En el contexto de la celebración del Día de la Prensa Cubana este 14 de marzo, Cubadebate tuvo la oportunidad de conversar con Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), que en disímiles espacios ha afirmado que “sin audacia no se podrá transformar la prensa cubana”.
Ronquillo es un profesional con una trayectoria marcada por su dedicación y versatilidad, que comenzó su camino en el periodismo en 1988, cuando llegó a Santiago de Cuba desde Camagüey para estudiar en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de Oriente. Se graduó en 1993 e inició su carrera como corresponsal del periódico Venceremos en Baracoa, Guantánamo.
Su talento y compromiso no pasaron desapercibidos. En el año 2000, gracias a su destacado desempeño en Juventud Rebelde, fue invitado a asumir el cargo de jefe de corresponsales en la sede central del periódico, en La Habana. Posteriormente, ascendió a subdirector editorial, consolidándose como una figura clave en el ámbito periodístico cubano.
Su liderazgo y visión lo llevaron a ser elegido presidente de la UPEC durante la clausura del décimo congreso de la organización, un reconocimiento a su trayectoria y su capacidad para guiar a los periodistas cubanos en un momento de transformación.
Ronquillo aborda en esta entrevista con Cubadebate los desafíos y aspiraciones de la UPEC en la renovación del modelo de prensa cubano. Su experiencia y su convicción de que la audacia es esencial para el cambio lo convierten en un referente indispensable para el futuro del periodismo en Cuba.
En este Día de la Prensa Cubana, Ronquillo nos recuerda la importancia del compromiso, la innovación y la valentía en la construcción de una prensa más dinámica y conectada con las necesidades de la sociedad
“Entender que la comunicación es tan estratégica como transversal y promover que se convierta, de verdad, en uno de los pilares de la gestión de gobierno y de toda la sociedad es uno de nuestros grandes desafíos. Y para ello no alcanza con ejercitarla, hay que hacerlo con eficacia en un mundo donde la infomedia y la manipulación mediática hacen de las suyas todavía sin contrapartes sólidas”.
¿Qué significa para usted y para los periodistas cubanos celebrar el Día de la Prensa Cubana?
–Creo que sería más acertado preguntar qué significa para los cubanos celebrar este día, porque esta es una celebración que debería ser de toda nuestra sociedad. Con ello no pretendo decir que los periodistas somos el ombligo del mundo, sino que recuerdo lo que han significado para Cuba y su destino como nación sus grandes periodistas y su periodismo.
“Siempre enfatizamos que la historia de nuestro periodismo es parte inseparable de las luchas del pueblo cubano, de estas nació y a estas se debe. Es imposible hablar de la historia de esta tierra, del surgimiento de una conciencia nacional, patriótica y de justicia social, sin referirnos a la historia del periodismo y sus más encumbrados representantes.
“En el acto por los 60 años de la UPEC recordábamos que somos herederos de una tradición que comenzó por el padre Félix Varela y continuó, en sucesión honrosa, con el Apóstol José Martí –cuya caída en combate recordaremos el 19 de mayo próximo–, Juan Gualberto Gómez, Julio Antonio Mella, Pablo de la Torriente Brau, Ernesto Guevara y Fidel Castro.
“Preguntémonos por qué Martí nombró Patria a su periódico, o meditemos sobre la significación del padre Varela y su periódico El Habanero, en 1824. Las ideas que el que nos enseñó en pensar defendió en sus páginas.
“En un artículo de la colega Ángela Oramas en Cubaperiodistas, el sitio digital de la UPEC, se exaltaba el sentimiento defendido por Varela en ese primer periódico independentista cubano. Durante su exilio en Estados Unidos, apuntó: ‘Hasta ahora, el pecado político casi universal de aquella isla ha sido el de la independencia. Todos han creído que con pensar en sus intereses y familias han hecho cuanto deben, sin acordarse de que la suerte de la patria será lamentable si no toman parte en ella los hombres que pueden mejorarla y aun hacerla feliz‘.
“Desde esa publicación se opuso, además, al anexionismo que siempre amenazó la independencia cubana: ‘Yo soy el primero que estoy contra la unión de la Isla ningún gobierno, y desearía ver a la Isla en políticas como lo es en la naturaleza (…) En una palabra, todas las ventajas económicas y políticas están a favor de la revolución hecha exclusivamente para los de casa, y hacen que deba preferirse a la que pueda practicarse con el auxilio extranjero…’.
