Dicen que la historia se repite y por lo general esto es cierto. Si partimos del pedigrí en algunas especies como las aves, veremos como se ha comportado esto desde la antigüedad.
Las rapaces se fueron apoderando de todos los cielos del mundo gracias a sus picos ganchudos y robustas patas provistas de garras, vuelo largo y sostenido, más una visión prodigiosa.
Cuentan que Esquilo, el primero de los grandes poetas trágicos de la Antigua Grecia fue víctima de sus propias dramaturgias cuando murió al recibir el impacto en la cabeza de una tortuga desprendida de las garras de un Gyapaetus barbatos griego, que traducido al español actual se conoce como el quebrantahuesos, ave de rapiña perteneciente al orden de las falconiformes.
En nuestro país, aparte de los gavilanes–sabanero caracolero y el caguarero de la región oriental–tenemos el aura tiñosa de cabeza rapada, pescuezo pelado y aspecto repugnante, famosa por sus hábitos carroñeros en las áreas rurales, ayudando a la higiene ambiental.
En regiones septentrionales de ambos hemisferios reinó el águila real de hermoso porte, vuelo prodigioso y vista privilegiada por lo que pronto se convirtió en símbolo de poder para no pocos imperios. Figura en el escudo nacional mexicano como una leyenda donde se afirma que la “ciudad de México fue fundada por los aztecas en el sitio donde encontraron un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente”.
Mientras el águila de cabeza blanca—oriunda a lo largo del río Mississippi—resulta menos alegórica pero mucho más imperial y aparece como emblema nacional de los Estados Unidos.
En la Europa Medieval se había puesto de moda la cetrería, deporte elitista practicado solo por reyes y aristócratas del Viejo Mundo con el propósito de adiestrar halcones en la cacería del pato. De esa misma familia es el cóndor, quien no solo tiene el récord de altura entre todas las aves, sino el de vuelo más majestuoso cuando extiende sus alas a tres metros de envergadura.
Pero como todo en la vida, nada es absoluto; estos depredadores han evolucionado con el tiempo y según el flujo y reflujo biológico, el cachumbambé político de la lucha de clases, la conquista del oeste; así como otras colonizaciones imperiales y zonas de influencia, hasta el actual neoliberalismo globalizado con sus golpes blandos y guerras de baja intensidad, dan por resultado los efectos colaterales del terrorismo mediático y la emigración pandémica.
Pero… Un nuevo peligro se nos presenta hoy en–Nuestra América—tal y como nos definiera Martí.
Veamos los titulares:
Un nuevo Plan Cóndor extiende sus poderosas alas a toda Suramérica.
Los Fondos buitre cazaron tanto a la Argentina, hasta que la macrificaron.
El zarpazo parlamentario del rapaz Temer al gigantesco Brasil es de temer.
Halcones y Quebrantahuesos se benefician de las diferencias fronterizas entre Bolivia y Chile.
Por algo el Tío Sam con su vista de águila le tiene echado el ojo a Venezuela.
Pero ya conocemos de qué pata cojea este símbolo imperial.
Con nosotros tiene que ser más cauteloso porque solo cuenta con la autóctona tiñosa, pero… “Por mucho que el aura vuele siempre el pitirre la pica”. Y podría posarse en un palo podrido, como la vio hace algunos años, (abril del 2005) desde una cárcel de máxima seguridad de los Estados Unidos uno de nuestros Cinco Héroes: Gerardo Hernández Nordelo y que fuera publicada de inmediato como portada en PALANTE.