relaciones con Cuba.
“Más allá de la retórica, debe esperarse que la política iniciada durante los últimos dos años de Obama sea retomada por esta propia
administración en los próximos años o por otra que lo sustituya en tanto el proceso de acercamiento es apoyado mayoritariamente dentro y fuera de los Estados Unidos”, afirmó el profesor titular e investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (Cehseu) de la Universidad de La Habana.
Fernández consideró necesario esperar los detalles que aparecerán en las regulaciones, sin embargo, reiteró que no creía que estas medidas tengan un impacto muy importante en términos económicos, “incluso asumiendo una reducción de hasta 100 000 visitantes”, lo cual puso en duda.
“No puede descartarse una mayor resistencia y reacción por parte de los estadounidenses ante esta medida que los impulse a violarla, y también pueden incrementarse las presiones en el Congreso aunque no se logren aprobar de manera inmediata”, agregó el estudioso.
Recordó Fernández que la mayoría del pueblo estadounidense está de acuerdo en eliminar restricciones tanto a los viajes como a los negocios.
Calculó el economista que una reducción de visitantes por nuevas restricciones y obstáculos nunca sería tan significativa comparada con otras fuentes que han estado creciendo y al número total de viajeros.
Indicó que con una población más pequeña que la de Estados Unidos, desde Canadá cada año llegan a Cuba alrededor de 1 000 000 de turistas, al tiempo que la probable reducción en el arribo de estadounidenses será compensada con otros crecimientos procedentes del resto del mundo.
“Simultáneamente – indicó el investigador- el proceso de perfeccionamiento de la sociedad cubana por sus propias determinaciones demostrará nuevamente el rumbo fallido de la política de sanciones a Cuba, que no logró sus objetivo de quebrar a la Revolución ni en los peores momentos del Periodo Especial en los años 90”.
Sobre la intervención de Trump en Miami para presentar su política hacia Cuba, advirtió Fernández Tabío que “tal y como se esperaba, fue regresiva tanto por la forma típica de la Guerra Fría y los peores momentos de la más agresiva retórica anti cubana, como por el contenido, dirigido a frenar o revertir las limitadas posibilidades de viajes y de negocios con Cuba”.
“En realidad se olvida que el bloqueo está vigente y se promete reforzarlo, así como hacer más difícil la visita a Cuba de estadounidenses, quienes tampoco disponen de libertad para viajar ni hacer turismo en nuestro país, son violaciones de las libertades de los propios ciudadanos de Estados Unidos”, aclaró el profesor.
Subrayó que a pesar de que la política anunciada es contraria a mejorar las relaciones con Cuba y plantea condicionamientos inaceptables por tratar de violar la soberanía e independencia de la isla, no retrotrae el nivel de la relación a los años de la administración de (George) W. Bush, ni siquiera al momento anterior al 17 de diciembre de 2014 en tanto no se platea retirar
las embajadas o romper las relaciones diplomáticas.
“La política tiene más elementos de continuidad que un retroceso radical hasta tanto se mantengan intercambios y negocios como los vuelos comerciales”, acotó el investigador, quien insistió en que habrá que esperar a que sean establecidas las regulaciones para tener más precisión en las consecuencias, como la presumible reducción de visitantes, que tampoco consideró será dramática.
El profesor opinó que “la nueva acción presidencial puede interpretarse más como un arreglo político con Marco Rubio y Diaz Balart para tratar de escapar a los desafíos políticos por los que atraviesa el presidente Trump, que como una verdadera acción política dirigida a Cuba”
Al respecto, el académico recordó que “como se ha reiterado, el recrudecimiento del bloqueo es contrario a la política general enunciada por Trump de crear empleo y lo único que puede lograr por ahora es su reducción”.
Bajo presión de círculos conservadores de la Florida y en contra del criterio del 65 por ciento de los ciudadanos estadounidenses, Trump firmó el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba.
Rubricado en la ciudad de Miami ante un grupo de personas a las que el jefe de la Casa Blanca se dirigió como si encarnaran a todos los cubanos, el texto restringe los viajes de los norteamericanos al territorio de la mayor de las Antillas al poner barreras burocráticas y eliminar visitas educativas a título individual.
Igualmente, veta las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías estadounidenses con empresas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior cubanos.
Al referirse en rueda de prensa desde Viena, Austria, a estas represalias de Washington, el canciller Bruno Rodriguez advirtió que “Cuba no realizará concesiones inherentes a su soberanía e independencia, no negociará sus principios ni aceptará condicionamientos, como no lo ha hecho nunca, jamás, a lo largo de la historia de la Revolución”.
El ministro recalcó que “como establece la Constitución de la República de Cuba, jamás negociaremos bajo presión o amenaza”.
Jorge Petinaud