“Tubal Páez Hernández, presidente de honor de la Unión de Periodistas de Cuba, tiene razón al aclarar que los periodistas no acompañan a la Revolución, los periodistas son también la Revolución. Solo lo anterior explica los sacrificios que, junto al pueblo, y en aras de su causa, afrontan en su nombre. Además de sus cronistas, defensores de su verdad, su limpieza moral y ética, han sido y son sus hacedores desde los días fundacionales de eso que Martí resumió tan hermosamente como la patria cubana, hasta estos tiempos de reajustes y rectificación para cambiar todo lo que tenga que ser cambiado, como defendió Fidel, para que la Revolución no sea cambiada, en el sentido en que lo alertó desde el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
“Pensemos el contexto en que desarrollamos esta jornada, a 132 años de la fundación del periódico Patria. Los peligros externos –que incluyen al parecer un reacomodo dramático de la geopolítica mundial a partir del ascenso al poder en Estados Unidos de la nueva Administración ultraderechista presidida por Donald Trump, sin que podamos avizorar aún todos sus perfiles–, y los internos, a los que nos someten la despiadada guerra híbrida contra el país, con acento en lo comunicacional, y las readecuaciones del modelo socialista en medio de una crisis sin precedentes que toca todos los ámbitos de nuestra sociedad.
“Los peligros son tan graves, que le escuché decir al reconocido historiador y presidente de la Oficina del Programa Martiano del Consejo de Estado, Eduardo Torres Cuevas, que ya no solo está en peligro la construcción socialista, sino hasta la propia nación. No son pocos quienes me comentaron en el último año sobre lo difícil que debe ser ejercer nuestra profesión en tiempos de tanta confusión y desasosiego.
“Hemos recordado mucho a Julio García Luis, ese gran maestro profesional y revolucionario en el sentido más hondo, cuando lanzaba, como sus últimos aldabonazos, una pregunta premonitoria en un evento sobre la crónica en Cienfuegos, muchos antes de este contexto: ¿Cómo se construyen los consensos y la hegemonía revolucionaria en la sociedad de la información? Los ciberjelengues, los ciberchancleteos y los más serios y cada vez más comunes debates en redes, en una sociedad cada vez más fragmentada, nos conminan a repensar cómo se construye la unidad nacional en una sociedad en red. Si no aprendemos a construir hegemonía revolucionaria con altura política, con una verdadera cultura de hacer política, como exigía siempre el gran martiano y fidelista y luchador de la Generación del Centenario Armando Hart Dávalos, y como nos enseñó Fidel, la nación cubana estaría frente a mayores peligros.
“La anterior es la razón por la que, en el informe al último pleno del Comité Nacional de la UPEC, destacamos que, en 1990, ante periodistas de varios países, Fidel señalaba que Cuba se había convertido en símbolo de la resistencia. ‘Cuba es el símbolo de la defensa firme e intransigente de las ideas revolucionarias. Cuba es el símbolo de la defensa de los principios revolucionarios. Cuba es el símbolo de la defensa del socialismo (…) y el pueblo cubano sabrá estar a la altura de su responsabilidad histórica’.
“Aquellos eran los años del derrumbe socialista en la URSS y Europa del Este, con todas sus conmociones, y del inicio de lo que conocemos como Período especial. Entonces era imposible avizorar que nuestro país tendría por delante pruebas mucho más duras y comprometedoras para su destino como las que hoy enfrentamos y las que pueden sospecharse para los próximos años.
“Desde antes del onceno congreso, que debió posponerse, entramos en una fase persistente de excepcionalidad en las condiciones económicas, la vitalidad de servicios e infraestructuras fundamentales, condicionadas por el crecimiento de la asfixia y la agresión integral desde Estados Unidos con el apoyo de la derecha internacional, con énfasis en el terreno comunicacional. Todo lo anterior se agrava por deformaciones en nuestro modelo de construcción socialista que buscan superarse en tan difíciles condiciones.
“En dicho informe alertábamos de que nunca, como en estos años, estuvo tan a prueba la eficacia del sistema comunicacional de la Revolución en todos los ámbitos que ahora están recogidos en ley. Nunca fue tan desafiante favorecer la unidad, la fuerza patriótica y el consenso nacional como en esta Cuba asediada hasta el delirio y convertida en una sociedad en red.
