A la ortografía, apoyada en la ortotipografía, corresponde también establecer las normas a aplicar con respecto a los títulos de los libros y publicaciones varias. Veamos algunas de ellas:
Los títulos de los libros se escriben en cursiva; pero los títulos de sus partes —vale decir, prólogo u otros similares, capítulos, etc.— o de los subtítulos que pueda haber, ya sea en el todo o en alguna de las partes, se escriben en redonda y entrecomillados.
Esto vale también en el caso de periódicos o revistas: el título o nombre de la publicación va en cursivas, pero los de cada uno de los artículos, en redondas y entrecomillados.
Debe recordarse que constituye una normativa ortográfica, en el caso de los libros, escribir los títulos con solo la mayúscula inicial (con la obvia excepción de los nombres propios), por ejemplo, La historia me absolverá, Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba, Cien años de soledad.
Por el contrario, en el caso de las publicaciones, todas las palabras significativas se escriben con inicial mayúscula: Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Cinco Palmas, El Historiador… Es por eso, porque apareció como revista, que La Edad de Oro, esa obra cumbre de la literatura infantil cubana y latinoamericana de la autoría de nuestro Martí, lleva en altas sus palabras significativas.
Asimismo, se escribe con inicial mayúscula la primera palabra de las subdivisiones de una obra: partes o capítulos de un libro (Política y sociedad), secciones (El español nuestro) o artículos de una publicación (Así escribieron los famosos).
Son normas sencillas, pero en las cuales se cometen frecuentes errores en nuestros medios por esa manía que tenemos de abusar de los destaques.
Algunos títulos constan de dos partes unidas por la conjunción o, a modo de título doble, donde el segundo elemento suele servir de explicación al primero, aunque no necesariamente tiene que ser así. La segunda parte también empieza con mayúscula y la conjunción o conserva la cursiva. Entre nosotros, con esta particularidad, me viene de inmediato a la mente un clásico: Cecilia Valdés o La loma del Ángel, del novelista Cirilo Villaverde.
Algunos títulos comienzan con una palabra descriptiva de su función (manual, tratado, diccionario, enciclopedia, introducción…) y, en el uso, solemos anteponerles un artículo; pero no puede olvidarse que este no forma parte del título en cuestión y que no existe razón para escribirlo con mayúscula: Consulté el Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba. Lo mismo ocurre en el caso de los artículos que acompañan a los títulos abreviados o alternativos con el que se conocen algunas obras: el Quijote (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), la Celestina (Tragicomedia de Calisto y Melibea), la Ortografía (Ortografía de la lengua española).
Ese mismo criterio se aplica en el caso de medios de prensa extranjeros, cuyo título comienza por un artículo que se traduce, por ejemplo, con relativa frecuencia en textos especializados leemos: el New York Times (el nombre de este periódico estadounidense es The New York Times; vale traducir el artículo, pero entonces, no forma parte del título).
Son normas sencillas, pero en las cuales se cometen frecuentes errores en nuestros medios por esa manía que tenemos de abusar de los destaques.