Un Santiago de Cuba que arde de patriotismo como actitud ante la vida y el trabajo, es la primera impresión que se aprecia cuando se arriba a esa heroica ciudad del oriente cubano. A través de las ventanillas del ómnibus que condujo a una amplia representación de periodistas de Ciego de Avila, vimos el despertar de un pueblo laborioso, revolucionario y consecuente con la historia que atesoran sus calles relucientes y hermosas edificaciones como fiel testimonio de todo el patriotismo que encierra como cuna de la Revolución Cubana.
Sentimientos y emociones nos asaltan con la llegada al cementerio Santa Ifigenia, un verdadero museo histórico a cielo abierto. Allí, muy próximos al monolito de piedra que guarda los restos del líder histórico de la Revolución, presenciamos el impresionante cambio de la guardia de honor, entre campanadas y redoblantes.
En medio de la solemnidad, colocamos las ofrendas florales ante el memorial, las que llevaban implícitas en cada pétalo, tributo, respeto y compromiso para quien, con el ideario martiano, nos inculcó convertirnos en soldados de la Revolución, con la verdad como premisa.
Nuestra visita al cementerio Santa Ifigenia, fue también un homenaje al Héroe Nacional José Martí, a las inolvidables María Cabrales, Mariana Grajales, al Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes, a Frank y Josué País y a los otros tantos héroes y mártires del Movimiento revolucionario 26 de Julio.
Imposible visitar la heroica ciudad, sin recorrer el área expositiva del cuartel Moncada, sin apreciar sus paredes con sus vivas huellas de aquel asalto que llevó a la historia la fecha del 26 de Julio, como Día de la Rebeldía Nacional.
Leonel Iparraguirre González