“En previsión de este escenario y con base en los análisis que concitó el proceso de balance del onceno congreso y sus proyecciones fundamentales, la organización estableció tres ejes estratégicos para este mandato: favorecer una nueva cultura comunicacional y un nuevo modelo de prensa públicos para nuestro socialismo, y rediseñar la UPEC para atemperarla a los requerimientos de una organización de esta naturaleza en el siglo XXI.
“Debemos estar conscientes de que una comunicación a la altura de su responsabilidad histórica define en que el pueblo cumpla con la suya, como tanto confió siempre Fidel. Y ello no lo deciden solo los periodistas, sino toda la fuerza articulada de la sociedad cubana. Esa es la razón por la que pienso que esta es una fecha, no ya de celebración, sino de meditación de toda la sociedad y su conjunto de instituciones. No olvidemos que algunos de los incidentes políticos más dolorosos de estos años se debieron a errores o subestimaciones de la comunicación, como señaló críticamente el presidente Miguel Díaz-Canel en la última rendición de cuentas de su gestión ante la Asamblea Nacional del Poder Popular”.
¿Cuál es el papel de la UPEC en la defensa de los intereses y derechos de los periodistas en Cuba?
–Aunque nos reconocemos y honramos como gremio, no somos gremialistas, mucho menos sectoriales o sectorialistas. Como explicaba anteriormente, nuestras preocupaciones trascienden las fronteras profesionales para alcanzar las del país todo, incluso las de la humanidad. Al ser martianos, consideramos que patria es humanidad. Coincidimos con la gran intelectual Graziella Pogolotti en que la gran contienda de la contemporaneidad se escenifica entre la tecnocracia y el humanismo.
“Podría hacerse un análisis de contenido de todos los debates, propuestas o proyectos de la UPEC desde su fundación y se encontrará que cuando hablamos de superar los problemas estructurales de nuestro sistema mediático, o más ampliamente del sistema comunicacional del país, no lo hacemos para posicionar intereses de los trabajadores de los medios o de nuestra Unión, sino que, como Varela, Martí, Juan Gualberto Gómez y tantos otros, estamos pensando en la eficacia del sistema mediático y del sistema comunicacional para esa hermosa geografía física y sentimental que Martí llamaba la patria cubana.
“Incluso, cuando hacemos alguna propuesta dirigida a mejorar el trabajo profesional y las expectativas de los periodistas, conciliar el proyecto profesional con el personal y familiar, lo hacemos considerando la significación de esas propuestas para la solidez del sistema mediático revolucionario en un momento de muy despiadada y asimétrica guerra comunicacional. Nuestras propuestas buscan solidificar, modernizar, acrecentar la autoridad y el crédito del sistema de prensa revolucionario que, como otros ámbitos de nuestra sociedad, se bate duramente y en desventaja contra el totalitarismo infocomunicacional global y los más sofisticados laboratorios de intoxicación mediática que apuntan hacia el país, que cuentan con todos los recursos y tecnologías frente a las fragilidades en nuestro campo.
“En la defensa de esos propósitos, podemos decir con orgullo que la UPEC, nacida por la voluntad de los periodistas cubanos para defender la Revolución, tiene un importante liderazgo, aunque, como todas las organizaciones nacidas de la Revolución, tenemos que replantearnos, y lo estamos haciendo muy seriamente, cómo ser consecuentes con la voluntad y los principios fundacionales en la Cuba y el mundo del siglo XXI”.
¿Qué desafíos enfrentan actualmente los periodistas cubanos y cómo trabaja la UPEC para apoyarlos?
–Aquí volvería a reiterar que los desafíos en el campo comunicacional, incluso del periodismo, no son solo de los periodistas cubanos, que claro que los tenemos. Así lo hemos defendido siempre en todos los análisis de la UPEC. Hemos tenido tres congresos sucesivos del Partido Comunista de Cuba, con una diferencia de cinco años (abril de 2011-2016 y 2021), y una Primera Conferencia Nacional del Partido (enero del 2012). Todas dejaron un esbozo esencialmente crítico del funcionamiento de la prensa en el país.
