“Sueño con dar nacimiento
a un niño que pregunta;
mamá, ¿Qué era la guerra?”
Eve Merriam
Desde las redes sociales y medios corporativos se ha intentado posicionar que en Venezuela hay una dictadura y que hubo fraude en las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio. Desde Washington desconocen al presidente reelecto Nicolás Maduro y varios países aliados a los intereses estadounidenses han seguido el guion, ya repetido, pero esta vez repotenciado desde el campo cibernético.
En este sentido, especialistas y estudiosos del campo comunicacional, han señalado tal fenómeno como una guerra cognitiva. La Universidad Internacional de las Comunicaciones (Lauicom) define de esta manera el concepto: “Es un complejo y paulatino proceso de demolición programada y sistemática de las capacidades cerebrales normales individuales y colectivas”.
A este respecto, académicos e investigadores que siguen lo que se vive en la patria bolivariana, dieron sus impresiones y análisis de esta situación. El escritor y documentalista Eduardo Viloria Daboín, galardonado con el premio Casa de las Américas 2023 por su libro de no ficción Después del Incendio (Papeles de Guerra: Venezuela 2017-2021), donde aborda parte de esa problemática, expuso que esta confrontación viene desarrollándose desde hace algún tiempo:
Venezuela tiene más de 20 años convertida en un masivo laboratorio donde se han puesto a prueba, se ha experimentado y se han practicado de forma incesante, sostenida, continua, profunda, hasta cruel, las técnicas y métodos más novedosos, agresivos y violentos de manipulación psicológica y de trabajo contra el espíritu humano. ¿Para qué? Para modelar, resetear y rediseñar la subjetividad completa de todo un pueblo. Es difícil imaginar una forma de violencia más extremadamente agresiva que ésta, porque además los daños y consecuencias, que con toda seguridad son de enorme profundidad, son sumamente difíciles de estimar, de rastrear, incluso de comprobar.
Batalla histórica que se repite
Igualmente, el matemático, historiador y escritor José Sant Roz, sostiene que existen elementos de la espiritualidad presentes en esta realidad ahora cotidiana para los ciudadanos venezolanos, algo que se viene arrastrando desde la colonia y en la lucha por la independencia, cuestión que le tocó batallar en su momento al Libertador Simón Bolívar y que se repite hoy:
Lo que se trata, en cierto modo, es construir una fantasía, un sentimiento. Actualmente con lo de María Corina Machado, se trata de fundar algo más bien sobre elementos religiosos. La mayoría de las personas que lo apoyan son, en esencia, católicos que buscan la idea de una santa, de una heroína, pero una heroína divina, sagrada, y la construyen por sus propios medios…
Esta locura es muy profunda, lleva muchísimos años, inoculada en gente mayor, en gente beata y no beata, pero que se transmite a través de los valores católicos, es allí donde tiene su máxima sustentación. Eso es algo que se ha probado… en todos los lugares a donde ella llegaba, a donde primero se acercaba, eran los templos, los curas las bendecían, le daban rosarios y llamaban a las personas para que se congregasen alrededor de ella y la elevasen al cielo como una verdadera santa. Yo la he visto en imágenes, en muchísimas imágenes que me han llegado, superior a la Virgen María.
Agrega Sant Roz, que las representaciones simbólicas que conectan la religiosidad con la figura de María Corina Machado, es parte de la herencia mantuana a la que ella pertenece y que asumió como mandato divino, ya que está convencida de que es su santa cruzada.
Anonymous y Elon Musk instigadores del crimen
Por otra parte, el sociólogo y podcaster Robert Galbán, advierte que la ultraderecha del país aprovecha los intereses trasnacionales (de cual son parte) y están aliados al terrorismo informático. Precisamente, Galbán menciona a quienes protagonizan tras bastidores este escenario de contienda no convencional y además de incidencia social:
María Corina sigue jugando con los fake news y la prensa internacional sigue siendo como el gran resonador de esas mentiras… Entonces, cuando decimos que Elon Musk y los hackers de Anonymous, unas ciertas células de Anonymous, más bien, porque sabemos que Anonymous no es una estructura, están operando contra Venezuela, es porque están buscando, entre otras cosas… las estrategias para imponer este relato, el aislamiento de su gente, es decir, ellos mandaron a que bloquearan a todos los medios y a todos los chavistas que estuviesen en sus redes sociales.
