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Coqueteo con la perfección

Las pujas en el mundillo de las subastas alrededor de los jarrones de la Dinastía china Ming (1368-1644) cada día se superan. Quienes pueden permitírselo gastan hasta 78.52 millones de dólares. ¿Qué hace tan particular esta porcelana? Eruditos en materia de arte aseveran que la fascinación se debe a la intensidad de la paleta cromática, donde los blancos y los azules rigen. Percepción ocular que viene incluso de cuando los mercadillos en Venecia se jactaban de contar con vasijas llegadas desde Catay a través de la Ruta de la Seda. Los numerosos artículos encontrados en palacetes, sitios arqueológicos, y la “lucha” enconada de millonarios y coleccionistas por poseerlos, corroboran que el centenario coqueteo con la perfección aun deslumbra y provoca muchas preguntas.

Fue en 2021 cuando peritos franceses y españoles probaron cómo los chinos antiguos pudieron ser tan exitosos superando la mortalidad. Los investigadores en cuestión utilizaron la radiación electromagnética (luz) generada por partículas cargadas, aceleradas hasta casi la velocidad de la luz y forzadas a seguir una trayectoria curva y por tanto a emitir dicha radiación. A ese método de aceleración de partículas le llaman Luz Sincrotrón.

Pues bien, se determinó que específicamente la porcelana blanquiazul del conocido Imperio Dorado se cocía entre 1250 y 1300 grados centígrados. Se rastrearon las variaciones químicas utilizadas para decorar un grupo de piezas y se concluyó que del cobalto rico en hierro importado de Persia se pasó a privilegiar el uso del cobalto chino rico en manganeso, lo cual significó un gran logro tecnológico para período tan distante. La diversidad ornamental y la brillantez de los colores Ming siguen seduciendo, aunque solo sea en la contemplación momentánea de una tarde de visita a una sala expositiva.

Así se vivió en La Habana en el recorrido que Bohemia hizo durante la muestra Arte Ming en Cuba en el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD), inaugurada el 24 de julio de 2024, la que junto con la célebre modalidad de artes plásticas expone asimismo 20 obras, entre escultura, pintura y cerámica, en metal, jade o esmalte policromado, prestados de colecciones del Museo Nacional de Bellas Artes, del Gabinete de Arqueología y del Museo Casa de la Obrapía. Si decide acudir a la esquina de las Calles 17 y E, en el Vedado capitalino, podrá este verano apropiarse de una opción recreativa refinada.

La exposición Arte Ming en Cuba, en el capitalino MNAD, estará abierta hasta el 28 de septiembre de 2024. Foto: Gilberto Rabassa.

Para aquellos que deban dedicar tiempo a otras ocupaciones o gustos, la buena noticia es que alcanzará asistir a la exposición incluso en septiembre, pues cerrará sus puertas el 28 de ese mes. La estupenda iniciativa corre a cargo de la institución cultural cubana que, coincidentemente, el día de apertura celebró sus 60 años de fundada. Décadas de mostrar la opulencia y el boato de clases sociales que pueden darse el lujo de atesorar cosas maravillosas.

Por eso, el acierto de la Revolución Cubana ha sido poner a disposición del pueblo el disfrute del placer de observar y cuidar de lo hermoso que el ser humano es capaz de crear, venga de donde venga.

A ello se refirió el invitado de honor a la inauguración, el embajador extraordinario y plenipotenciario de la República Popular China en Cuba, Hua Xin. Lo acompañaron la viceministra de Cultura Lisette Martínez; la presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, Sonia Virgen Pérez; y el director del Museo, Yosvanis Fornaris. En sus palabras, el diplomático chino expresó:

“Esperamos que a través de la exposición nuestros amigos cubanos no solo aprendan más sobre los tesoros históricos de la dinastía Ming de China y la amplitud y profundidad de la civilización china, sino que también, en la complicada situación internacional actual, a través de este símbolo de los tiempos, podamos revivir, heredar y llevar adelante este símbolo con todos. Hablo de un espíritu de apertura, inclusión y cooperación beneficiosa”.

De eso se trata: de captar la gloria de otros, de aprehender el instante revelador en que la mirada se posa sobre un objeto cuyas historias de travesías nunca serán descifradas totalmente, pero lo haremos con la certeza de que sin duda el mundo progresa gracias a lo bello. (Tomada de Bohemia).

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