“Nada como esa secuencia inquisidora, como apuntamos en un escrito hace unos años, para ofrecer relevancia a la certeza del doctor en Ciencias de la Comunicación Julio García Luis –el más importante de los estudiosos de la relación entre prensa y sistema político en tiempos de Revolución–, de que la sola solución de los problemas de la prensa no resuelve los problemas del país, pero sin resolver los primeros no habrá eficaz solución a estos últimos.
“La recurrencia de esas valoraciones cuestionadoras, en las que no siempre hubo el enfoque integrador y sistémico que requiere un fenómeno tan complejo, y al que el propio General de Ejército Raúl Castro, todavía en su condición de líder del Partido, el Estado y el Gobierno, catalogó como ‘más viejo que Gutenberg’ durante uno de los congresos de la UPEC, generó no solo preocupaciones, sino la búsqueda de soluciones que estamos tratando de encaminar en la actualidad con el liderazgo del Partido, aunque no sin incomprensiones. Los primeros resultados en el camino de las transformaciones que abordaremos después son bastante alentadores.
“En el sexto congreso, que abriría el camino a la actualización del modelo económico y social cubano de desarrollo socialista y, como parte de ese proceso, a discusiones sobre la prensa, se consideró que esta, en sus diferentes formatos, estaba llamada a jugar un papel decisivo con el esclarecimiento y difusión objetiva, constante y crítica de la marcha de la actualización del modelo económico, de manera que, con artículos y trabajos sagaces y concretos, en un lenguaje accesible para todos, se fuera fomentando en el país una cultura sobre estos temas.
“Para alcanzarlo, afirmó Raúl en el informe central del congreso, se requería también dejar atrás definitivamente el hábito del triunfalismo, la estridencia y el formalismo. Esa trinidad crítica asomaría después en cada congreso de los mencionados.
“Con una visión más abarcadora sobre el tema, el primer secretario del Partido reconocía: ‘Si bien es cierto que, a pesar de los acuerdos adoptados por el Partido sobre la política informativa, en la mayoría de las veces ellos no cuentan con el acceso oportuno a la información ni el contacto frecuente con los cuadros y especialistas responsabilizados de las temáticas en cuestión. La suma de estos factores explica la difusión, en no pocas ocasiones, de materiales aburridos, improvisados y superficiales’.
“Agregó que no menos importante sería el aporte que nuestros medios de difusión masiva debían dar a favor de la cultura nacional y la recuperación de valores cívicos en la sociedad.
“En el informe central al VII Congreso del PCC, el General de Ejército volvería sobre estas deformaciones. Entonces señaló que, aunque se había avanzado en las acciones dirigidas a forjar una cultura comunicacional en el país y disminuían las manifestaciones de secretismo, continuaban presentándose vacíos informativos e interpretaciones erróneas, a causa de que todavía no era suficiente la divulgación de la marcha del proceso de actualización y la implementación de las políticas aprobadas.
“Como es evidente en el análisis, no sobresalían únicamente los problemas profesionales al interior del sistema de prensa y ya se acentuaba un razonamiento más amplio sobre las debilidades del sistema de comunicación pública del país, mucho más abarcadoras y espinosas. La maduración de este tipo de análisis conduciría a la aprobación, a inicios de 2018, de la política de comunicación del Estado y del Gobierno, la primera después del triunfo de la Revolución.
“En el VIII Congreso, al mostrar su insatisfacción por la eficacia de la labor ideológica del Partido, Raúl apuntó que, si bien es cierto que nuestros medios de prensa se caracterizan por su apego a la verdad y el rechazo a la mentira, persisten manifestaciones de triunfalismo, estridencia y superficialidad en la manera en que abordan la realidad del país. ‘En ocasiones, se presentan trabajos periodísticos que, en lugar de esclarecer, tienden a confundir. Estos enfoques dañan la credibilidad de la política informativa y de comunicación social aprobada. La inmediatez en el abordaje del quehacer nacional no debe estar reñida con la objetividad, la profesionalidad y, sobre todo, la intencionalidad política’, insistió Raúl.
“En un artículo que escribí sobre estos temas, señalaba que no puede ignorarse que, mientras la importantísima columna comunicacional de la nación muestra las mencionadas fisuras, se le antepone –con fondos millonarios que caen en catarata por diferentes vías (aunque ahora el imperio dirigido por Trump esté haciendo una revisión de cómo hacer más eficaces esos fondos)– un ecosistema de medios contrarrevolucionarios y sofisticados laboratorios de intoxicación mediática, denunciados muy claramente por Raúl en su valoración central del VIII Congreso.
