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Lo monstruoso retorna desde el futuro

No es el pasado el que retorna como un espectro sobre la superficie contemporánea a modo de insistente repetición, sino lo por venir, el porvenir, lo que aguarda por delante y que se anuncia en signos que desafían al tiempo cronológico y comienzan a habitar el presente. El futuro puede inclusive en algún momento quedar a las espaldas.

La relatividad del tiempo de la física atañe hoy, exagerando la analogía, a lo social. El futuro nos ha alcanzado a causa del movimiento circular civilizatorio. La humanidad recibe, debido a esa circularidad que une el futuro con el pasado, algunas muestras de lo que será la sociedad post humana.

Pero es de esperar que en algún momento surja un límite, una barrera de contención que evite la marcha hacia las desembocaduras y el fin de la civilización. ¿De dónde advendrá un punto de sujeción al desencadenamiento de la cosa? Nadie lo sabe.

Porque si se insiste en el movimiento hacia la destrucción, hacia el mandato de goce y la caída de los límites, lo que aguarda a la vuelta de la esquina es la caverna, aunque esta vez la puerta de roca de la entrada se abra con tecnología e inteligencia artificial.

La robótica no necesitará entonces de metales sino que será de carne y hueso. Uno ya se encuentra con robots humanoides todos los días, individuos cortados por la misma tijera, operadores que actúan como autómatas y repiten insistentemente frases aprendidas sin salirse del libreto ni pasar por la reflexión, especies de grabaciones telefónicas para trámites o reclamos.

El proyecto de la ultraderecha mundial va en esa dirección: insensibilizar al sujeto humano, vaciarlo de la estopa pensante, volverlo armónico y consustancial a la apropiación planetaria por parte de unos pocos “dioses” que buscan lo absoluto.

Es decir, como en algunas obras de ciencia ficción, lo monstruoso viene no del pasado sino del futuro. “Vengo de un futuro apocalíptico a terminar con el socialismo” dijo más o menos el actual presidente argentino, quien pretende instalarse como el lider de la ultra derecha mundial, al menos ése es seguramente su proyecto. Algo de lo real hay en su decir.

La creatura vociferante, producto no ya de los cambios civilizatorios sino directamente de las mutaciones antropológicas, se ha anticipado al futuro y desde ahí retorna sobre el presente a mostrarnos, a pesar de sus intenciones, lo que será el mundo y el sujeto humano si se insiste no en el socialismo que él detesta, sino en el ultra neoliberfascismo que pregona: una proliferación de individuos desabrochados, inhumanos, desculturizados, deshistorizados, sin tiempo ni ley y que, como bárbaros Atilas, vuelven desde ese mañana para arrasar con todo vestigio moderno a su paso esgrimiendo una motosierra como una espada, brutal metáfora de lo que se avecina, significante de la destrucción.

El proyecto de apropiación del todo por parte de la fase actual del discurso capitalista trasciende lo económico y se centra principalmente en la apropiación cultural. La dominación planetaria a partir del desborde del capitalismo es fundamentalmente cultural y marca el final de la razón moderna, la desaparición del sujeto del pensamiento.

El actual presidente argentino debería haber dicho: vengo de un futuro apocalíptico para mostrarles de cuerpo presente, como en una exposición viviente, ese porvenir y la sociedad post humana.

Tomado de Página 12

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Antonio Ramón Gutiérrez
Escritor y psicoanalista

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