“Somos la misma gente. Estamos en la obligación histórica de seguir luchando por nuestros pueblos”, dijo el viceministro de Políticas Antibloqueo del Ministerio del Poder Popular para Economía, Finanzas y Comercio Exterior de Venezuela, William Castillo, a periodistas, comunicadores, directivos de los medios de prensa y cuadros políticos cubanos como parte de los intercambios en torno a la cuarta edición del Coloquio Internacional Patria.
Desde la introducción de su conferencia “Del bloqueo a la recuperación: La gesta heroica del pueblo venezolano”, Castillo había aclarado que no es un amigo de Cuba, “sino un hijo” y que se siente, por ello, “parte de esta Revolución”.
En el salón Che Guevara, del Ministerio de Salud Pública, el dirigente bolivariano contó, entre sus interlocutores, con Maridé Fernández López, vicejefa del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido Comunista Cubano; Ricardo Ronquillo Bello, presidente nacional de la UPEC; y Alfonso Noya Martínez, presidente del Instituto de Información y Comunicación Social, cuya subtitular Belkys Pérez Cruz sirvió de presentadora del distinguido visitante.
Castillo recordó que vino a Cuba por primera vez en 1985, en condición de estudiante: “Como muchos compañeros —confiesa—, le estreché la mano a Fidel, pero sentí que me la había dado solo a mí. Eso me cambió la vida”.
Entre sus primeros aprendizajes, Castillo ubica la experiencia de los cubanos en la resistencia frente al bloqueo de Estados Unidos. Suscribe la frase de que unas veces la Historia se repite como comedia; otras, como tragedia, mas aclara que, en el caso de Cuba y Venezuela, por culpa del bloqueo, lo hace como tragedia, sin embargo, eso no nos amilana. Él sostiene que la nuestra debe ser resistencia desde la alegría.
El viceministro explicó que, con 25 años en el poder, el Gobierno Bolivariano acumula ya 10 de presiones imperiales. Al hacer una línea del tiempo de hechos decisivos del proceso en su patria incluyó la nueva Constitución de la República aprobada en 1999 tras su aprobación en un referendo popular inédito, el golpe de Estado y paro petrolero contra Chávez, en 2002, y la consulta popular que este convocara en torno a su propia continuidad, en 2004, donde consiguió tal respaldo que consolidó su autoridad nacional y regional y abrió la llamada década ganada de Latinoamérica.
Tras la muerte del líder, aún rodeada de inconsistencias, en 2013, el imperialismo creyó que podría matar -¿también…?- el proceso revolucionario y desató con ese objetivo, desde la llamada ley de Defensa de la Democracia y la Sociedad Civil de 2014, un proceso de desestabilización que no cesa.
Por ello, explicó Castillo, el liderazgo chavista se enfrasca en “… contar nuestra Historia, nuestra narrativa, con valores y categorías propios”. En cuanto al término del castigo, piensa, como tantos otros políticos y analistas, que no puede hablarse de “sanciones” en tanto Venezuela no ha cometido culpa alguna. Son, aclaró, medidas coercitivas unilaterales. “El ‘pecado’ de 30 naciones del mundo es hacer su propio modelo”, afirmó irónicamente.
El conferencista considera que lo que se busca realmente es volcar un modelo político emancipatorio, más allá de sacar a un presidente. “Buscan ‘resetear’ el sistema político”, agregó.
Estas medidas de acoso son parte de una agresión sostenida que “comienza en la economía y pasa por la política, la diplomacia y la cultura para llegar a la conciencia de la gente”, que puede sentirse debilitada ante la persecución constante. “En términos prácticos —dijo— es un ataque a la gente de la calle, en su casa, en su convivencia, en su paz. ¡Un castigo colectivo!”.
William Castillo definió las medidas coercitivas unilaterales como instrumento de la política exterior imperialista —no solo estadounidense— ilegal y criminal, parte de una agresión multiforme. La Casa Blanca, en particular, emplea cada vez más estas medidas como instrumento de sus relaciones internacionales.
El también director del Observatorio Venezolano Antibloqueo apuntó que el Departamento de Estado norteamericano ha admitido cínicamente buscar el “colapso total” de Venezuela y el “dolor” de su pueblo. Acotó que tales pretensiones llegan a las relaciones prácticas tras salir de tanques pensantes que conceptualizan sus programas. “Nos aplican, de la A a la Z, el mismo modelo que a ustedes, los cubanos”, señaló el ponente.
Esa década muy dura de los venezolanos por culpa de la presión yanqui incluyó el bloqueo a cuentas nacionales en el sistema financiero internacional, el intento de magnicidio contra Nicolás Maduro, el embargo petrolero, el robo de la empresa CITGO y de aeronaves y barcos. Ya suman 1028 medidas coercitivas unilaterales entre 2014 y 2025.
Por todo ello, el estudio de esos programas de presión y su denuncia argumentada ante el pueblo son tareas de todo el Gobierno Bolivariano, en particular del viceministerio de Políticas Antibloqueo del Ministerio del Poder Popular para Economía, Finanzas y Comercio Exterior y del Observatorio Antibloqueo, ambos liderados por Castillo.
Desde esas estructuras se estudia la arquitectura de las medidas coercitivas unilaterales y se aporta elementos para consolidar una respuesta transversal que permita no solo resistir la embestida, sino también avanzar con fuerzas propias.
Un ejemplo en muchos: de 2015 a 2020 la extracción diaria de petróleo cayó un 90 por ciento y ello, unido al azote de la COVD-19, llevó a pensar en la Casa Blanca que Venezuela podría caer, sin embargo, ya este año 2025 se roza el millón de barriles por jornada.
En cualquier caso, Castillo sostiene que “A pesar de todo, las carencias de lado y lado no nos llevan a abandonar la solidaridad entre Cuba y Venezuela. Es un hito histórico que vamos a mantener”.
El viceministro venezolano ofreció detalles de la lucha contra la inflación y los déficits sanitarios y alimentarios que acumuló el pueblo en los años más duros. Por fortuna, y por trabajo, el país recupera producciones esenciales como las de comida, al punto de que en 2024 registró el mayor crecimiento económico de Sudamérica.
William Castillo comentó que se ha intentado atacar la credibilidad de principios de Venezuela, aun entre partidos de izquierda, y respondió a ello que su Revolución es “irreductiblemente socialista” y que el camino del mundo es “el que se comenzó a construir aquí, en Cuba”.
Imagen de portada: William Castillo, viceministro venezolano. Foto: Iván Gutiérrez/Cubaperiodistas.
¡Así se le habla a los prepotentes imperialistas!
Cuba y Venezuela saldrán adelante rectificando errores metódicos cometidos por la inexperiencia de la construcción del socialismo científico, el que prefijo Marx, despojado de romanticismos e igualitarismos y obedeciendo fielmente las leyes del materialismo dialéctico e histórico.
¡Viva la Revolución Bolivariana!
¡Viva la Revolución Cubana!