“Aunque no se reconoce explícitamente en los análisis y documentos de los tres congresos mencionados, es evidente que el modelo de periodismo heredado de la Revolución del siglo XX, que socializó de forma inédita la propiedad de los medios y el acceso a la información, con el entusiasmo de los antiguos trabajadores de los medios privados, no pudo escapar de los signos de la época y sus duras circunstancias históricas de acoso y agresión.
“La condición de país en una trinchera o de plaza sitiada y la apropiación, no pocas veces acrítica, del modelo de periodismo de Estado soviético, como lo define Julio García Luis, tuvieron profundas y costosas implicaciones en el sistema de comunicación pública y el periodismo.
“No sería entonces ese modelo heredado del siglo XX, adicionalmente marcado por tiempos y estilos muy analógicos, el que estaría en capacidad de responder a los desafíos políticos y comunicacionales del siglo XXI, cuando, más que una época de cambios, se vive un cambio de época, con amplias repercusiones, incluso de tipo antropológicas.
“El desafío es saldar las deudas sistémicas que arrastra el modelo de prensa y de comunicación pública del siglo XX para adaptarlo a la llamada era de la convergencia y a una sociedad en red que ya cuenta con más de siete millones de internautas, un propósito en el que están a la avanzada algunas plataformas mediáticas incluidas en un experimento para cambiar los modelos de gestión editorial económica y tecnológica, camino a un nuevo modelo de prensa y de comunicación pública para nuestro socialismo.
“La nueva conceptualización del modelo socialista, actualizada en el VIII Congreso del PCC, demanda la conceptualización, en paralelo, de un nuevo modelo de comunicación y de prensa.
“Este último debe tener como horizonte esencial, como tanto hemos insistido en los últimos años, algo especialmente subrayado en numerosas oportunidades y hoy recogido en la primera ley de comunicación social en la historia de Cuba y acentuado en varios momentos por el primer secretario del Partido, Miguel Díaz-Canel Bermúdez: que la prensa se convierta en parte de los mecanismos de rendición de cuentas de las instituciones públicas a los ciudadanos, o de los mecanismos de control social y popular.
“Si las circunstancias históricas del siglo XX condicionaron la construcción de un modelo comunicacional y de prensa que formaba parte, esencialmente, de los mecanismos de control político de nuestra sociedad, lo más prometedor en el siglo XXI es que ambos se conviertan en parte de los mecanismos de control social.
“Ello implica un diseño peculiar de autorregulación responsable de la prensa, de profundo carácter partidista, pero que deseche el intrusismo, la instrumentalización y las mediaciones paralizantes, tal como promovía Julio García Luis. Un sistema de prensa y de comunicación social que contribuya, como reclamaba el Che Guevara, a liberar al hombre de toda enajenación, así como al fomento de los valores del socialismo democrático, recogido por amplio consenso y tras acuciosa discusión en la renovada conceptualización de nuestro modelo socialista.
“Ese modelo, como hemos defendido en oportunidades diversas, debe erigirse sobre cuatro pilares básicos: un nuevo tipo de relación entre el sistema de instituciones públicas –incluyendo al Partido– y el sistema de medios, y nuevos modelos de gestión editorial, económica y tecnológica de los medios.
“Avanzar en este proyecto es mucho más factible hoy, cuando se han creado las bases políticas, legales e institucionales, incluida la constitución de un organismo de la Administración Central del Estado para atender la comunicación. Al hacerlo, buscamos certeras respuestas a los objetivos de la Primera Conferencia Nacional del Partido, de enero de 2012, que hizo énfasis particular en la labor de la prensa asociada al trabajo ideológico del Partido y proyectó notoriamente el futuro en este ámbito.
“En aquel encuentro histórico, Raúl llamó la atención sobre algo muy significativo no únicamente para la transformación de nuestra prensa, sino de todo el modelo político revolucionario y socialista cubano: ‘Si hemos escogido soberanamente, con la participación y respaldo del pueblo, la opción martiana del partido único, lo que nos corresponde es promover la mayor democracia en nuestra sociedad, empezando por dar el ejemplo dentro de las filas del Partido, lo que presupone fomentar un clima de máxima confianza y la creación de las condiciones requeridas en todos los niveles para el más amplio y sincero intercambio de opiniones, tanto en el seno de la organización como en sus vínculos con los trabajadores y la población, favoreciendo que las discrepancias sean asumidas con naturalidad y respeto, incluyendo a los medios de comunicación masiva, mencionados varias veces en los objetivos aprobados en esta conferencia, los que deberán involucrarse con responsabilidad y la más estricta veracidad en este empeño, no al estilo burgués, lleno de sensacionalismo y mentiras, sino con comprobada objetividad y sin el secretismo inútil’.
