En el marco del desmontaje del plan terrorista develado por el gobierno nacional se incautó un lote importante de armas, se presentaron evidencias de la participación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos y se informó sobre la detención de tres estadounidenses, uno de ellos el militar activo Wilbert Joseph Castañeda, del cuerpo Navy SEAL, quien estaba al frente de la operación, según indicó el ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello.
Además, fueron detenidos un ciudadano checo, a quien se le incautaron apuntes claves en una libreta, y dos ciudadanos españoles en las cercanías del aeropuerto de Puerto Ayacucho, estado Amazonas, tomando fotos a determinadas instalaciones del Estado.
Los españoles detenidos son Andrés Martínez Adasme (32) y José María Basoa Valdovinos (35), quienes ingresaron al país como turistas pero les fueron halladas pruebas de vinculación con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), agencia adscrita al Ministerio de Defensa del Reino de España.
El canciller español, José Manuel Albares, negó la vinculación de los susodichos con tal instancia, mientras la embajada del país ibérico en Venezuela pidió al gobierno venezolano tener acceso a ellos “para verificar sus identidades y darles la asistencia necesaria”.
Cabello dijo que ambos confesaron estar reclutando mercenarios entre las bandas criminales para el asesinato del Presidente, la Vicepresidenta, y otros altos funcionarios.
CNI como nodo de la CIA en Europa
Los vínculos del CNI con la CIA y otras agencias de inteligencia de Estados Unidos e Israel son motivo de controversia en el ámbito internacional debido a que el organismo español ha servido de nodo para asegurar el cumplimiento de los objetivos de Washington en Europa y parte del norte de África.
En 2023 presidió el Grupo Contraterrorista (CTG) en paralelo a la presidencia española de la Unión Europea, desde la cual, según expertos, se planteó el reto de contrarrestar “la agresividad de Moscú, la inestabilidad del Sahel y la hegemonía de China”. Todos son objetivos que Estados Unidos ha demandado a Europa, para los cuales ha establecido bases en territorio ibérico.
El pasado 13 de septiembre el diario El País confirmó los nexos colaborativos del director de la empresa de seguridad española UC Global SL con el CNI. El exinfante de marina hispano, David Morales, espió para la CIA a Julian Assange durante su estancia como asilado en la embajada de Ecuador en Londres.
En 2014 la empresa de Morales también espió a las dos hijas del entonces presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a través de virus informáticos instalados en sus teléfonos mientras las jóvenes estudiaban en Francia.
Así lo revelan correos electrónicos intervenidos en los dispositivos digitales que le incautó la policía tras su detención en Jerez de la Frontera, España, en septiembre de 2019. Sin embargo, “misteriosamente” la policía española omitió al juez una carpeta de la laptop llamada “CIA”.
Morales entregaba a la agencia estadounidense la información sobre las reuniones del fundador de Wikileaks con sus abogados, lo que derivó en que víctimas del espionaje hayan demandado al exdirector de la CIA y exsecretario de Estado Mike Pompeo.
Otro de los tantos elementos en común entre la CIA y el CNI es el abuso de Pegasus, una sofisticada tecnología israelí de espionaje telefónico utilizada contra miles de activistas y periodistas en distintos puntos del planeta.
Revelaciones del centro de investigación Citizen Lab, publicadas desde Canadá en 2022, demostraron que, por lo menos entre 2017 y 2020, el programa fue utilizado para espiar al mismo presidente Pedro Sánchez, otros dos ministros y 18 separatistas catalanes.
También figuran en la lista de líderes políticos espiados la excanciller alemana Ángela Merkel, el presidente francés Emmanuel Macron, el rey Mohamed VI de Marruecos y el exprimer ministro paquistaní Imran Khan.
Dicho spyware es un programa informático que no necesita ninguna acción del usuario —como abrir un archivo adjunto o proporcionar datos de una cuenta— para penetrar de manera invisible en los teléfonos Android, iPhone o BlackBerry y acceder a todos sus datos, además de activar la cámara o el micrófono, la geolocalización y “leer” el contenido de la mensajería supuestamente encriptada como Telegram o WhatsApp.
