Las notificaciones no cesan en su celular. Virginia P. Alonso, directora adjunta en digital de El Mundo de España, pone los ojos en el smartphone, mira la computadora, atiende llamadas y otra vez pasa la vista por la pequeña pantalla.
Cuando le pregunto que extraña de ese otro tiempo en el que no trabajaba con Internet responde: “Con una hora del cierre que te marca el día, eso te permitía una tranquilidad que no he vuelto a tener en ocho años. Vivo pegada a un teléfono, investigando todo lo nuevo que se está haciendo para intentar traerlo a la redacción donde trabajo. Esto va más allá de la información, te obliga a estar un paso más adelante”.
A mediados del año pasado llegó a El Mundo, tras abandonar 20minutos. Hoy, desde su oficina que mira la redacción, la periodista dice que el grupo editorial está embarcado en un proceso de transformación de sus redacciones, el cual ser pondrá en marcha en unos meses. “Va despacio, pero seguro”, dice, con una gran sonrisa. El proceso incluye a todas las cabeceras como Expansión y Marca. Por lo pronto han hecho una transformación “casi estética de la web” y “hemos reubicado la redacción reforzando el equipo de redes sociales y breaking news de video”.
A Virginia P. Alonso no le gustan las etiquetas. Así que no esperemos un nombre al modelo de redacción que está diseñando. “Nos hemos traído al área de fotografía a la redacción central. Está integrada con la web. Se ha dejado el peso informativo en las secciones, tanto para la web como para el papel. Es un proceso imperfecto, pero que vamos a ajustar sobre la marcha. Hoy tenemos una mesa digital, donde se gestiona la portada de la web. Está pegada al equipo de redes, pegada al equipo de breaking news video. Trabajan de forma conjunta. Y es pequeña porque hemos deshecho la mesa digital para integrar en las secciones perfiles digitales con la finalidad de promover que el contenido salga directamente de las secciones y no de un equipo específico”.
Cada redacción necesita sus propios modelos y procesos. Así lo cree Virginia P. Alonso: “Tenemos una necesidad de generar información de calidad, y faltaba habilidades digitales en determinadas secciones, así que estamos trabajando en eso”, cuenta. Y el celular con sus notificaciones, otra vez avisa que el mundo no para.
LAS REDES SOCIALES Y LA AUDIENCIA
La periodista es una activa tuitera. De hecho, nos conocimos a través de esa red, y fue por esa red donde contactamos este encuentro. Virginia P. Alonso sabe bien del valor de las redes sociales.
-Tenemos cinco periodistas en las redes sociales. Son importantísimas para el diario. Aportan cerca del 20% del tráfico y nos ayudan a construir una imagen de marca que es la que necesitamos. Las redes nos sirven para comunicar las cosas que hacemos, para establecer contacto y relación con nuestros usuarios, para sacar información de lo que está ocurriendo (a través de los usuarios o de lo que está comentando la gente) y para probar nuevas vías y experimentar.
¿Hay un perfil especial de periodista que se necesitan en las redacciones dispuestas a cambiar?
-No sé si necesitamos un tipo de periodista. Necesitamos más una cuestión de actitud. Es cierto que se requieren perfiles, pero son conocimientos que se adquieren Los periodistas deben estar abiertos al cambio y entender que esta profesión nunca va a ser lo que era antes, lo cual no significa que será peor. Al contrario, puede ser mucho mejor. Debemos usar las herramientas que la tecnología pone a nuestro alcance para hacer el periodismo que queremos.
Cualquiera podría decir que es un discurso fácil, pero Alonso sabe bien de lo que habla y lo disfruta. Es una profesional que con mucha humildad dice que es necesario seguir aprendiendo. Sí, día a día. Y así se lo vive ella.
¿Cómo ingresaste a Internet? ¿No tuviste miedo? ¿Extrañas la época en la que Internet no existía? La directora adjunta de El Mundo escucha mis preguntas y va al carrete de sus recuerdos.
-En 20minutos me dieron la oportunidad de elegir si quería liderar la edición impresa o digital. En 2008 yo no había hecho digital, pero elegí digital, siempre y cuando me dejaran aprender. No podía estar al frente de una redacción web sin saber. Más que miedo tenía curiosidad. Me dieron meses para aprender, bucear, tirarme de cabeza en la piscina y pusieron a mi disposición un equipo que me ayudó muchísimo a entender toda esa transición. Yo sigo aprendiendo. Y lo quise hacer porque pensé que era lo que me tocaba. Hecho en falta la tranquilidad que me daba en papel, pero lo disfruto. Ya no sé lo que es estar sin el teléfono, es cierto. Hay que investigar día a día todo lo nuevo que aparece. No hay descanso.