“Creo que esos son los desafíos tremendos que tenemos, no solo los periodistas, sino toda la sociedad socialista cubana y sus instituciones”.
¿Cómo promueve la UPEC la formación y el desarrollo profesional de los periodistas en el país?
–En todos los procesos de debate desde el X Congreso de la UPEC, insistimos en que los medios debieran funcionar como verdaderos laboratorios de innovación mediática frente a los laboratorios enemigos de intoxicación. No es fácil alcanzarlo; se requiere, además, de una infraestructura tecnológica de la que estamos carentes en una parte de los medios, de liderazgo de los editores y buen funcionamiento de las delegaciones de base de la UPEC. Cuando digo liderazgo de los editores, es porque la superación es una responsabilidad, en primera instancia, de los directivos de los medios, en la que debe ser acompañada por nuestra organización.
“La superación profesional es hoy más esencial que nunca cuando, como en otros sectores relevantes, perdimos parte significativa de la fuerza profesional, en general, por las mismas causas que en otros ámbitos, con algunas peculiaridades del nuestro. Ello nos obligó, incluso, a rescatar los llamados cursos de reorientación profesional al periodismo para graduados de otras especialidades universitarias interesados en la carrera.
“Una parte muy significativa de quienes hoy sostienen los medios provienen de esa experiencia, especialmente en el sistema radial del país. Lo anterior obliga a un gran esfuerzo de superación para que quienes entran al sistema por esas vías asuman lo más rápidamente posible las herramientas profesionales necesarias, las culturas y las ideologías profesionales en un campo que es muy exigente y competitivo. Los especialistas advierten que este es uno de los terrenos que más rápidamente evoluciona en el mundo actual, en correspondencia con la enorme revolución tecnológica que obliga aceleradamente al cambio.
“Desde la UPEC defendemos que la superación no puede ser ‘institutocentrista’, en referencia a que no puede ser vertical y dependiente de los cursos y programas de superación que promueve el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, que es la columna vertebral del sistema de superación de la UPEC. A esto hay que sumar los programas de superación de los medios, los programas provinciales y ramales y todo lo que puede hacerse en articulación con las universidades, no solo donde se estudia Periodismo, porque ya no estamos en la época del periodista como el llanero solitario.
“Ahora la comunicación solo es eficaz cuando intervienen distintos campos del saber. Esto último es muy valioso considerarlo en todos los proyectos de superación. Ahora intervienen la ingeniería de datos, varios tipos de artes, el diseño con sus especificidades, el conocimiento mismo sobre las sorprendentes tecnologías en este campo, la inteligencia artificial… Es mucho y muy retador lo que tenemos que lograr para salir de la zona de confort de la superación.
“Esto incluye la formación universitaria en la carrera, que debe actualizarse no solo en correspondencia con el cambio tecnológico, sno con el cambio del modelo de prensa y la búsqueda de uno nuevo; con la necesaria hibridación entre lo editorial, lo económico y lo tecnológico. El desafío no es solo en la práctica profesional, sino además conceptual, teórico, filosófico, en lo económico.
“Por solo poner un ámbito en el que cambiamos radicalmente, el de los modelos de gestión económica de los medios, preguntémonos cuántos vacíos tenemos todos en este terreno después de tantos años de dependencia casi absoluta del presupuesto del Estado y cuando los teóricos hablan de que la economía política de la comunicación es como un agujero negro en el marxismo occidental.
“La propia captación de jóvenes para que se integren a la fuerza profesional del sector, como ocurre con otras especialidades antes muy demandadas en el país, ante la pérdida de la universidad como paradigma, somete a muchas tensiones que requieren miradas renovadoras.
