A diario oigo en las calles de Camagüey a personas de cualquier edad, sexo o raza preguntándose unos a los otros: ¿viste el último capítulo de Prison Break o de Blindspot? Lo cierto es que cada vez son más quienes visitan los puntos donde llenan memorias flash para copiar la última serie, o quizá simplemente algo mejor que lo que dan en la Televisión Cubana.
Lo que no saben algunos por ingenuidad; otros por desconocimiento, es que ese producto comunicativo llamado “paquete”, es parte de una estrategia de la industria cultural norteamericana ante la poca penetración de Internet, TV y Radio Martí en la sociedad cubana, con ella buscan sembrar el culto al consumo en los jóvenes y en la población en general.
¿Qué producto pudiera ser más banal que Belleza Latina o cualquiera de los programas de tele realidad que circulan hoy en Cuba?. Realmente el objetivo final es enajenarnos, convertir nuestras mentes en un ente vacío sin capacidad de razonar lo más elemental, quieren convertir a los cubanos en marionetas al estilo de la propia clase media norteamericana.
Los ejemplos de manipulación sobran, uno de los seriales más seguidos en su momento, Pablo Escobar, es increíble como la persona se sensibiliza con un hombre que mató “a las dos manos”, que hizo y deshizo en Colombia, al punto de que no quieren que lo apresen.
En estas series los protagonistas son verdaderos antihéroes, esos que forma el capitalismo para que les sean funcionales a su sistema, para enajenar a la opinión pública y que las elites de poder entonces logren hacer lo que quieran. Mediante esos personajes la industria cultural también divulga los valores con los que los poderosos se sienten cómodos. O sea, todo es parte de un diversificado sistema propagandístico muy bien pensado, que ya dio resultado con el derrumbe del socialismo europeo y ahora quieren aplicarlo en Cuba.
Ya lo decía Allen Dulles, oficial de alto rango de la Oficina de Servicios Estratégicos, “apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad”. Acaso eso no es lo que hacen los productos que divulgan otra ideología diferente a la nuestra, enseguida la premian y le pagan, es el mismo guion.
Pero Dulles no solo queda allí, sino que continua diciendo: “De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos”. Monstruosa estrategia de la que hoy somos blanco los cubanos y es el paquete el medio para conseguir su fin.
Debemos lograr que nuestros productos comunicativos, dígase novelas, series y hasta noticieros, puedan competir con los invasores en calidad, en factura, en diversidad de temas. Mientras sigamos produciendo contenidos débiles e increíbles hasta en la médula del argumento, existirán quienes opten por otras vías de entretenimiento.
Hay cosas que no se pueden abandonar, ¿desde cuándo aquí no se hace una aventura?, y los temas sobran. ¿Cuándo volveremos a ver una La cueva de los misterios, o unos Los pequeños fugitivos?
Pues no, una de las últimas producciones juveniles de peso fue S.O.S. Academia, pero cabría preguntar qué valores reproducía esta serie, individualismo, autosuficiencia, autoritarismo. ¿Acaso es eso lo que queremos reproducir en los jóvenes?. Por ello hoy la mayoría busca alternativas, novelas coreanas, series como el Diario de un Vampiro, que reproducen valores que después se ven a lo interno de la sociedad cubana.
¿Qué hacemos para revertir esa situación? Bailando y Sonando en Cuba o La Pupila Asombrada no son suficientes, cada vez más nuestra tele se vuelve aburrida y entretiene menos. Un lujo que no podemos darnos en un escenario de guerra cultural entre dos orillas; el propio Dulles lo pone al descubierto, “…estamos hablando de Ciencia, de una Ciencia para ganar en un nuevo escenario, la mente de los hombres”.
Jorge Enrique Jerez Belisario/Adelante