¿Para qué? No es solamente para tenerlos controlados a ellos, a nivel, digamos, discursivo, sino también para evitar la posibilidad de que en esa muralla de “infofrenia” que están viviendo, se filtren discursos distintos a los que ellos imponen. Es decir, no vas a ver la opinión de un chavista, lo vas a sellar, lo vas a callar y eso es importante porque es como una especie de terapia de shock. En las terapias de shock, según la socióloga Susan Sontag, necesita que se aísle al sujeto sensorialmente, o sea, que no perciba ni luz, ni sonidos, para que tu discurso entre directo e inconsciente, y eso es lo que está sucediendo allí.
Sobre este análisis, Galbán complementa su reflexión en torno a la artificial sensación que se refleja en los medios hegemónicos y los operadores locales que participaron con discursos de odio en redes electrónicas, así como en los actos vandálicos y de ataques a las personas que son partidarias del gobierno de Nicolás Maduro:
Hay mucha gente que cree que en este momento en las calles de Caracas hay guarimbas, hay asesinatos, hay persecuciones y en fin, y las calles están más tranquilas que la lluvia. Entonces ahí el tema también es el otro sujeto que es importante tener en cuenta en esta guerra gnoseológica es el papel del hampa en todo eso. Porque primero posicionaron desde hace como dos años al Tren de Aragua una organización que es inexistente más allá de los medios de comunicación.
Ellos lo posicionaron como una fuerza criminal que controla el hampa en todo el continente y hasta en España. Y hoy en día son los aliados fundamentales y los libertadores que se plantean en las redes sociales para liberar a Venezuela. Ahí hay otro cambio en el otro retrueque, en otra transvalorización de la que hablaban de todos los conceptos. Entonces, lo que antes eran hampa y que había que ser repudiables porque eran malandros y de Petare, que Petare es un barrio que todos ellos han deseado toda su vida bombardear.
Otro aspecto que han considerado los estudiosos del lenguaje empleado en esta guerra cognitiva, es la invención de una realidad basada en imágenes que se conectan con lo emocional. En la opinión de Isabel Rivero, escritora y magíster en lingüística, se usan videos y elementos audiovisuales que no corresponden al presente inmediato:
En esta situación de vulnerabilidad emocional, la emoción y la cognición se convierten en una sola… Se muestran imágenes de otros acontecimientos y se presentan como acontecimientos actuales. Por ejemplo, se muestran imágenes de lo que ocurrió en el 2017 y se quieren mostrar como que son producto de una situación de protesta a nivel nacional en Venezuela. Con ello se manipula, se manipulan datos, y lo que subyace a través de esa manipulación de datos es que se violan los derechos humanos. Y con ello se muestra solamente una realidad. Se muestra una realidad porque se están tomando aspectos del contexto a conveniencia y se están dejando de lado otros aspectos del contexto que no convienen que se sepan.
Y las consecuencias de que una población conectada con las pantallas mediáticas son motivo de alerta, las expresa Rivero:
Se vive algo que yo he definido como la segunda etapa de la alienación. La alienación incapacita al individuo, se le resta libertad de acción y en consecuencia el individuo se convierte en un individuo sumiso y en la guerra cognitiva además de un individuo sumiso es un individuo perturbado, un individuo que simplemente responde a los estímulos que proyecta el capitalismo global.
Hollywood y su aparato de propaganda
Ahora bien, bajo la mirada que trasciende las dinámicas internas de la nación y que extienden su espectro más allá de las fronteras venezolanas, considerando los aspectos de la política exterior y su contexto histórico, la internacionalista y diplomática Carolina Escarrá suministra datos que ayudan a comprender el fondo de este meollo:
Hace 200 años el maestro de maestros, Simón Rodríguez, ya hablaba un poco de lo que era la guerra cognitiva. Es importante decir que en el año 1966, el primer director de la CIA, Alan Dulles, ya hablaba en su libro El arte de la inteligencia, un poco del objetivo de esa guerra cognitiva y es hacer que los intereses de los países dominantes sea asumido por los países dominados como si fueran sus propios intereses. Es hacer un poco que todo cambie a través de la cultura y por eso la importancia de todo lo que es la maquinaria de Hollywood y la maquinaria de todo este tema cultural transnacional que se ha venido manejando.
