Patriota, revolucionario y periodista, ha sido la triple condición de no pocos cubanos que por ella se han distinguido y hoy son recordados y reverenciados por su pueblo. Ellos van desde el Apóstol José Martí y Juan Gualberto Gómez hasta Pablo de la Torriente Brau y en esa relación se incluye, sin dudas, Juan Manuel Márquez.
Son fuente de inspiración, orgullo y honra de los periodistas cubanos de viejas y nuevas generaciones, de todas las épocas, que beben de su ejemplo, decoro y su trabajo creador.
Este año 2025, la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) dedica la Jornada por el Día de la Prensa Cubana, entre otras razones al aniversario 110 del natalicio de Juan Manuel Márquez, quién ejemplifica con su vida las virtudes patrióticas, revolucionarias y periodísticas que lo caracterizaron.
“No hay monarca como un periodista honrado”, dijo Martí, y eso precisamente fue Juan Manuel; pero fue mucho más que un periodista honrado y un vibrante y fogoso orador que levantaba multitudes.
En 1933 fue el preso político más joven encerrado por la sangrienta dictadura de Machado en la prisión de Isla de Pinos y ya desde entonces había comenzado una trayectoria política y periodística siempre mal lado de las causas populares más justas, de manera recta y consecuente, hasta costarle la vida cuando fue hecho prisionero en las costas pedregosas de Playa Las Coloradas (cerca de Niquero) a las que arribó como segundo jefe de la expedición del Yate Granma bajo el mando de Fidel.
Allí fue asesinado de inmediato por la soldadesca batistiana tras la dispersión temporal de los rebeldes en Alegría de Pío, tras la sorpresiva emboscada.
Su acción política y periodística se desarrolló, fundamentalmente, en el municipio habanero de Marianao, donde fue jefe del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) en cuya columna es electo Concejal y donde ejerció el periodismo desde su creación de la publicación “Catapulta” hasta sus colaboraciones habituales en “El Sol”, popular diario marianense y la radioemisora COCO.
A partir del golpe de estado batistiano y pro imperialista del 10 de marzo de 1952, que barrió con todas las instituciones democráticas de la época, su acción de combate y denuncia fue incesante y le costó nuevamente prisión y torturas y golpeaduras por parte de los sicarios de la tiranía.
Juan Manuel, como siempre, se mantuvo firme y digno, y ese valor a toda prueba lo unió a Fidel desde los preparativos de la expedición del Granma, donde fue designado por el máximo líder como segundo jefe; tal era su confianza absoluta en su valentía y en su pensamiento indoblegables.
En este 14 de marzo, Día de la Prensa Cubana, —en que se cumplen 133 años de la fundación del periódico Patria por José Martí,— la figura imperecedera de Juan Manuel Márquez, fervoroso martiano, brilla con luz propia y se proyecta hacia el futuro en los difíciles momentos del combate ideológico, contra el cerco mediático que el imperialismo norteamericano trata de establecer contra la Revolución y el pueblo cubano.
Tal como expresa la declaración de la (UPEC) en este aniversario “asumamos con responsabilidad la urgencia de cambiar lo que deba ser cambiado. Solamente así honraremos la tradición martiana y fidelista que nos legaron aquellos que hicieron del periodismo un arma de combate”.