Los autores cubanos Reynaldo García Blanco, en poesía, y Emilio Jorge Rodríguez, en Estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe contemporáneos, ganaron el Premio Literario Casa de las Américas en su edición 58.
García Blanco lo obtuvo por el poemario Esto es un disco de vinilo donde hay canciones rusas para escuchar en inglés y viceversa, sobre el que el jurado consideró que posee una expresiva claridad de exposición, presenta poemas de escritura depurada no desprovistos de un delineado humor y una serena ironía.
Rodríguez mereció el lauro por el texto Una suave, tierna línea de montañas azules que rastrea capítulos importantes de la historia de intercambios entre Cuba y Haití a través del estudio de las relaciones de Nicolás Guillén con artistas e intelectuales de la hermana isla.
En el género de novela mereció el galardón Ernesto Carrión, de Ecuador, con Incendiamos las yeguas en la madrugada, que ofrece un crudo y vibrante retrato social cuya intención no es solo sondear un paisaje urbano estratificado y violento, donde el desencanto y la pesadilla son las constantes de una ecuación de vida, sino que consigue otorgarle al relato un peso literario específico que aúna una estructura dinámica con zonas de suspenso bien administradas.
Pedro Agudelo Rondón, de Colombia, se alzó con el premio de ensayo de tema histórico social con América pintoresca y otros relatos ecfrásticos de América Latina, texto que reinterpreta el concepto de imaginario con el propósito de pensar creativamente a la América Latina en diálogo con la tradición cultural en sus múltiples expresiones.
Liliana Villanueva, de Argentina logró el máximo reconocimiento en literatura testimonial con Lloverá siempre, una entrevista con la periodista y escritora uruguaya María Esther Giglio, quien obtuvo el Premio Casa de Las Américas en testimonio en 1970, que posee un atrapante lenguaje coloquial, abierto, sincero con una voz única, cálida con momentos conmovedores y otros que surgen del humor inteligente.
María Valeria Renzende, de Brasil, mereció el premio en literatura brasileña con Outros cantos, en los que, a partir de sus memorias de viajes rememora sus elecciones y sacrificios personales cuando trabajó en la alfabetización de adultos en el nordeste de su país.
Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas, dio a conocer los premios especiales que correspondieron en poesía José Lezama Lima a Mística del tabernario, del ecuatoriano Raúl Vallejo, y el Ezequiel Martínez Estrada de ensayo a Cuestiones y horizontes de la independencia histórico estructural a la colonialidad-descolonialidad del poder, del peruano Anibal Quijano.
El premio especial de narrativa José María Arguedas lo ganó el colombiano Pablo Montoya con Tríptico de la infamia.
Fuente: ACN