Nos sigue diciendo Escarrá, que no se trata de un simple injerencismo, sino que obedece a toda una planificación bélica, elaborada por una de las mayores maquinarias hegemónicas de guerra de todos los tiempos:
Pero hace aproximadamente dos años la OTAN financió un informe de un militar francés que hizo sobre la guerra cognitiva que iba a ser en definitiva la síntesis de las cinco formas de guerra de la OTAN pero mucho más específicamente de la IPC, es decir, de la guerra de información, de la guerra psicológica y de la guerra cibernética.
Es decir, ya tiene planteada la OTAN la guerra cibernética que es parte de lo que aplicaron en la República Bolivariana de Venezuela pero en realidad lo que aplicaron fue la guerra cognitiva porque implica la guerra de información, empiezan a dar un montón de información, inclusive información falsa que va generando una forma de pensar y de asumir psicológicamente las cosas que luego se plantea en función de las emociones y que va acompañado de una guerra cibernética para hackear los distintos espacios del estado pero específicamente al Consejo Nacional Electoral.
La mente es el campo de batalla
A este respecto, desde otra área de investigación, el psicólogo social Luis Enrique Gavazut, estudioso de los conflictos globales que afectan a las sociedades modernas en relación a las guerras y formas de dominación poblacional, nos esboza que los poderes fácticos se alimentan del miedo de las masas y que por ello buscan mantener estos conflictos como políticas de poder global:
Su finalidad es lograr determinados objetivos geopolíticos de un país atacante a un país atacado. Básicamente lo que se persigue con la guerra cognitiva es lograr imponer toma de decisiones y gobiernos proclives o títeres a los intereses del país atacante. Fundamentalmente un concepto acuñado por la OTAN, donde ha señalado que es una operación dirigida en términos acotados, estrictos, a manipular cognitivamente la toma de decisiones por parte de los altos mandos militares y políticos, a cuyo cargo se encuentra la toma de decisiones estratégicas del país atacado, confundiéndolos y llevándolos a tomar decisiones desacertadas, erróneas y por lo tanto a perder la guerra.
Asimismo, Gavazut se extiende al afirmar que la manipulación mental en esta confrontación no convencional, busca modelar conductas:
Una operación de propaganda política, propaganda de guerra a gran escala, que se diferencia de los tradicionales mecanismos de propaganda en que la guerra cognitiva opera ya no sólo sobre el ámbito de las actitudes, es decir, de modificar temporalmente u orientar temporalmente la intención conductual y la conducta manifiesta hacia un determinado objetivo, sino que va al cambio o la transformación de las estructuras valorativas, de los valores profundos del ser humano, de la población que es víctima de la guerra cognitiva y por lo tanto afecta su propia identidad.
Respecto al papel que juegan los medios y que complementan los apuntes antes expuestos, el periodista y analista de medios William Castillo, desmenuza las vertientes del storytelling, de esos relatos que buscan despertar pasiones y sensaciones primales que llevan al accionar irracional:
Las llamadas operaciones psicológicas, que lo que buscan es imponer determinadas narrativas a un colectivo, a la población de un país, o crear determinado ambiente, determinada sensación del ánimo, en el espíritu, en la emocionalidad colectiva, son largamente conocidas y están muy documentadas en la historia. La diferencia es que se han expandido con el uso de las redes sociales y con los mecanismos de control emocional llamados algoritmos.
Los algoritmos lo que hacen es, a partir de tus gustos en redes sociales, diseñar perfiles para ofrecerte contenido que replique de alguna manera lo que está en tu cabeza, de tal manera que el usuario se va metiendo en una suerte de túnel cognitivo, una suerte de cámara de eco donde solo se escucha a sí mismo y solo escucha las cosas que le hacen sentir bien.