Se critica el uso de memes en los medios considerados serios. ¿Qué opinas?
-La realidad es que a la gente le gusta y los medios lo hacemos. Yo no soy crítica con los memes. Soy crítica con los críticos de los memes. No es periodismo, pero el entretenimiento no es periodismo. Y el entretenimiento siempre ha formado parte del periodismo. Lo veo como un complemento más. Si me dan a elegir no elegiría memes, pero están allí y reflejan los cambios de hábitos de la sociedad que vivimos. No colisiona con la información. No tiene por qué. Las noticias y los memes van por distintas vias. Muchas veces ese tipo de humor ayuda a la gente a ver la información con otros ojos. Los medios nos hemos dejado el humor por el camino, pero creo que podemos tener un rincón para el humor. No entiendo eso de cerrarnos puertas a todo lo que es no convencional, a todo lo que no es serio. Debemos abrirnos.
La relación con la audiencia muchas veces se facilita con lo que llamamos ‘redacción abierta’. En 20 minutos tenías la Pizarra Digital. ¿Cómo lo manejan en El Mundo?
-Tomamos el pulso a los sentimientos de la gente. Debemos hacerlo a través de todas las vías. Desde las redes sociales hasta el correo electrónico. Ahora, yo creo que las redes sociales te dan el calentón del momento, mientras que en el correo hay una visión más pausada, encuentras historias, recomendaciones, puntos de vista. Ahora, cuando El Mundo decide publicar la foto de Aylan decidimos transmitir en streaming la reunión de la portada. Fue un ejercicio de escucha y generosidad de los periodistas del medio de abrirse a la audiencia. Se hizo, no pasó nada. Fue estupendo. Ahora mismo no planeo algo parecido a la Pizarra. Yo soy una persona transparente y no me da problemas el asunto. Considero que con la transparencia ganamos todos, ganan los lectores y los medios. Son procesos lentos, y hay que tenerlo en cuenta. Uno no puede llegar y abrir una puerta que estaba cerrada tantos años. Todos han visto que es algo natural y que cuando sea oportuno lo haremos. Pero no de forma sistemáticamente. La Pizarra fue un experimento chulo, pero no generaba mayor participación del usuario.
¿La web y el impreso de un medio deben mantener una identidad propia?
-Yo creo que sí. Tiene sentido que haya una esencia común. Lo más lógico es que no tenga un reflejo exacto en el papel, pero no debemos olvidar que la marca es la misma. Creo que hay que contar la información de diferentes maneras en cada soporte, pero la marca es la misma. No podemos hacer dos productos opuestos solo porque el soporte sea distinto.
No sé si te ha pasado, pero a veces cuando estás frente a un quiosco de periódicos sientes que los diarios ya envejecieron. Me pregunto si es posible hacer diarios que no envejezcan tan rápido.
-Sí, claro que me pasa. Mi respuesta sería simple: sin pegarnos a la información. Haciendo análisis, investigación, anticipándonos y no contando solo lo que ocurrió ayer. Sin embargo, hay una paradoja. He tenido o tengo muchos encuentros con lectores para saber lo que esperan de un medio impreso o digital y hubo algo que se me quedó grabado: dijeron que querían saber lo que pasó ayer, ordenado y jerarquizado. Es decir que a través de la portada y las páginas tenían claro lo que era importante y lo que no. Esto me rompió los esquemas. Yo les preguntaba si no leían medios en Internet o si acaso no veían la tele. Y ellos decían que tenían un exceso de información. Me dejó descolocada. Me hizo pensar que tal vez vamos por delante de nosotros mismos. Como vivimos en esta vorágine, donde solo sacamos la cabeza y tomamos aire, no vemos la realidad. Es posible que cuando compren el diario estén esperando que se les explique lo que pasó ayer. Pero hay que tener mucho cuidado con esto.
Y así, en medio de esa vorágine de notificaciones incesantes en el teléfono, Virginia P. Alonso se toma tiempo para reflexionar, sonreír y no dejar de experimentar. Curiosamente nos encontramos con Carmela Ríos en la redacción, responsable de redes sociales en el diario y ganadora del Premio Ortega y Gasset en la categoría periodismo digital. Al conversar brevemente con ella entendemos bien lo que dice Virginia P. Alonso cuando habla de actitud.
Apasionada y segura, Alonso termina la charla diciendo que el periodismo hoy nos da una gran oportunidad. Y ella no se la quiere perder.
Por Esther Vargas, periodista y profesora especialista en periodismo digital, comunicación digital y social media.
Tomado de Clases de periodismo