“El Coloquio Internacional Patria, que este año llega a su cuarta edición, es sumamente importante no solo para la articulación en el campo comunicacional, sino para incentivar una nueva cultura comunicacional, al ponernos en contacto, en diálogo, con lo más avanzado del mundo, con las tecnologías y conceptos más revolucionarios. El Patria, cuya semilla se calorizó y germinó en la UPEC, como lo hicieron otras que hoy crecen muy frondosas en el periodismo, se asume ya como un evento del país. Todas las instituciones nacionales deberían estar muy al tanto de lo que se presenta y debate en ese encuentro, que este año reunirá a más de 200 especialistas de más de 40 países, sin contar a los participantes nacionales.
“La dirección del Partido estimuló que este año sean invitados todos los directores de los medios del país, los representantes del Instituto de Información y Comunicación Social, los presidentes de la UPEC y de la Asociación de Comunicadores, y responsables políticos de la comunicación del Partido en las provincias.
“Entender que la comunicación es tan estratégica como transversal y promover que se convierta, de verdad, en uno de los pilares de la gestión de gobierno y de toda la sociedad, es uno de nuestros grandes desafíos. Y para ello no basta con ejercitarla, hay que hacerlo con eficacia en un mundo donde la infomedia y la manipulación mediática hacen de las suyas todavía sin contrapartes sólidas”.
¿Cuánto considera que se ha avanzado en el proceso de transformación de la prensa?
–La transformación que estamos impulsando con el liderazgo del Partido es profunda, estructural, y solo estamos en los primeros pasos de –utilizando una idea de Raúl Castro– ese camino hacia lo ignoto que constituye la construcción de un nuevo modelo de prensa y de comunicación pública para nuestro socialismo. No queremos, como decía Lenin, ser fanfarrones, porque terminaríamos por convertirnos en el hazmerreír del mundo. A un año y siete meses de aprobado el inicio de experiencia (1 de agosto de 2023), los resultados son alentadores en las multiplataformas donde se aplica con mayor integralidad, como Ideas multimedios, Cubavisión Internacional, la Agencia Cubana de Noticias, el periódico Escambray, Prensa Latina, entre otros 16 medios con los que comenzó un experimento a diversas escalas y tipos de medios.
“Los resultados alentadores posibilitan que comencemos a extender la experiencia a otro importante grupo de medios, con lo cual estarían involucrados en el cambio una parte sustancial de los que la Constitución reconoce como medios fundamentales.
“En el último pleno de la UPEC, insistimos en que ese avance tiene que hacerse entonces más visible hacia la sociedad, hacia lo que la misma está exigiendo al sistema mediático. No podemos ignorar que, con independencia de lo que establece la Constitución, para ser hoy un medio fundamental se requiere de una enorme influencia y autoridad pública no solo en los canales tradicionales, sino en los diversos espacios de redes sociales. Para ser un medio fundamental no basta que lo establezca la Constitución, hay que ganárselo frente a unas audiencias que migran hacia las diversas opciones de internet y en un escenario caracterizado por la fragmentación de los públicos.
“Como todo cambio en profundidad, no ha sido todo lo expedito que hubiésemos deseado, por distintas razones, incluyendo la falta de conocimiento, hasta al interior del propio sistema de prensa, de articulación institucional y alguna dosis de burocracia.
“En lo editorial, apreciamos entre los resultados más notables una gestión editorial más multimedial, con una mayor alineación e integración de medios y espacios y una producción de contenidos más centralizada y con diversas salidas; creación de subdirecciones para el desarrollo estratégico, definición de estrategias de innovación, que serán actualizadas anualmente; primeros pasos en el uso responsable de la inteligencia artificial para la generación de noticias e imágenes y creación de nuevos subdominios de las publicaciones principales; creación de nuevos espacios fruto de la colaboración entre medios y, con el propósito de influir en el debate ideológico y el debate económico del país, impulso a la producción de contenidos audiovisuales y de creaciones sonoras para internet. Se amplían las parrillas con nuevos proyectos que van dirigidos a dar respuesta a programas gubernamentales priorizados, trasmisión en streaming de eventos de alta repercusión y trasmisiones desde exteriores vía puntos de fibra óptica sin contar con remoto… Se innova en formatos, lenguajes y salidas de los productos audiovisuales en las plataformas de redes sociales; se profundiza y varía la programación en la pantalla tradicional, con el uso de la investigación, el periodismo de datos y la participación de la ciudadanía en la construcción de una agenda más cercana a los intereses públicos. Hay producciones específicas para los canales de YouTube, mejora el posicionamiento de páginas web a partir de cambios en los criterios de actualización; hay contenidos más variados y propios, se sistematizan productos de gran interés solo para redes sociales y que favorecen los alcances con base en la segmentación de los públicos. Productos nacidos en la pantalla tradicional ganan espacio en redes a partir de adaptarlos a las estéticas y paradigmas de las redes y de la promoción que se hace por temas o personalidades, o formatos propios; se crean secciones o espacios que abordan cuestiones complejas del acontecer económico y social, desde el ejercicio del periodismo en profundidad; se aprecia mejora de productos (infografías estáticas y animadas), elaboración de contenidos narrativos, de fondo, y textos de corte investigativo, al tiempo que se diversifican los canales de distribución de esos contenidos. Hay proyectos para la producción de pódcasts, algunos dedicados a los temas económicos de nuestra sociedad; se crean equipos o grupos multidisciplinarios especializados en el análisis de audiencias, con la premisa esencial de segmentar públicos e identificar en qué formatos y qué contenidos están consumiendo y, a la vez, los intereses de los públicos meta, incorporación de nuevos diseñadores y artistas visuales a los equipos creativos… Son algunas señales promisorias.
