Las compras de abonos rusos por parte de la Unión Europea aumentaron en julio al nivel máximo en 20 meses, calculó Sputnik basándose en datos de Eurostat. Eso demuestra que el bloque europeo se enfrenta a dificultades para producir fertilizantes debido a los elevados precios de la energía tras abandonar el gas ruso y caer en una nueva dependencia de Moscú.
De acuerdo con el análisis de Sputnik, a mediados de verano boreal la UE multiplicó por 2,2 sus importaciones de fertilizantes de Rusia respecto a junio y por 1,7 frente a julio de 2023, hasta alcanzar 222,3 millones de dólares.
El mayor comprador en julio fue Polonia, que duplicó sus importaciones hasta 62,2 millones de dólares. Varsovia sigue dependiendo de los abonos rusos, y a juicio de uno de los responsables de la empresa de la industria química polaca Grupa Azoty, citado por el portal Sadyogrody, la situación del mercado nacional de abonos es tal que “en unos trimestres los fertilizantes rusos serían ya la única opción disponible”.
A Polonia la sigue Francia, que multiplicó por cinco sus compras, hasta 35,2 millones de dólares. A su vez, Alemania registró un aumento de un tercio en sus aportaciones de abonos rusos —”para disgusto de los productores alemanes”, como escribe Business Insider— hasta 27,4 millones de dólares.
A modo de comparar, el crecimiento más importante fue el de Irlanda: las ventas rusas a este país se multiplicaron por 18.000, pasando de 112,8 a 2,01 millones de dólares. Rumanía aumentó sus importaciones de fertilizantes rusos a un ritmo más modesto: 54 veces (19,3 millones de dólares) y Bulgaria, 25 veces (14,4 millones de dólares).
Con ello, la cuota de Rusia en las adquisiciones europeas de fertilizantes llegó al 31 por ciento por primera vez desde marzo de 2022, frente al 23,7 por ciento del mes pasado y 18,5 por ciento un año antes. En conjunto, la cifra de julio fue la más alta desde noviembre de 2022, cuando los envíos ascendieron a 294,9 millones de dólares.
En junio, el director general de Fertilizers Europe, Antoine Hoxha, alertó de “un riesgo real de que Europa se convierta en una adicta a los fertilizantes rusos”, algo que supuestamente “es terrible” desde la perspectiva de la seguridad alimentaria europea.
Por otro lado, varios medios de comunicación europeos también han expresado su alarma por el hecho de que Europa, tras haberse negado a importar gas ruso aludiendo a la idea de lograr la independencia energética respecto a Moscú, se haya vuelto dependiente de los fertilizantes producidos a partir de ese mismo gas.
Como subraya Radiofrance, el precio del gas representa casi tres cuartas partes del costo de producción de los abonos, y Rusia, a diferencia de Europa, tiene “gas en abundancia”.
“De hecho, es como si el gas ruso, que ya no está disponible a través de gasoductos, llegara a Europa de otra forma” (Tomado de Sputnik).
Imagen de portada: Fertilizantes rusos. Foto Reuters.