“Los obreros de Cienfuegos a la República Cubana”. Con esta dedicatoria inscrita en el hermoso Arco de Triunfo que se levanta a la entrada del lado oeste del Parque José Martí, los trabajadores de esta ciudad marinera del centro sur de Cuba proclamaron su esperanza, pero lo erigieron a una República que no lo fue.
Desde 1895 hasta 1898 los cubanos libramos una clásica guerra convencional anticolonial contra España, de carácter nacional-liberador: es nuestra guerra hispano-cubana de independencia, y teníamos prácticamente ganada esa contienda. Pero llegado ese último año se creó una situación “irregular” con el bloqueo naval a la Isla por buques de guerra de Estados Unidos y el posterior desembarco de sus tropas que se involucraron en una guerra contra España, tras la (auto) voladura en el puerto de La Habana del acorazado USS Maine.
Es la guerra hispano-norteamericana que se superpuso a la nuestra en el mismo escenario, con el propósito de apoderarse de Cuba, pero con la leyenda de que era para “ayudarnos a ser libres”, aunque no solicitamos ese apoyo.
Después de cuatro años de ocupación norteamericana, e incontables maniobras y traiciones que disolvieron el Partido Revolucionario creado por José Martí, y el Ejército Libertador –al que desarmaron–, a la guerra nacional-liberadora del pueblo cubano le fue arrebatada, en el marco de una guerra inter-potencias, la primacía histórica.
Seguidamente los ocupantes impusieron a una especie de nación recién conformada, la disyuntiva de independencia o anexión, que luego “calzaron” con la Enmienda Platt agregada a nuestra Constitución. El resto, a partir de esa realidad, todo fue teatro burlesco, cuya representación clímax fue el 20 de mayo de 1902, fecha que todavía celebran en Miami algunos carcamales mentales como el día en que “nos concedieron” la independencia patria.
He aquí el guión de la “obra” de teatro bufo representada en todo el escenario nacional aquel 20 de mayo de 1902, por el cual Estados Unidos disfrazó a Cuba de Estado “independiente y soberano”.
LOCACIÓN: Plaza de Armas de la ciudad de Cienfuegos. 12:00 del mediodía del 20 de mayo de 1902. El Brigadier yanqui Battes, con voz engolada, ordena en idioma inglés:
– “¡En nombre del Gobierno de los Estados Unidos de América… ¡Arriad la Bandera de Estados Unidos de América, e izad la Bandera de la República de Cuba!
FONDO MUSICAL: Himno Nacional de Estados Unidos de América. (ajeno, extraño)
A igual hora se representó esa obra de semejante manera en el Castillo de Jagua, a la entrada de nuestra bahía; también en la capital de la República y en todas las cabeceras municipales de la Isla. Fue una ceremonia idéntica, pero ¿qué República era aquella? Ni remotamente la que Martí describió a Baliño al decirle: “Revolución no es la que haremos en la manigua, sino la que vamos a hacer en la República”.
¡La que hicimos a partir del Primero de Enero de 1959 y defendemos hoy!
Por Andrés García Suárez / 5 de septiembre