Estas pudieran parecer palabras de adiós. Éstas, se suman a las ya dichas, a las de todos los días, a los gestos, las acciones, las miradas y las contiendas comunes. Diego Méndez Calero se jubila.
El acto más grato de un ser terrenal es la realización… personal, profesional, familiar, social. Cumplir consigo mismo, quererse bien, y en función de ello, obrar en el bien común, hace grandes a quienes en el andar por la vida, se exaltan a sí mismos, sonríen a cada minuto, saltan por encima de las barreras que intentan bloquear u obstaculizar las metas.
Hoy, miramos más allá, nadamos estilo libre en el alma de un ser que no tiene reparos para hacer… de un padre que jamás ha dejado de sentir el impulso de querer, por muy alta que le pongan la varilla, de un compañero, un amigo, un profesor, un abuelo y un patriota fiel.
Hoy queremos andar en la pista de sus sueños, o en el taraflex de sus esperanzas, en el tabloncillo, en el terreno de sus ansias, porque todos esos sitios conocen de su andar, su manera de decir, sus encendidos debates y sus criterios, muy suyos, defendidos cual si fuera el mejor de nuestros espadachines.
Sin miedos, no sin desánimos ni desencantos temporales, pero fiel en el tablero, seguro con la raqueta de la palabra, y cuando la vida intentó ponerle frenos, él dijo voy… y así ha sido… nos ha acompañado en cada amanecer desde que se dijo, Ya estamos Haciendo Radio… impuso su propio Récord y con habitual empeño, Deportivamente, ha formado seguidores y sus detractores también le reconocen.
Estas pudieran parecer palabras de Adiós, pero Diego Hipólito Méndez Calero no se va, tan solo nos dice Hasta luego, toma un aire y salta alto para seguir derribando en el tatami de nuevos bríos a sus más enconados rivales: los nuevos retos que ya están en el cajón de bateo, a la espera de otro swing de Home run.
(Tomado de Radio Rebelde)