“En lo económico, los ingresos que en tan corto tiempo y en medio del aprendizaje ya lograron algunos medios muestran las potencialidades que tenemos. Vale destacar que los ingresos no dependieron únicamente de la publicidad comercial, sino de un abanico más amplio de servicios y productos comunicacionales que demanda nuestra sociedad y que pueden ser ofrecidos por los medios. Buena parte de estos son prestados por actores privados y a precios altísimos.
“Hay que ver la transformación económica de nuestros medios como parte de toda la transformación estructural de la economía socialista. Lo que se hace en la prensa puede favorecer un mayor cambio en el tratamiento que hasta hoy hemos ofrecido en nuestro modelo al ámbito presupuestado. Consideramos que hay riesgos, como en otros terrenos de la transformación del modelo, pero no tiene por qué producirse una contradicción entre la misión de producción y reproducción simbólica que corresponde a los medios y el rescate de su carácter económico, como ocurre en la mayor parte del mundo.
“Una de las deformaciones del modelo socialista que contribuye a resolver las transformaciones en nuestro campo, así como la Ley de Comunicación, que ampara los presentes cambios, es entre un sistema de medios privados absolutamente desregulado y uno público que estaba tan excesivamente regulado que en muchos aspectos lo asfixiaban.
“Los ingresos que van obteniéndose se utilizan para mejorar las capacidades tecnológicas y de infraestructura, la innovación y el desarrollo, la solución de necesidades urgentes que no podían cubrirse con el presupuesto del Estado y el financiamiento de un sistema de estimulación que favorece a todos los trabajadores que contribuyen al incremento de la autoridad y ascendencia social de los medios”.
¿Qué mensaje enviaría a los jóvenes que están comenzando su carrera en el periodismo en Cuba?
–Les diría que estos cambios que se impulsan en el sistema de prensa y de comunicación pública están pensados especialmente para ellos. Así se lo reiteramos a un grupo con el que se encontró recientemente la Presidencia de la UPEC en la Casa Central de la Prensa, durante la jornada por el 14 de marzo. El sueño es que ellos lleguen a su vida profesional en un sistema de prensa moderno, donde estén conciliados el sueño profesional, la responsabilidad social y el proyecto de vida personal y familiar.
“Les diría que contamos con su energía transformadora, ansias de crecimiento y superación y su indomable irreverencia para cambiar todo lo que deba ser cambiado en nuestra prensa.
“Les diría que los sistemas de prensa privados son lo más antiguo y caduco de este mundo, siempre al servicio de las élites, y nunca sirvieron, en verdad, para dar voz a los perpetuamente olvidados y silenciados, como tampoco fueron nada renovadores los sistemas de prensa que apostaron por un periodismo de Estado verticalista, instrumental y centralizador.
“Les diría que lo más revolucionario sería participar en la refundación de un sistema de prensa auténticamente público, que sirva a la gran causa de la Revolución y dignificación del pueblo cubano.
“Les diría que Varela, Martí, Juan Gualberto, Mella, el Che y Fidel estarían honrados de que ellos no cejen en las ideas que dieron origen a la Revolución y la hagan valer con toda su fuerza realmente redentora desde el periodismo”. (Tomada de Cubadebate).