La tecnología fabricada por la empresa israelí NSO Group, con la que se ha logrado rastrear a terroristas y cárteles de narcotráfico, también se ha empleado contra actores políticos y periodistas por más de una década.
Además, un informe de Edward Snowden dice que en 2008 el CNI cooperó con los servicios secretos de Alemania, Francia y Suecia, y con el Cuartel General de Comunicaciones del gobierno británico (GCHQ) a través de una compañía de telecomunicaciones de ese país “para efectuar ejercicios a gran escala de vigilancia por internet”.
El órgano de intercepción de datos de Reino Unido, estrecha aliada de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) por más de 75 años, desarrolló “Operaciones Encubiertas de Internet” (Covert Internet Ops) y destacó “avances a pasos agigantados” en su relación con el CNI, lo que propició “nuevas oportunidades y arrojó resultados sorprendentes”.
Snowden, extécnico de la veterana consultora Booz Allen Hamilton contratada para prestar servicios en la NSA, divulgó esta información a través del diario británico The Guardian. Los documentos publicados no revelan el nombre de la empresa, cuya labor fue clave, por tratarse de una información “estrictamente confidencial”.
Otro informe de Snowden reveló en 2013 cómo el CNI facilitaba las tareas de la NSA para tener acceso a “la información de inteligencia, incluidos los metadatos” y habría permitido y/o ayudado a Estados Unidos a intervenir 60 millones de llamadas telefónicas en España a finales de 2012 y comienzos de 2013.
Un documento secreto y oficial de la NSA, “Compartiendo información de computación y criptología operacional con compañeros extranjeros”, clasifica la colaboración de los países en cuatro niveles y ubica a España en un segundo nivel de “cooperación centrada”, junto a otros 19 países, todos ellos europeos con excepción de Japón y Corea del Sur.
La subordinación española como evidencia
El gobierno español ha sido criticado por su nivel de subordinación ante la inteligencia estadounidense, frente a lo que ha tenido que tomar medidas para aparentar que no es así.
Así ocurrió en septiembre de 2023, cuando dos agentes del CNI fueron detenidos después de que se descubriera que pasaban información a los servicios de inteligencia estadounidenses.
A pesar de la alianza estrecha entre el CNI y la CIA, los estadounidenses sobrepasaron la línea y ofrecieron dinero a los españoles para conocer el verdadero vínculo español con Moscú, en el marco de la guerra en Ucrania.
Sin embargo, al publicarse la información, el gobierno español debió abrir un frente de crisis con Estados Unidos que incluyó la petición de explicaciones de la ministra de Defensa, Margarita Robles, a su embajadora en Madrid, Julissa Reynoso. También la expulsión discreta de al menos dos agentes estadounidenses.
Este último episodio confirma la condición de país satélite que juega España ante la hegemonía estadounidense. Washington interviene a sus anchas, con o sin autorización del gobierno, en las actividades de su agencia de inteligencia.
Tal subordinación, que históricamente se expresa en su controvertido ingreso a la OTAN, elimina cualquier duda respecto a la cooperación del CNI en operaciones, ya no tan encubiertas, de la potencia norteamericana contra Venezuela.
Los intereses de Madrid se diluyen ante los de Washington, a tal punto que Robles calificó de “dictadura” el gobierno venezolano luego de que el partido de gobierno, PSOE, evitara pronunciarse a favor del excandidato venezolano Edmundo González en una sesión del Congreso, para no tensar las relaciones entre Madrid y Caracas.
Esto ocurrió durante el acto de presentación de la novela de Julia Navarro, El niño que perdió la guerra, un evento aparentemente nada político en el que estaba Felipe González, expresidente español impulsor del otanismo durante su gobierno y patrocinador del antichavismo.
Robles es la responsable del CNI ante el Ejecutivo español. Más que un “deslinde”, su actuación confirma que en la administración de Pedro Sánchez hay un pulso, interno y externo, para que termine de entrar definitivamente por el redil de la derecha nacional e internacional.
La CIA, utilizando su influencia sobre el CNI, parece estar encargándose de esto. Por las malas, como siempre (Tomado de Misión Verdad)