En la proximidad de la segunda ronda de las elecciones presidenciales del próximo dos de abril en Ecuador, ha aflorado un escándalo sobre los asuntos financieros del candidato de la oposición, Guillermo Lasso.
Las imputaciones son serias y principalmente basadas en archivos públicos, la mayoría comprobables en sitios web como el Registro Público panameño y la Superintendencia de Bancos y la Superintendencia Ecuatoriana de Empresas.
El periódico que lanzó esta historia fue Página/12 de Argentina, con dos artículos en la última semana por la periodista Cynthia García, quien los publicó también en su sitio web.
Al momento de escribir esto, los principales medios de comunicación internacionales que reportan las elecciones en Ecuador, así como los medios de comunicación privados en ese país, durante la semana han hecho como si la historia no existiera, a pesar de que el presidente Rafael Correa ha denunciado a Lasso públicamente por sus negocios y lo emplazó a que renuncie a su campaña. Y Lasso respondió públicamente sin negar las imputaciones.
Es difícil de explicar este vacío informativo en base a lo que la mayoría de las personas consideraría como normas periodísticas. Es como si los medios de comunicación norteamericanos e internacionales no hubieran informado acerca de la controversial negativa del presidente Trump a revelar sus pagos de impuestos durante la elección presidencial de 2016.
Lasso ha sido descrito usualmente como un “antiguo banquero” que según se alega se retiró hace cinco años de las actividades bancarias. Sin embargo, él sigue siendo un accionista mayor en el banco más grande de Ecuador, Banco Guayaquil (a través de un trust nombrado con sus iniciales, GLM). Y existen pruebas en minutos de reuniones de la mesa directiva del Banco Guayaquil que indican que todavía es un decisor clave allí, donde ha sido presidente ejecutivo por más de 20 años.
Este en sí mismo sería el palo periódistico en Ecuador, donde los poderes bancarios controlaron el país en los años previos a la elección de Correa en 2007, y a los cuales no se les tiene en buena estima desde que causaron una severa crisis financiera y económica en los noventa. La crisis empobreció a muchos ecuatorianos e hizo que gran cantidad de ellos abandonaran el país en busca de empleo.
Pero hay más. En 2007, Banco Guayaquil creó una sucursal extranjera en Panamá que se llamó Banco de Guayaquil Panamá. En 2011, Banco de Guayaquil Panamá cambió su nombre a Banisi; en 2014, Banco Guayaquil vendió Banisi al Holding Banisi. Este último está registrado a otro nombre, pero pertenece a Lasso, lo cual él ha admitido; pero en los papeles aparecen una serie de transacciones propias de paraísos bancarios fiscales y evasión de impuestos que ponen en duda la propiedad. Estas transacciones y manipulaciones de propiedad involucran a varios familiares y colegas de Lasso.
Lo que hace este enmascaramiento de propiedad más importante para las elecciones es que el banco en el exterior de Lasso en el paraíso fiscal de Panama parece ser una operación primaria con el propósito de facilitar la emisión de capitales desde Ecuador. Hay mucha evidencia al respecto, incluso el hecho que alrededor de dos tercios de las obligaciones Banisi están fuera de país; el regulador panameño autorizó que Banisi abriera una oficina en Ecuador; y su registro de dominio de website y servidores están en el banco ecuatoriano de Lazo en Guayaquil.
Más llamativo aún resulta que desde 2014 en Ecuador es ilegal para los bancos y sus accionistas tener propiedades de bancos operando en paraísos fiscales extranjeros. Así que si se prueba en tribunales la posesión de Banisi por Lasso, esto lo pondría como un violador de la ley.
El asunto de la emisión ilegal de capitales y los paraísos fiscales es algo bien serio en Ecuador por múltiples razones y fue un tema sujeto a referendo durante la primera vuelta del 19 de febrero pasado. La mayoría de los votantes aprobaron una iniciativa contenida en boleta que establece que los ecuatorianos que tienen dinero en paraísos fiscales no deben acceder a cargos públicos.
La fuga de capitales es un problema global que hace perder trillones de dólares a los países en desarrollo, incluyendo ingresos por impuestos, lo cual contribuye a la pobreza y la desigualdad. Esto tiene especial significado en Ecuador primero debido a la devastadora crisis financiera causada por los banqueros en la recta final de los años noventa y segundo porque el éxito de Ecuador en la última década bajo el mandato de Correa ha sido debido en parte a las reformas que gravaron impuestos sobre la emisión de capitales, forzaron a los bancos a repatriar activos líquidos que tenían en el exterior y otras regulaciones del sistema financiero.
La investigación periodística sobre las propiedades en el exterior y las actividades financieras de Lasso trae a colación otras interrogantes. El reporte indica que han sido indentificadas unas 50 compañías asociadas con Lasso, algunas de ellas tienen que ver con propiedades enmascaradas a través de miembros de la familia, asociados y otras personas vinculadas a negocios de bienes raíces en la Florida, EE.UU.
Pero aún sin tener en cuenta lo anterior y otras complejidades de las transacciones y propiedades de Lasso, los hallazgos más importantes están claros: él parece estar involucrado en intereses bancarios que facilitan la fuga de capitales desde Ecuador. Su banco en el paraíso fiscal de Panamá parece ser una violación de la ley. Se trata de severos cargos respaldados por evidencia seria y de dominio público. No hay ninguna razón justificable para que los periodistas que cubren las elecciones en Ecuador ignoren semejante escándalo.
Fuente : The Hill