Tras la dispersión de Alegría de Pío (5 de diciembre de 1956) y el reencuentro en Cinco Palmas (18-21 de diciembre), los grupos de Fidel, Raúl y Almeida se dirigieron hacia la Sierra Maestra y reorganizaron el diezmado destacamento guerrillero. Muy pronto, el 17 de enero de 1957, en La Plata, realizaron su primera acción victoriosa contra el ejército de la tiranía y se aprestaban a dar a conocer a la nación y al mundo la existencia del grupo insurrecto.
En La Habana, Faustino Pérez y René Rodríguez se entrevistaron con Ruby H. Phillips, corresponsal del The New York Times, a quien se le informó acerca del interés de Fidel Castro en recibir en la Sierra a un periodista de ese medio de prensa. Por su parte, Phillips sabía el deseo de Herbert Matthews de venir a Cuba para conocer de cerca la situación política de la Isla y le envió, al día siguiente, un telegrama con la solicitud de Fidel, el cual fue respondido esa misma tarde con el aviso del próximo arribo de Matthews, quien llegó a La Habana el 9 de febrero.
Al día siguiente, domingo, en la oficina del The New York Times en la capital cubana, el periodista expresó su disposición de viajar hasta la Maestra. Faustino Pérez contactaría con Celia Sánchez, en Manzanillo, para crear las condiciones necesarias.
En un auto partieron hacia esa ciudad del oriente cubano el 15 de febrero, en horas de la noche, Faustino Pérez, Javier Pazos, Lilian Mesa, Nancie y Herbert Matthews. Mientras tanto, en Santiago y la Sierra se preparaban para el encuentro. Frank País propuso la inclusión de Vilma Espín, quien podría servir como intérprete.
El 17 de febrero, en la finca de Epifanio Díaz, en un ranchito de yaguas, en plena serranía, tuvo lugar la histórica entrevista, en la que Fidel relataría al periodista norteamericano todo lo ocurrido desde el desembarco en costas cubanas el 2 de diciembre; coincidiría este encuentro con la reunión de la dirigencia del Movimiento 26 de Julio en la que Fidel daría importantes lineamientos acerca de la labor a desarrollar en las ciudades.
En la noche de ese mismo día, Nancie y Herbert Matthews abordaron en el aeropuerto santiaguero una nave hacia la capital y, el 19, se embarcaron hacia Nueva York; la mujer llevaba ocultas entre sus ropas las notas tomadas por el esposo en la entrevista con Fidel.
Muy pocos días después, el 24, 25 y 26 de febrero,The New York Times daría a conocer el material recopilado por el avezado editorialista. El primero de sus artículos decía así:
“Fidel Castro, el líder rebelde de la juventud cubana, está vivo y peleando con éxito en la intrincada Sierra Maestra, en el extremo sur de la Isla.
“El presidente Fulgencio Batista tiene la crema de su Ejército en la región, pero hasta ahora está en desventaja en la batalla por vencer al más peligroso enemigo que jamás haya enfrentado en su larga y azarosa carrera como regidor de los destinos cubanos. […]1
“Esta es la primera noticia confirmada de que Fidel Castro está todavía vivo y en Cuba. Nadie fuera de la Sierra Maestra ha visto a Castro, con la excepción de este reportero. Nadie en La Habana, ni aun en la embajada de los Estados Unidos, con todos sus recursos para obtener informaciones, conocerá hasta la publicación de este reportaje que Fidel Castro está realmente en las montañas orientales de Cuba”.
El diario norteamericano, con tal bomba periodística, circuló en Cuba con columnas en blanco a causa de la censura; pero, dado el impacto internacional de los artículos de Matthews, el 26 se decidió suspender la censura y la prensa cubana aprovechó la coyuntura para divulgar el primero de los tres artículos del reportero.
Para amainar el temporal, el general de brigada Martín Díaz Tamayo afirmó que resultaba imposible cruzar las líneas de tropas del ejército, con lo que intentaba cuestionar la presencia del periodista norteamericano en la Sierra. Como respuesta, The New York Times publicó el día 28 la foto en que aparecen juntos, en la sierra Fidel y Matthews. De igual modo, Jorge Quintana, decano del Colegio Provincial de Periodistas de La Habana, afirmó conocer a Matthews y dio fe de su honradez y profesionalidad, con lo cual quedó frustrado todo intento por negar la noticia.
Bajo el título de “Radiografía de la situación cubana”, Bohemia pudo publicar una versión del segundo y tercer artículos divulgados por The New York Times. En sus reportajes, Matthews no solo había dado fe de la presencia de Fidel y su pequeña aún fuerza guerrillera en la Sierra, sino que había hecho un análisis de la angustiosa hora que vivía Cuba y, en particular, de la situación de los jóvenes, como puede verse en este fragmento reproducido por Bohemia:
“La dirigencia de la Federación Universitaria está huyendo con éxito de la vigilancia policiaca desde hace varias semanas. Las autoridades acusan a los muchachos de complicidad con Fidel Castro, con quien suscribieron un pacto en Ciudad de México […] A través de contactos secretos pude entrevistarme con cinco miembros de la dirigencia estudiantil, incluyendo a su presidente José Antonio Echeverría, a quien la policía busca afanosamente […]”.2
Muy poco después tendrían lugar los acontecimientos del 13 de marzo y la trágica muerte de José Antonio y los posteriores del 20 de abril, cuando fuerzas batistianas asesinaron en Humboldt 7 a los combatientes del Directorio Revolucionario Fructuoso Rodríguez, José Machado, Joe Westbrook y Juan Pedro Carbó Serviá. Las palabras de Matthews adelantaron a la opinión pública que ocurrirían sucesos de ese tipo.
De este modo, en Cuba renació la esperanza y el mundo supo de la heroica lucha en la Sierra. Poco podría hacer la tiranía batistiana para negar la verdad.
Notas
1 Revista Bohemia, 3 de marzo de 1957, no. 9, p. 2 (suplemento).
2 Revista Bohemia,10 de marzo de 1957, no. 10, p. 55.