Pedro Rizo, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba en la provincia de Matanzas, estaba eufórico sobre la arcilla del estadio Victoria de Girón cuando concluyó este viernes el XXII Torneo Nacional de Sóftbol de la Prensa.
¡Wow Pedro, qué torneo! Si se hubiera escrito un guion para un filme deportivo jamás hubiera quedado tan perfecto, porque ya sabemos que la realidad supera la ficción.
Un cuadrangular de una de las leyendas de estas lides, Carlos Michel Perdomo, dejó tendidos en el césped del célebre recinto a los Cerveceros de Holguín, para que el equipo de Medios Nacionales se llevara su décima corona consecutiva.
A solo un out estuvieron los llamados Galácticos de perder su hegemonía ante unos orientales que se amotinaron en busca de venganza, después de caer ante sus verdugos en la gran final de la pasada campaña y en la fase clasificatoria.
A Pedro muy pocas veces se le vio sonreír durante los cinco días que duró el campeonato, metido en una vorágine estresante para que todo funcionara como un reloj.
“Fue un torneo retador en las condiciones que está viviendo Cuba y reunir ahora mismo a ocho equipos en un torneo, a 12 árbitros y la presidencia de la UPEC fue muy duro desde el punto de vista logístico y de organización, pero fue posible”, declaró a Cubaperiodistas.
Lo cierto es que se organizó y más allá de las carencias lógicas, los periodistas encontraron un lugar para desatar sus pasiones softboleras, escaparse por unas horas del trabajo diario y reencontrarse con viejos colegas de mil batallas.
“Nos hemos batido muy duro como mismo hicieron en el terreno los equipos y lo más importante es que pudimos mantener la tradición y un escenario donde los profesionales del ramo se unan y jueguen su deporte favorito”, agregó Pedro, todavía atendiendo llamadas y preocupado por los detalles hasta el último minuto.
¡Wao Pedro! ¿Quién se iba a imaginar que Perdomo, líder jonronero de la fase clasificatoria, quien además ocupaba el círculo de lanzamientos antes de desaparecer la pelota, iba a cerrar con broche de oro el torneo, al estilo de las más lacrimógenas películas hollywoodenses?
“Salí a buscarlo”, me confesó Perdomo después de recibir el premio al Jugador Más Valioso del campeonato.
Hasta la mayoría del público reunido en las gradas y los integrantes de los equipos que quedaron en el camino, solidarizados con el más débil, saltaron de sus asientos, hambrientos de esos momentos que hace años no nos regalan nuestras selecciones nacionales de béisbol.
La unión que existió allí sirve también para hacer un mejor periodismo, según palabras del máximo líder de la organización en la provincia yumurina, que además ponderó el derroche de esfuerzo que hicieron todos, incluyendo a los imparciales, quienes sacrificaron sus ingresos económicos para que se pudiera realizar el evento.
Es cierto que hubo limitaciones y carencias, pero sería desvergonzado mencionar siquiera una, cuando, más allá del contexto donde se realizó, miras los ojos de los protagonistas y ves ese brillo casi infantil que solo tienen aquellos que están viviendo un sueño.
Los atletas sufrieron hipoglicemias, fracturas, dolores musculares y toda clase de contratiempos propios de la edad, pero ni uno solo abandonó su equipo hasta que el campeón levantó la copa en la ceremonia de clausura.
¡Wow Pedro, qué torneo! Matanzas fue una digna sede y nosotros, los que apenas en unas horas regresaremos a las oficinas, te agradecemos.