Hace más de 15 años, publiqué un artículo con este mismo título, sólo con la diferencia de poner entre signos de interrogación la frase, porque en aquellos momentos, era más importante acentuar la presencia de nuestras opiniones en la red de redes, que desgastarse en todas las consideraciones tecnológicas que este nuevo medio exigía y que, pasado el tiempo, poco a poco se han ido dominando.
El tiempo ha pasado. Ya los artículos no son sólo de texto, sino que mezclan inteligentemente imágenes, fijas o en movimiento y se incluyen variantes de audio. Cada día más se ha ido a una oferta multimedial, imprescindible para la presencia en Internet.
Pero, siempre existe alguno, la web de hoy, con independencia que se le asignen apellidos numéricos, sea 2.0, 3.0 o cualquier otro, es un medio de velocidad y, sobre todo, un medio de intercambio.
Antes, se escribía un artículo y a lo mejor llegaban tres o cuatro cartas a la redacción y también unas cuantas llamadas y ahí terminaba todo. Recuerdo la experiencia de un amigo periodista, que en su medio informativo semanal, siempre tenía la costumbre de ir al departamento de correspondencia y averiguar qué había llegado en relación con su artículo. Contaba él, que la carta más evaluativa y triste de su trabajo, fue aquella relacionada con un fundamentado análisis estadístico sobre temas de producción alimentaria. La carta del lector era lapidaria: estimado redactor, recuerde que nosotros no comemos números.
Hoy cada trabajo de interés puede tener decenas y cientos de comentarios, pero en los medios cubanos, existe el mal hábito establecido que los redactores se desvinculen de lo que escriben, no importa que sea ciberchancleteo, como dice Enrique Ubieta, o ideas serias y muy bien fundamentadas.
Pareciera como si el lector no se mereciera su atención.
Está más que comprobado, que ante las respuestas de los autores, cuando algunas veces aparecen, se pueden cambiar las líneas de la opinión, porque esa posición ayuda y abre nuevos espacios para la comprensión.
Algunas personas pudieran preguntar sobre dónde aparecen las estadísticas que fundamenten estas opiniones. La respuesta es sencilla: de los trabajos publicados en los medios nacionales en internet durante la última semana (deportes, en particular la final de la pelota, economía, cultura, ciencia, tecnología, donde se ha presentado una cifra superior a los mil comentarios, sólo en el caso del artículo de Cubadebate sobre la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, aparecen varias respuestas del autor del trabajo, Oscar Figueredo. Valga el botón de muestra y destacar el nombre de quien es una excepción, pues habitualmente participa en el intercambio sobre sus artículos.
A nadie se le ocurriría ofrecer una conferencia frente a un amplio auditorio, entregarle la palabra a los presentes y el conferencista levantarse e irse del salón, sin atender o responder a las opiniones. En la vida “física” eso sería una flagrante falta de respeto a los asistentes.
Entonces, ¿por qué hacerlo en el ciberespacio?
Por Víctor Angel Fernández (Tomado de la Pupila Insomne)