Y desde este enunciado, basado en otras operaciones mediáticas que se han visto en otros tiempos recientes y en latitudes que siguen en la palestra noticiosa, se usan los imaginarios y mentiras sostenidas por Occidente, donde Castillo coloca ejemplos palpables:
Las redes sociales han logrado también otra cosa, que es incentivar el odio, incentivar la exclusión, incentivar la intolerancia en el mundo. Y esto es consecuencia de la certeza que tienen las empresas operadoras de estas grandes redes de información que los contenidos negativos circulan más que los contenidos positivos. Sobre esa base se ha difundido en el mundo una ola de intolerancia, una ola que ha sido llamada de delitos de odio, que lo vemos expresarse en distintos aspectos.
Por ejemplo, lo estamos viendo hace unas horas con las persecuciones a personas que no sean blancas en Inglaterra. Lo vimos con las decapitaciones que hacía el ISIS, que se promovían y se legitimaban a través de las redes sociales en Siria. O lo estamos viendo con la matanza de niños en Gaza, que son legitimados por los asesinos y que han mostrado esos videos en redes sociales como una forma de demostrar que eso es normal hacerlo.
Menciona el analista de medios que en las dos décadas en las que Venezuela se ha visto sometida a estas operaciones de guerra mental “se ha acelerado la imposición de posverdades, de falsa narrativa y que ahora se usan nuevos instrumentos”. Esto busca legitimar por parte del sector extremista los ánimos de validar las agresiones a personas que piensan distinto y destrucción de bienes público.
La cultura como arma letal
Otro aspecto que encaja en el ámbito cultural lo disecciona el comunicador social y docente especialista Marco Aurelio Rodríguez. Desde su visión pedagógica, argumenta que la confusión y desorientación cerebral, que se logra a través del consumo de contenidos audiovisuales es parte de lo que se busca en la aplicación de una guerra cognitiva:
Hemos visto, a través del cine, televisión y otras pantallas, a agentes estadounidenses o de alguna potencia occidental penetrando ilegalmente las fronteras de alguno de nuestros países de la periferia global, secuestrando a un líder o asesinando centinelas, una práctica de los medios transnacionales dirigida a naturalizar ante los ojos de los pueblos del mundo los mismos crímenes que fuera de las pantallas cometen las potencias en nuestros territorios para perpetuar su dominación.
Por supuesto que estas técnicas cuentan en la actualidad con importantes avances tecnológicos para el control mental y ahora la controversial inteligencia artificial con una caja de pandora es percibida como una herramienta mágica o como una nueva arma de las potencias occidentales para hacer más inverosímil la realidad virtual.
Finalmente, el profesor universitario y académico experto en guerras híbridas, Luis Delgado Arria, desgrana parte de los elementos morales, de cooptación inducida y seducción subliminal que se vinculan a lo que acontece en el campo de experimentación en el que se ha convertido el territorio venezolano:
El imperialismo occidental ha logrado por un lado secuestrar físicamente a una gran cantidad de jóvenes llevándoselo al exterior con una suerte de operación que llamaron, me iría demasiado, de Venezuela. Y también ha logrado secuestrar en el orden de lo psicológico a buena parte de los jóvenes y niños que se han quedado en el país, pero que han sido inoculados de una historia de resentimiento respecto de su propio gobierno, respecto de su propia tierra, de su propia patria, incluso, de su propia familia, haciéndoles perder la noción de para qué es el presente y haciéndoles perder el horizonte de qué podían hacer ellos en su país en el ámbito de lo futuro.
Se logra de esta manera el secuestro perfecto, un secuestro donde la víctima se enamora del victimario y ataca a su propia familia, a su propio país, a su propia patria e incluso a sí mismo haciéndose de esa manera la víctima perfecta con la cual han operado los imperialismos contra todos los pueblos, haciéndole últimamente en esta nueva generación de guerra, haciendo que las juventudes, es decir, el futuro de un país conspire contra su propia felicidad, su propia realización y sus propios valores éticos e históricos.
Esta guerra de guerras que se libra en tiempo real, no sucede de manera exclusiva en Venezuela. Se padece en Palestina, Siria, Líbano, Ucrania (causada por Occidente), el cuerno de África y parafraseando al comunicador popular, José Roberto Duque, también acontece en los barrios pobres de Estados Unidos, Francia o Reino Unido; es la guerra de los poderes fácticos contra los pueblos.
*Entrevistas realizadas vía telefónica entre el 03 y 09 de agosto de 2024.
Ilustración de portada: Tomada de geopolitika.ru
Excelente reporte