Guáimaro fue el último rincón del territorio agramontino que vio galopar al gigante de este siglo 20, al hombre de talla universal, artífice de la unidad latinoamericana, al Comandante eterno Fidel.
En Cascorro, Martí y el propio Guáimaro el pueblo se desbordó, esperó con ansias este momento de ver sus restos, que si bien trajo tristeza, creó nuevos compromisos para continuar la obra de la Revolución.
Siempre permanecerán vivas las enseñanzas y el legado del Guía sincero, el padre, amigo, consejero, rebelde y ferviente amante de la paz.
Las cenizas de nuestro líder histórico reposarán en Santiago, pero su ejemplo, inteligencia, ternura y enorme visión, estarán en todos los rincones de Cuba, de Latinoamérica, en cada corazón….Fidel, abrazaste la inmortalidad, el bravo pueblo de Camagüey no te defraudará. Por siempre, estará contigo.