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Los inicios, un antes y después en la profesión del periodista

Los 27 jóvenes graduados hoy en la especialidad de Periodismo en el Colegio Universitario de la Universidad de La Habana probablemente recordarán por el resto de su existencia este día como aquel hito que señala el comienzo de esa otra vida que va marcando el fin de la niñez y la preparación para un nuevo capítulo donde no faltarán las oportunidades y el crecimiento personal.

Forman parte de un grupo más grande de 172 estudiantes de miradas despiertas y sonrisas tímidas egresados del Colegio, principalmente en carreras del perfil de las Ciencias Exactas, Naturales, Nuclear y Meteorología. Atrás quedan los nervios y la incertidumbre inicial para dar paso a la nostalgia por los momentos vividos y la tristeza de las despedidas.

La inclusión de Periodismo entre ese selecto grupo respondió a la necesidad de potenciar desde la academia la formación docente y humanista de los profesionales de la prensa, listos para forjarse por cuatro años en los predios universitarios y utilizar los conocimientos adquiridos en el encargo de aportar al proceso de transformación económica, editorial y tecnológica de los medios cubanos de cara a la construcción de un nuevo modelo de prensa para el socialismo.

Foto: José Manuel Lapeira.

En ese propósito, más allá de las conferencias impartidas por un claustro de excelencia, los muchachos tuvieron en su programa la oportunidad de intercambiar en diferentes espacios con colegas y directivos del gremio al cual pertenecerán en un futuro próximo con el objetivo de conocer los retos y oportunidades del entorno mediático en el que se insertarán una vez concluidos los estudios universitarios.

Recibieron de particular agrado las visitas a medios de prensa escrita, radial y televisiva donde pudieron apreciar de cerca las interioridades de esos lugares y coincidir con periodistas de mayor o menor recorrido, algunos de ellos nombres reconocidos y admirados por varias generaciones de cubanos.

Prueba de esa voluntad, la presencia en el acto de graduación de Bolivia Tamara Cruz, vicepresidenta primera de la Unión de Periodistas de Cuba, Juan Carlos Ramírez Heras, vicepresidente de la UPEC, Ariel Terrero Escalante, decano de la Facultad de Comunicación de la casa de altos estudios, y otros miembros de la organización gremial.

De ellos me quedo, pues tuve la dicha de conocerlos y transmitirle un poco de experiencia en ese bregar, con la irreverencia, las ganas de atreverse e intentarlo en un oficio que muchos recién descubren y ya quieren incursionar del todo en él con ese empuje desenfadado que confiere la juventud.

Para Meury Valle de Mesa iniciarse en el periodismo abre la puerta a satisfacer una pasión que define como vital: la investigación. Agrega que tiene esa afición de saber de todo un poco, el encanto de la lectura e indagar en el acontecer noticioso, gusto acentuado por la televisión y la radio, gracias a lo inculcado por sus abuelos.

Foto: José Manuel Lapeira.

Aunque relata que no tenía una carrera definida, cuando se puso a reflexionar en cual de todas podía llenar todos esos hábitos se decantó definitivamente por esa que el célebre colega Gabriel García Márquez definió como el mejor oficio del mundo. Del Colegio, valora, disfrutó el proceso en sí como ese tránsito necesario para nutrirse como estudiantes y futuros profesionales.

Desde su silla de ruedas, los ojos de Melissa Maura Murguía Hernández resplandecen cuando menciona más que un trabajo, el modo de vida que ha elegido. Después del primer acercamiento casuístico a este mundillo, las vivencias en el Colegio le han reafirmado su acierto al transitar camino.

De ver la determinación y ganas que le pone, queda claro que ninguna barrera arquitectónica le impedirá alcanzar las cimas que se proponga. Llegué a la carrera para darme cuenta que no sabía escribir, pero ahora me llevo las enseñanzas, los buenos recuerdos y las amistades y la conexión con personas que conozco hace tan poco tiempo, confiesa.

Rostros como los de estas jóvenes y su vocación que sirven para refundar las esperanzas y la utopía de ese periodismo mejor que sabemos posible. De esos que nos recuerdan que no hacen falta alas para hacer el sueño.

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