«Su promesa ha sido sobrecumplida», le dijo al presidente cubano la conocida comunicadora Wafica Mehdi, del canal Al Mayadeen, durante el recibimiento que Miguel Díaz-Canel Bermúdez dio en el Palacio de la Revolución a los invitados internacionales y gestores cubanos del III Coloquio Internacional Patria, que concluye este miércoles en las salas de Pabexpo.
Wafica recordó el pedido que hiciera al mandatario, durante la celebración «del primer Patria», en 2022, para que los organizadores miráramos más allá de Latinoamérica, y la seguridad que este le dio de que lo haríamos. Al cabo, cuando la causa palestina ha inundado las venas abiertas de la actual edición, la respetada colega solo tiene agradecimiento: «Cuba cada día me impacta más. No sé de dónde saca la energía y la capacidad de amar para llegar tan lejos».
Apretada por el tiempo y la emoción, Wafica agradeció otra cosa: «Usted ha sido el único presidente del mundo que salió a la calle junto con su pueblo a condenar el genocidio israelí en Gaza».
Ante amigos multinacionales, el secretario de organización del Comité Central del Partido, Roberto Morles Ojeda; el jefe del Departamento Ideológico, Rogelio Polanco Fuentes, y el presidente de la UPEC, Ricardo Ronquillo Bello, entre múltiples comunicadores políticos de teoría, práctica y sensibilidad, Díaz-Canel correspondió a las emociones de Wafica: «¡Basta ya de genocidio en Gaza! ¡Todos tenemos que levantar nuestras voces! ¡Duele mucho!».
Después, el presidente hizo una confesión desgarradora: en uno de sus encuentros con estudiantes palestinos en el país, varios de aquellos jóvenes le exigían ser regresados a su tierra para estar con los suyos, pero él no podía complacerlos porque a Cuba, que ya tenía para con ellos el rol de maestra, ahora le toca también el de madre protectora. «Ustedes son parte del futuro de Palestina y nosotros los vamos a cuidar», les dijo entonces.
Otro dolor de pueblo que refirió el anfitrión fue el del haitiano: «¡Cómo ha tenido que pagar —dijo— por haber hecho aquella Revolución! Las potencias lo han llevado a la miseria y ahora lo mejor que se les ocurre es enviar una fuerza multinacional. ¿Por qué no envían doctores? Los médicos cubanos siguen haciendo su trabajo allí y no tienen miedo».
Díaz-Canel comentó que lo que pasa en Gaza o en Haití puede ocurrir en cualquier país porque el imperialismo no distingue. De ahí la importancia de comunicar desde la izquierda y desde este Coloquio. «Tenemos voluntad de fortalecerlo para que se convierta en una plataforma ejemplar para el mundo», aseguró.
Por ello, invitó a avanzar en un plan de acción y a establecer el mecanismo de seguimiento correspondiente para no dejar espacios vacíos entre un evento y otro. «¡Vamos a organizar nuestra verdad, la verdad de los pueblos! ¡Cuenten con Cuba para eso!», dijo.
El presidente explicó además la política de máxima presión que el imperialismo aplica contra Cuba para hacer caer la Revolución, que se basa en dos líneas centrales: la asfixia económica y la intoxicación mediática, de las cuales cualquier cubano palpa sus efectos. Con la idea martiana del «plan (patriótico) contra plan (del enemigo)», la respuesta de hoy se asienta en el fortalecimiento de la unidad, con mayor participación popular; el perfeccionamiento del trabajo ideológico —traducido en la frase «hacerlo todo mejor»— y buscar el triunfo del programa gradual de medidas económicas.
Todo ello pasa por la comunicación política, así que es coherente que Díaz-Canel afirme no solo que ya en Cuba todo el mundo sabe de comunicación como de pelota y que «necesitamos el Coloquio Patria. Lo esperamos. En esta tercera edición vimos crecer la familia».
Antes de esas confesiones del presidente frente a comunicadores de la izquierda internacional, Rosa Miriam Elizalde, la «abeja obrera» principal en un gran panal de organizadores del Patria, resumió a la presidencia los saldos centrales: junto a los cubanos están 117 colegas de 31 naciones que aseguran un diálogo múltiple sobre el siempre necesario y aun no conquistado nuevo orden mundial de la información y la comunicación, la perspectiva del Sur Global al respecto, los entresijos humanos de la inteligencia artificial, el fortalecimiento de las redes de trabajo entre los participantes y el intercambio de experiencias comunicativas de unos pueblos a otros.
A partir de ahí, Rosa Miriam concedió, con la mesura del caso, la palabra que unos cuantos querían tomar, pero al final quedó bien representada con la de unos pocos amigos. La ecuatoriana Gabriela Rivadeneira inició el diálogo con la dedicatoria a Cuba de una frase de resonancias martianas: «Amor con amor se paga», y afirmó seguir aprendiendo de nuestra Historia. ¿Sobre la comunicación política? «Hoy hay que hacer algo y ese algo se hace desde Cuba», afirmó.
El brasileño Breno Altman sostiene que ya el Coloquio Patria es un referente en la articulación y ubica la originalidad principal en el carácter integrador que muestra. A su juicio, no es solo un encuentro comunicacional sino mucho más: un abrazo de solidaridad, puesto de manifiesto especialmente con el respaldo a la causa palestina.
Militante del bando de las emociones, María Fernanda Ruiz se dijo admirada de ver cómo Cuba siempre sabe encontrar salidas desde la cultura. «Se sobrepone a todo y nos abraza para alcanzar la victoria», afirmó antes de recordar que el domingo 24 de marzo serán ellos, los hermanos argentinos, quienes recuerden al mundo la dignidad de ese pueblo.
También al norteamericano Manolo de los Santos le impresiona la tenacidad increíble de Cuba, que a pesar de este momento complejo abre las puestas a los amigos. «Comparte con nosotros la certeza de vencer el pesimismo», dijo. Como otros comunicadores, Manolo sostiene que la izquierda ya venció en redes la narrativa imperialista sobre Israel y Palestina y adelantó ideas del estudio «Hiperimperialismo», que lleva a cabo junto a otros intelectuales para defender la idea de que el mundo padece un solo imperialismo, conducido por Estados Unidos.
Interesado en amplificar las voces de los pueblos, al ghanés Kwesi Pratt, director de la Televisión Panafricana, le impresiona el potencial de cooperación entre iguales que propicia el evento para luchar por ese «nuevo mundo sin armas de destrucción masiva, sin hambre, con prosperidad… guiados por el ejemplo de la Cuba solidaria».
Bueno en lo suyo, como los invitados que responden a Patria, el comunicador venezolano Miguel Pérez Pirela plantó ante sus colegas y el presidente cubano la mejor idea para cerrar esta nota de abrazo: «este Coloquio tiene la ternura. Ha sido llevado con los términos técnicos de rigor, pero con una grandísima ternura y mucho sentido estético».
Tras recordar a los Comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez, dos vanguardias de la comunicación, Pérez Pirela reiteró lo que todos sabemos: hay que vencer, en su campo, la dictadura del algoritmo, pero a seguidas trazó el originalísimo croquis de la victoria: «¡Respondamos con la democracia de la ternura, la belleza… y la comunicación!».